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Paloma Barrientos: "Tamara Falcó es un producto. Ha conseguido algo muy difícil y que su madre no consiguió"

LD entrevista a la periodista del corazón con ocasión de la publicación de su nuevo libro sobre la vida de Isabel Preysler

LD entrevista a la periodista del corazón con ocasión de la publicación de su nuevo libro sobre la vida de Isabel Preysler
Paloma Barrientos | Paloma Barrientos - El Confidencial

Más de tres décadas han pasado desde que Paloma Barrientos viajó a Filipinas para documentarse sobre la vida de Isabel Preysler y escribir Isabel Preysler, reina de corazones. Y, en consecuencia, más de tres décadas han pasado desde que Umbral lo prologase y tildase su aura de exótica, hermética y poliándrica. Treinta años son muchos años para una figura como Isabel y toda su estirpe. Ha sido, casi, una obligación para Barrientos tener que actualizar la biografía de la reina de la prensa rosa.

En esta nueva edición, nuestra protagonista cuenta los últimos acontecimientos de la vida de Preysler: su viudez a raíz del fallecimiento de Miguel Boyer, su relación y ruptura con un Premio Nobel -Vargas Llosa-, las vidas adultas y nuevas familias de sus hijos y, por supuesto, el lugar privilegiado que se ha ganado su hija Tamara en las revistas, en la televisión y en las redes sociales.

LD entrevista a Paloma Barrientos para conocer la esencia de su nueva publicación y descubrir qué planes tiene de cara a su futuro laboral.

P: Isabel Preysler, reina de corazones, ¿de cuántos?

Paloma Barrientos (PB): Bueno, es que ella ha sido la representación de lo que es ser una mujer que ha tenido varios maridos, que se enamoraba y dejaba al anterior, pero, en cambio, nunca ha tenido mala imagen. No se entiende la trayectoria de Isabel Preysler sin saber sus orígenes. Ella viene a España a punto de cumplir los dieciocho años por un amor: su familia quiere separarla de ese primer amor, un personaje que en Manila no tenía buena aceptación. Se queda en España, se casa con Julio Iglesias -principalmente, porque está embarazada- y después se ha ido enamorando de quien nadie imaginaba: del Marqués de Griñón y, mucho menos, de Miguel Boyer. Un Miguel Boyer que, además, en ese momento tenía su vida más o menos estable y que estaba casado con Elena Arnedo, una mujer con un currículum académico y personal superpotente.

Esta es su parte frívola, su parte más social: es curioso que entablase relación con un hombre con el que no tenía absolutamente nada que ver y que, además, nunca se hubiesen encontrado por amigos comunes. Y por eso es reina de corazones, por los maridos que ha tenido y por Vargas Llosa. Y, además, porque tiene una cualidad: es capaz de entusiasmar o encandilar a las personas. Ella es…

P: ¿Seductora?

PB: Seductora. Esa es la palabra. Da igual que sean hombres que sean mujeres. Cuando ella se plantea que le interesa un hombre, va a por él. Es muy gracioso porque nos enteramos de que podía haber algo entre ella y Vargas Llosa por Andrés Arconada.

P: Sí, lo habéis contado en La Crónica Rosa.

PB: Andrés Arconada va al teatro porque Vargas Llosa estaba haciendo una obra con Aitana Sánchez-Gijón. Y, ¿quién estaba en la sala? ¡Isabel Preysler! ¡Que ni sabíamos que le gustaba el teatro! Y ese fue el inicio, aunque tampoco se le hizo mucho caso. Y, además, en la primera portada que les hicieron, que la saca la revista ¡Hola!, ellos aparecen de espaldas. Nunca había habido una portada en el mundo del corazón de espaldas. Ella es un personaje que sigue interesando.

P: El otro día dijiste que ella sigue siendo la más interesante de la familia.

PB: Sigue siendo la más interesante en cuanto a que tiene historia. Pero Tamara, que a ella le dedicó un capítulo, ha conseguido algo muy difícil y que su madre no consiguió. Tamara es un producto. Ella misma, en sí, es un producto. Ha conseguido que no se la identifique con una marca y estar en un medio como es la televisión. A Isabel se la identifica siempre con Porcelanosa y Ferrero Rocher. Y sus iniciativas en el mundo televisivo no han salido bien hasta este momento. Ahora con Netflix, tampoco. Ella es otra cosa. En cambio, Tamara es la que no nos imaginábamos que iba a salir del cascarón y de las faldas de su madre y resulta que es independiente y que tiene una vida absolutamente al margen. Y tiene una cosa muy buena: mientras Isabel Preysler pone la cruz cuando hay algo que no le gusta o le molesta, como hizo con Boris Izaguirre o conmigo, Tamara, en cambio, no. Tamara tiene mucho más equilibrio emocional en ese sentido y sabe disimular más sus amores y sus fobias.

