
Llevaban cierto tiempo José Ortega Cano y su ex Ana María Aldón mejor avenidos pero miren por dónde el pasado sábado 31 de enero, el hijo de la pareja que este mes cumplirá doce años, estuvo anunciado en un festejo taurino celebrado en la placita La Peralera de Colmenar Viejo. Una becerrada en la que vestido de corto el chico demostró por lo menos valor, que el arte, si prosigue con su temprana vocación, y la técnica, ya las conseguirá. A decir de su hermana Gloria Camila, que asistió al acontecimiento taurino, José María estuvo genial. Enterada Ana María Aldón de que su hijo quiere ser torero, se ha llevado un disgusto tremendo y dado su carácter imaginamos que entre ella y su marido tendrán que plantearse quién se sale con la suya.
El caso es que Ortega Cano ha dicho varias veces que no quiere que su hijo persiga su sueño de ser torero, pues el sacrificio, bien lo sabe él, lo enfrentaría a situaciones muy difíciles, como son las cornadas. Por otra parte, en su fuero interno, José se sentiría orgulloso de que su hijo biológico triunfara en la misma profesión que él. El otro varón, adoptado, José Fernando, de veintiún años, sin oficio ni beneficio, que se lucra con cuanto puede sacar del banco de la cuenta que le dejó Rocío Jurado, no le ha dado a José sino constantes disgustos. Menos mal que la hermana de éste, la también adoptada Gloria Camila, que ya es mayor de edad, no le ha planteado tantos problemas en su educación.

Con José María, Ortega Cano se deshace en cariño y atenciones. Ha crecido el chico últimamente, no va mal en sus estudios, disfruta viendo festejos taurinos de la mano de su padre, quien ya la pasada temporada, al intervenir en un festival con motivo de celebrar su medio siglo de alternativa, lo sacó al ruedo para dar ambos la vuelta al redondel. Y este sábado último, decíamos, José estaba en la plaza de toros sin dejar un segundo de estar pendiente de las evoluciones del adolescente con la becerrita que le echaron en suerte. Por cierto: entre la media docena de aspirantes a novilleros se encontraba también Rafael Camino Jr., hijo del asimismo conocido matador de toros, nieto del "Niño Sabio de Camas", nacido del matrimonio roto de su padre y Natalia.
Por la mente de José Ortega Cano ha pasado el día de la becerrada de su hijo el recuerdo de cuándo él mismo tenía la edad de José María y con un mantel de cocina trataba de dar pases a un pastor alemán. Dura fue su vida hasta triunfar como torero, desde que se enroló en la parte seria de un espectáculo bufo del Bombero Torero donde quien llenaba las plazas era Blas Romero "Platanito", del que se aprovecharon unos empresarios vivales hasta que el susodicho acabó sin un duro y lleva mucho tiempo ganándose la vida vendiendo billetes de lotería. Ortega Cano supo triunfar en los ruedos, ganar millones, ganarse la confianza de Rocío Jurado, casarse con ella, y vivir el trágico final de la chipionera. Desaparecida ésta, la vida ya no fue tan placentera para el torero de Cartagena, se le vio en lugares nocturnos poco apropiados, le dio por la bebida, y por su estado, fue culpable de un accidente con resultado mortal del conductor ajeno a lo ocurrido en la carretera. Pasó año y medio en la cárcel, a la que iba a verlo la mujer con la que creía iba a ser una adorable esposa, frutera y después diseñadora de moda, Ana María Aldón. A ella esa boda le resultó rentable desde un punto de vista al margen de su matrimonio, pues era invitada a constantes programas de televisión, deparándole golosas cantidades de euros y una imagen que captó su vanidad. Pero la pareja acabó tarifando, entre otras cosas porque él había sido el marido de una estrella famosa por su arte y no por ser la mujer de un torero, y a la que nunca ha olvidado, aunque en su unión ocurrieran algunos pasajes llenos de nubarrones, cuando ella estaba pensando seriamente si podría mantener a flote la pareja.
En este recién inaugurado año, con todas las vivencias, alegres y tristes, en su intenso pasado, que ha tenido que afrontar Ortega Cano, él, que no puede dejar de lado los toros y a sus setenta y un años todavía se enfrenta de vez en cuando a algún novillo sin darse cuenta que ya no está para esos trotes, consciente de que como apoderado de novilleros no ha encontrado ninguno para llevarlo al éxito, quizá piense en el fondo que José María puede ser quien lo llene de ilusión, desde luego no exento asimismo de preocupaciones. Aunque su ex Ana María ponga el grito en el cielo.