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La muerte de Tony Caravaca, mánager de las estrellas que se enemistó con Isabel Pantoja

Tony Caravaca representó a famosos y artistas de todo tipo en España. Su desaparición cierra un capítulo entero en su disciplina.

Tony Caravaca representó a famosos y artistas de todo tipo en España. Su desaparición cierra un capítulo entero en su disciplina.
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A los setenta y seis años ha muerto, en la clínica madrileña Jiménez Díaz, Tony Caravaca destacado representante artístico. Llevaba largo tiempo afectado por el alzhéimer, que se le complicó en los últimos días con un fuerte proceso gripal. En los últimos momentos de su vida tuvo a su lado a quien fuera su esposa, Charo Vega, de la que llevaba separado veinticinco años. Fueron padres de tres hijos.

Antonio Caravaca (todo el mundo lo llamaba por su apelativo familiar, Tony) destacó en ese mundo complicado de quienes llevan las carreras de artistas del cine o la canción, en su caso en esta última faceta. Antaño se les llamaba representantes, pero terminó cuajando la denominación sajona de "mánagers". Era una persona afable, tranquila, que al contrario de otros colegas no trataba de imponer con vehemencia los derechos de sus pupilos. Los periodistas que tuvimos contactos frecuentes con él encontrábamos a un paciente colaborador: nos podía facilitar algunas noticias, pero no recuerdo que traicionara nunca a sus representados en el sentido de facilitarnos confidencias de tipo íntimo, sobre todo amoroso.

El listado de esos artistas cuyas carreras llevó con eficacia, por lo general de uno en uno, con exclusividad si era posible, lo componían estos nombres: Isabel Pantoja, Bertín Osborne, Lola Flores, Lolita y en otras temporadas Rocío Jurado, Martes y Trece y algunos otros. Caravaca se manejaba muy bien con empresarios, periodistas y en general con cualquiera relevante en el mundo del espectáculo. Su colega Alfredo Fraile tuvo en su libro de memorias unas frases halagüeñas sobre su trabajo.

En un viaje que hice a París me viene a la memoria que coincidimos en el aeropuerto de Barajas y al llegar a la capital francesa supo convencerme para irme con él, invitado, a cenar en un "bistró" de moda, donde nada más traspasar sus puertas nos atendió su relaciones públicas, que no era otro que el viudo de Romy Schneider, Daniel Biassini, que se ganaba con ese trabajo los garbanzos. En ese local Tony Caravaca había citado a Bertín Osborne, bien acompañado por cierto por una espléndida belleza nórdica. Estaba claro que Caravaca, de manera sutil, pretendía que me interesara por la carrera de su representado, entonces un tanto a la baja, sabiendo que aquel viaje mío era para entrevistar a Julio Iglesias: "¡Dale recuerdos nuestros!", me dijo al despedirnos. En el fondo, ambos lo admiraban. De ahí que Bertín tomara un día la decisión de irse a vivir a Miami, como había hecho el creador de La vida sigue igual.

Con Isabel Pantoja nunca parece que hizo buenas migas. Se toleraban, simplemente. Y un día cortaron su contrato. En cambio con Lolita se llevó estupendamente y ahora lo elogiaba a la hora de su muerte. Contaba de él que era muy generoso, que jamás la engañó a la hora de cobrar su porcentaje y pagarle religiosamente sus "cachés". Y hasta cuando iban al casino, si era el único que ganaba, lo repartía con el grupo en que estuviera. O bien prestaba dinero a Lolita si se lo solicitaba. Anecdótico resulta lo que contaba ella misma que él le dijo cuando ya había empezado a convivir con Guillermo Furiase. "¿Y por qué no os casáis de una vez?" Y le hicieron caso… al casamentero que fue en esa ocasión Tony Caravaca.

Tony se caso con Charo Vega, que ya se había separado de su primer marido, Fernando Jiménez Varela, con quien tuvo una hija, Triana. En mis veraneos profesionales en Marbella, allá por los primeros años 70, los veía muy enamorados todos los días en la piscina del restaurante de Los Chory´s. Pero tarifaron. Y entonces entró en escena Tony Caravaca, que también frecuentaba Marbella. Al casarse, Triana fue a vivir con ellos, quienes luego serían padres de Maite, Antonio y Curro. Veintidós años estuvieron juntos, con problemas al final, que nunca quiso revelar ella. Lolita era íntima amiga de Charo. Y se alegró de aquella boda con quien era su "mánager". Quizás hubo algunos malentendidos, pero el caso es que Lolita contaba que desde el punto de vista únicamente amistoso, ella tuvo problemas con Tony. Insistimos que toda su carrera como representante estuvo presidida por un respeto mutuo. Era un excelente profesional.

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