P: Con esta eclosión de Tamara, ¿crees que Isabel está dando un paso al lado?

PB: No, no. Isabel Preysler no va a dar nunca un paso al lado. Es más, para mí, una de las cosas más llamativas de esta última etapa es su Instagram: ahora avisa cuándo va a salir, si va con sus amigas, si va a cenar...aparece un poco sin venir a cuento. Todo lo contrario. Ella siempre va a estar ahí. ¿Por qué sale ahora? Hay quien dice que es por una cuestión de ego y de seguir teniendo visibilidad. Hay otros que dicen que es porque se aburre y eso le divierte. En cambio, Tamara sabe cómo está, lo que tiene que subir, lo que no...pero como ella, es decir, como Tamara Falcó producto. Es verdad que Tamara es más Falcó que Preysler.

P: ¿Un apellido ha atemperado al otro?

PB: Sí, me refiero a todo: como personalidad, como independencia, como educación… Tamara es muy educada. En las primera parte cuento que era una niña muy caprichosa y de ahí que nunca pensáramos que iba a tener esa trayectoria a partir de MasterChef. Es una chica educada que contesta cuando la escribes. Isabel tiene más reducido el grupo de los buenos y los malos. A ella, hace mucho tiempo, cuando yo escribí el libro, no le gustó.

P: ¿Te lo ha perdonado ya?

PB: Es que no me tiene que perdonar. Creo que fui la primera, la única periodista que, hace años, viajó a Filipinas para investigar in situ lo que era la reina de corazones. Son historias que yo conté que ella ha ido contando en sus exclusivas en ¡Hola!: que se casó embarazada, la relación con Julio Iglesias y las infidelidades, cómo conoció al Marqués de Griñón, su relación con sus hijos… Todo lo que a ella le molestó en un principio, después, lo contó por los acuerdos económicos que tenía con la revista.

P: En su momento, Umbral dijo en el prólogo que una de las características de Isabel era el hermetismo. Casi cuarenta años después, no se puede seguir hablando de hermetismo, ¿no?

PB: Pues, fíjate, yo sí estoy de acuerdo con Umbral. En ese momento, y lo sigue siendo, Umbral era el escritor y el columnista más importante. Y sí, estoy de acuerdo con él; yo creo que sigue habiendo un hermetismo y que abre la puerta para las cosas que, realmente, le interesan. Y creo que ha sido a raíz de su relación con Vargas Llosa cuando hay un cambio y descubrimos a una Isabel Preysler que hace determinadas declaraciones con respecto al que ha sido su novio y filtra determinadas historias que perjudican al escritor que no había hecho nunca en su vida. También es verdad que tanto Julio Iglesias como el Marqués de Griñón han sido personas absolutamente discretas que nunca han hablado de su relación con Isabel ni de las rupturas.

P: Cuando lo dejó con Vargas Llosa, Isabel dijo que fue una ruptura que no le dolió nada. Si es verdad que el corazón no le dolió, ¿el ego sí?

PB: A esto me refería; yo creo que esas declaraciones no las habría hecho nunca con sus anteriores maridos. Ni siquiera con Miguel Boyer, que pasaron determinadas crisis. No sé… se podría hablar de cierto resentimiento porque Vargas Llosa, cuando lo dejan, contesta -y eso lo cuenta muy bien Federico Jiménez Losantos diciendo que es a partir del incidente del perro de Tamara con la televisión alemana y, sobre todo, a raíz del covid-. Esa es la verdadera historia y es que, después de ocho años, él no se encuentra en el mundo de Preysler. Lo que no imaginaba Isabel Preysler es que Vargas Llosa y su entorno contestaran.

A mí me han llamado mucho la atención algunas informaciones que filtró y esas declaraciones diciendo que no sufrió nada. ¿Después de ocho años de relación y convivencia? ¡Me extraña! Sobre todo porque no la beneficia. No se entiende.

P: En todas sus relaciones, siempre ha habido alguien -amigos, familiares políticos, gente del servicio… - que ha intentado tacharla de mala. Con declaraciones como la que comentas o con esa última actitud, ¿crees que ha dado veracidad a esas versiones?

PB: Llamar mala a una persona es complicado. Lo que sí es verdad es que todas las partes A tienen una cara B. Isabel Preysler tiene su cara A para los medios y su cara B, que la conocen quienes han tenido que vivirla. Pero ha tenido suerte porque no se ha hecho pública excepto por parte de un par de empleados del hogar.

