
Loni Willison, una de las modelos más codiciadas y populares de principios de los 2000, vive una amarga realidad lejos de las luces y el glamour que alguna vez definieron su vida. En una triste ironía del destino, la exesposa de Jeremy Jackson, famoso por su papel en la icónica serio de los 90, Los vigilantes de la playa o en la docuserie, "After Baywatch: Moment in the Sun", ha quedado atrapada en una vida de pobreza extrema y marginalidad, pasando sus días en las calles de Los Ángeles.
Willison fue el rostro de numerosas campañas publicitarias y revistas de moda. Su belleza y éxito profesional la posicionaron en la cima del mundo del espectáculo. La historia de Willison comenzó a desmoronarse después de su divorcio en 2014, marcado por unos supuestos episodios de violencia doméstica con Jackson. Esta ruptura, lejos de ser el inicio de una nueva etapa, desató una serie de situaciones difíciles para la exmodelo.
La salud mental de Willison sufrió un colapso tras el divorcio, sumado a una creciente dependencia del alcohol y las drogas, lo que la condujo a perder su empleo en 2016, cuando trabajaba como asistente en un centro de cirugía estética en Los Ángeles. En 2018 fue vista por primera vez en las calles, empujando un carrito de supermercado con todas sus pertenencias.
Las imágenes de la exmodelo, comiendo de la basura y viviendo en condiciones extremas, no han tardado en hacerse virales. A pesar de la gravedad de su situación, algunos medios cuentan que Willison ha sido clara en afirmar que su vida en las calles fue una elección personal. Según ha contado, decidió adoptar este estilo de vida como una forma de supervivencia.
Algunas de sus elecciones, como su decisión de no bañarse durante largos periodos, parecen estar relacionadas con la necesidad de protección contra posibles agresiones sexuales, según contó la modelo en una entrevista en 2028.
A lo largo de los últimos años, algunos familiares y amigos han intentado ayudarla, pero la respuesta de Willison siempre ha sido negativa. En 2020, durante una entrevista, afirmó con firmeza: "No quiero que nadie me ayude. Estoy bien. Tengo todo lo que necesito".
Sin embargo, su salud parece estar cada vez peor, y las condiciones extremas de su vida en la calle solo empeoran su estado.