
Marta Riesco ha vuelto a la televisión con su entrevista más importante hasta la fecha. Tras su ruptura con Antonio David Flores y el despido de Telecinco, la exreportera de El programa de Ana Rosa tuvo que reinventarse en medio de crisis de ansiedad y la depresión en la que se sumió. Su regreso ha sido de la mano de Ni que fuéramos..., el reinventado Sálvame, que este lunes emitió por partes una entrevista que se alargó hasta tres horas.
Uno de los momentos más difíciles en su vida fue cuando recibió su carta de despido tras una década trabajando como reportera de televisión. Marta asegura que se ha sentido maltratada por el medio porque "fue profundamente injusto conmigo". "Yo cometí muchísimos errores como persona que estaba detrás de las cámaras, no supe gestionar lo que suponía estar delante y todo el mundo se aprovechó de eso", confesó, haciendo hincapié en la "poca empatía" de los que le rodeaban.
Sus últimos días en televisión daba una imagen de mujer altiva y segura de sí misma en medio del triángulo amoroso con Olga Moreno y Flores y los insultos que recibía en algunos programas, especialmente en Sálvame. "Las audiencias eran lo que importaba y daba igual cómo me sintiera porque hacía buenos números. Me faltaron consejos. Cuando daba esa audiencia me adoraban, me querían, me invitaban a las mejores fiestas, no me faltaban whatsapps... Cuando llega la carta de despido todo se termina y se veta mi nombre en la cadena".
Su vida dio un giro radical cuando comenzó a protagonizar polémicas que dañaban la imagen de la cadena. "Estaba en una vorágine donde no sabía qué hacer, no sabía el camino que tenia que coger, tomaba malas decisiones y parecía que todo el mundo las aplaudía. No me reconocía a mí misma ante el espejo, la forma de hablar... Me quitaron lo que mejor tenía, mi simpatía y optimismo", aseguró.
"Yo mostraba una personalidad pero cuando los focos se apagaban, iba a los baños a vomitar. Tomaba pastillas para controlar los nervios, lloraba todo el rato, no me quería levantar de la cama. Pero una vez los focos se encendían pensaba en lo que me gustaba mi trabajo y no me podía permitir ser vulnerable en este medio porque me iba a pasar factura. Probablemente me tendría que haber mostrado más vulnerable que segura para que la gente me hubiese entendido mejor", reconoció, siendo consciente de que se convirtió en un personaje muy odiado de Telecinco.
Un relato que choca por completo con la imagen de felicidad y seguridad que Marta mostraba al mundo en ese momento. "Decía que era feliz pero no lo fui en ningún momento de esa etapa. Perdí el cariño de los profesionales del periodismo, la confianza de mucha gente. Mi vida era un caos, mi hermano me decía que no me reconocía, ni estaba orgulloso. Me puse una coraza para que no me hiciesen más daño", dijo emocionada".