La cara A es la dulzura, la sonrisa… Pero también está la cara B, como podemos tener cualquiera.

P: Si los padres de Isabel hubiesen sabido la vida que le esperaba en Madrid, ¿la habrían mandado a España?

PB: Yo creo que sí. Ella, en teoría, venía a pasar solo una temporada en Madrid y, luego, volvía a Manila. Aquí en Madrid ella se queda con sus tíos, que vivían en un ambiente top. Y gracias a eso conoce a alguna de las que siguen siendo sus amigas, como Carmen Martínez-Bordiú. Era una sociedad muy cerrada. No es como ahora, que la alta sociedad está mezclada con los faranduleros, con los televisivos… En aquellos años setenta, la alta sociedad era la alta sociedad. No había mezcla. Como mucho, con algunos flamencos en las fiestas.

P: Pero la mandan para evitar su vida amorosa y consiguen, prácticamente, todo lo contrario.

PB: Bueno, es que todo cambia cuando se queda embarazada de Julio Iglesias. En una de sus exclusivas contó que ella, en un principio, no quería casarse, pero, claro...eran unos años...

P: Las circunstancias mandaban

PB: ¡Claro! Para una chica relacionada con la buena sociedad, o te ibas a Londres a abortar o te tenías que casar. Y, en este caso, se casó. Y yo creo que Julio Iglesias se casó enamorado. Ella tenía tan solo diecinueve años y poca experiencia. Y esa boda marca su destino. Se queda en España definitivamente, Julio empieza a triunfar fuera... Isabel, al principio, junto a la mujer de Fraile, lo acompaña en esa tournée… Después ella se vuelve porque ya hay tres niños y Julio sigue con su carrera, que era lo más importante y sigue siendo lo más importante. Y luego empiezan las infidelidades e Isabel intima con el Marqués de Griñón

P: Si Isabel hubiese sabido la vida que, sobre todo al principio, iba a llevar su hija Chábeli, ¿habría hecho con su primogénita lo mismo que hicieron sus padres con ella? ¿Le habría gustado alejarla del foco?

PB: No. Estos niños, desde un principio, han estado en el foco mediático siempre; aparecían en los reportajes tanto de su madre como de su padre. Chábeli es portada de uno de los discos de Julio Iglesias que más vendió en el mundo, De niña a mujer. Cada cierto tiempo, Julio sacaba en portada a sus perros y a sus niños. E Isabel tres cuartos de lo mismo. En aquel momento, además, no era como ahora; se protegía mucho menos a los hijos.

Enrique Iglesias ha triunfado absolutamente al margen de la vida familiar y, de hecho, no participa en reportajes que tengan que ver con su intimidad. No fue a la boda de Tamara, tampoco a la de Ana… No quiere participar. Tiene una vida absolutamente independiente, familiar y profesionalmente.

Y luego Julio, que es el más divertido -lo cuento en el libro-, vive en Miami y cuando necesita dinero, se viene, promociona un producto y se vuelve. Julio José es un tipo simpático. Cuando viene, sabe que tiene que atender a los medios y se le puede preguntar de todo.

Chábeli, en cambio, que es a la que yo más conocí desde pequeñita, no ha sido nada simpática. Su propio padre lo decía y le ha dado toques. En una entrevista que hago a Julio Iglesias en Marbella, se lo digo, y me dijo "Es que mi hija está muy mal educada".

P: Paloma, ¿es verdad, como has dicho, que este va a ser tu último libro?

PB: Ay, ¡sí! (Risas) Estos son libros periodísticos; son verbo, sujeto y predicado. Son cosas que yo ya he escrito, de gente a la que conozco muy bien, pero sí. En su momento me ofrecieron una novela, pero es que soy incapaz. Para mí, más de dos mil palabras seguidas es un triunfo. Así que, sí. Vamos, lo tengo clarísimo (risas).

Y eso que los últimos libros que he hecho han sido actualizaciones. Bueno, el anterior, el de la Infanta Cristina, no; ese lo tuve que hacer en muy poco tiempo porque fue durante el proceso del caso Nóos. Pero el de Carmen Martínez-Bordiú, lo mismo. Lo publique con muchísima ayuda suya porque Carmen siempre ha sido estupenda y encantadora. Y, al cabo del tiempo, la editorial me pidió lo mismo, que lo actualizara.

Así que yo ya, por mi edad y por los personajes, no creo que tenga nada más que actualizar dentro de veinte años (risas).

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