Carolina Herrera es una de las damas más elegantes; diseñadora y creativa de moda con fama internacional. Ha cumplido a comienzos de este 2024 ochenta y cinco años y desde que tenía cuarenta y dos se ha dedicado a su profesión con un éxito incontestable, que le ha deparado un patrimonio calculado en ciento treinta millones de dólares. Se ha casado en un par de ocasiones y es madre de cuatro hijas. En 2018 decidió retirarse abandonando la dirección creativa de sus empresas. Por supuesto sigue atenta a la evolución de la moda…y al devenir de sus negocios, diversificados no sólo en ropa femenina: también en fragancias, maquillajes, cosmética en general, bolsos, accesorios varios… Un imperio que la ha convertido en una de las mujeres más importantes de la moda en todo el mundo.
Su verdadera identidad responde a este nombre compuesto: María Carolina Josefina Pacanins Niño. Descendiente de una adinerada familia de Caracas, Venezuela. Una de sus abuelas, teniendo Carolina apenas trece años, la llevó a París para presenciar un desfile de Cristóbal Balenciaga. La adolescente quedó fascinada contemplando ese mundo de las pasarelas y modelos. Aunque tardó bastantes años hasta decidirse a diseñar ella misma sus creaciones y a comercializarlas cuando contaba cuarenta y dos años.
Ya era una mujer de mundo viviendo en Nueva York, donde alternaba con lo más granado de la sociedad norteamericana. Frecuentó los lugares más prestigiosos, como aquellos otros de moda: la discoteca Studio 54, donde se reunían todos los famosos del espectáculo en medio de una atmósfera de "glamour". Allí se hizo amiga de Andy Warhol, de Bianca Jagger y de todos los personajes que la prensa adjetivaba como "in": los que estaban "en la pomada", que diría un castizo; los imprescindibles en todo evento que sucediera en la capital de los rascacielos, como se repetía siempre al hablar de Nueva York.
Sólo tenía dieciocho años cuando se casó con Guillermo Behrens Tello, con quien tuvo dos hijas, Mercedes y María Luisa. Convivieron desde 1957 hasta 1964. Divorciada, Carolina contrajo un segundo matrimonio en 1969, con el aristócrata Ricardo Herrera Guevara, de quien tomó el primer apellido. Madre de nuevo de dos hijas, Carolina Adriana y Patricia Cristina. La primera de las citadas estuvo casada con el torero Miguel Báez "Litri" (hijo). El matrimonio de Carolina Herrera se mantiene felizmente a día de hoy.
A lo largo de su vida empresarial Carolina Herrera impuso sus trajes de chaqueta y ha dividido sus diseños en dos direcciones: una con aquellos inspirados para mujeres sofisticadas, pero también otros con destino a otras menos pudientes, con prendas más asequibles, pongamos para féminas de clase media alta, puede que también para las de poder económico menor, aunque sabido es que en ese mundo de la moda con firmas exclusivas nada puede ser barato. Por algo viene sucediendo que la ropa de Carolina Herrera, o de otros grandes de la refinada costura, se falsifica en países orientales, y se encuentran en los mercadillos y rastros. Compradoras las hay que presumen de llevarla mostrando una etiqueta falsa.
La Reina Isabel II de Inglaterra vistió en algunas ocasiones algunos vestidos de Carolina Herrera, muy clásicos, porque la monarca era sumamente conservadora, con sus sombreros del año de la polka. También los ha llevado nuestra Reina Letizia una vez, con ocasión de la subida al trono, precisamente, de Carlos III. Jacqueline Kennedy encargó el vestido de novia de su hija Caroline a Carolina Herrera, porque ella misma era cliente suya. Al igual que lo ha sido Michelle Obama. Y luego tenemos a las más grandes estrellas del cine luciendo exclusivas creaciones de la modista venezolana, a saber: Angelina Jolie, Michelle Pfeiffer, Nicole Kidman, Julia Roberts y un largo etcétera de bellezas. Entre la clientela española de Carolina Herrera figuran la Duquesa de Feria, Belén Rueda y muy recientemente Tamara Falcó para su tan aireada boda.
Carolina Herrera reside con su segundo marido en una lujosa vivienda en la exclusiva Park Avenue. Adquirió la nacionalidad estadounidense en 2009. Y ahora, a su provecta edad, cuida mucho el físico. Su atractivo es manifiesto. Y su prestancia, innata. Tuve la oportunidad hace unos años de cruzar unas palabras con ella y me pareció una de las damas más elegantes que haya conocido en mi peregrinaje periodístico, con la sensación de estar ante una gran señora, elegante y natural, porque la sencillez en el trato ha sabido ejercerla sin perder un ápice de su elevado nivel de vida.