El programa MásterChef, también en antena con otras variantes en el título, lleva en antena desde 2012. Jordi Cruz es uno de los componentes del trío que ejerce de jurado de los concursantes que participan, y que a veces reciben de su parte comentarios no siempre comprensivos acerca de los platos que preparan. Los otros dos colegas de este barcelonés de Manresa, nacido hace cuarenta y cinco años, son Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nájera. Esta es propietaria de una empresa de cátering, y su compañero antedicho dueño de un restaurante en Illescas (Toledo), llamado "El Bohío", fundado por su padre, al que conocí. Había sido mozo de espadas de un legendario matador de toros, Domingo Ortega, que era de un pueblo toledano, Borox.
Jordi Cruz soporta que lo llamen ególatra, arrogante, soberbio por la manera en que juzga a los participantes en MásterChef. Y no lo hace por propia voluntad: exigencias del guión. A cambio desde luego de cobrar una sustanciosa cantidad de euros, con el aditamento de que tanto a él como a Pepe y Samantha, la popularidad adquirida en la pequeña pantalla les sirve para sus respectivos negocios. En el caso de Jordi Cruz, cuatro restaurantes , como jefe de cocina, uno de ellos con dos estrellas Michelin, aunque hasta hace pocos meses ostentaba tres. Tuvo un gran disgusto cuando le arrebataron esa estrella.
Sus negocios van viento en popa. Promociona una marca de sartenes que llevan su nombre, otra de cubertería, un robot de cocina, vajillas, delantales, camisetas, juegos de café, morteros, cuchillos chuleteros…Autor de varios libros de recetas. En una palabra: se ha hecho rico, aunque ya en sus negocios de cocina, antes de llegar a MasterChef, reunía un patrimonio respetable. Todo lo contado no es fruto del azar, por supuesto, sino del espíritu creativo que siempre ha tenido Jordi Cruz, evolucionando ante los fogones con platos de su inventiva.
Y es digno de reconocer todo su esfuerzo hasta llegar a lo que hoy es partiendo de su infancia difícil, en un modesto hogar en el que su padre, obrero de una fábrica, trataba con excesiva severidad a su hijo. Así transcurrieron bastantes años. Y Jordi se buscó la vida trabajando de camarero en un bar de carretera, donde tras un tiempo pidió al dueño que le dejara meterse en la cocina para preparar algunos platos. Y allí fue donde Jordi, imaginativo, se inició como cocinero. Su padre, apenas pudo disfrutar del éxito de su hijo porque enfermó de Alzheimer. Esos últimos años de vida de su progenitor le sirvieron a Jordi para estrechar sus lazos de cariño con él, hasta que murió.
En 2019, ya siendo muy popular, Jordi Cruz se enamoró de una atractiva brasileña, Rebecca Lima, arquitecta, modelo y empresaria de moda, creadora de la línea Inti Brand. En estos cinco años de noviazgo su convivencia ha sido estable, aumentada su felicidad con la llegada en el pasado agosto de un niño, Noah. Por el momento no han decidido casarse.