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Paquita la del Barrio: el origen de "¿Me estás oyendo, inútil?" y el embrollo de su tercera "hija" que no era suya

Conocemos el origen de la mítica frase de Paquita la del Barrio "¿Me estás oyendo, inútil?"

Conocemos el origen de la mítica frase de Paquita la del Barrio "¿Me estás oyendo, inútil?"
Cordon Press

Conocida ya en "Chic" la noticia de la muerte de Paquita la del Barrio, me apresuro para añadir algunos pasajes de su vida. Su fallecimiento en Veracruz, a los setenta y ocho años, tras un infarto de miocardio, se temía desde hace tiempo a causa de sus dolencias pasadas: una neumonía, trombosis pulmonar, problemas por el nervio ciático que la obligaba últimamente a actuar en silla de ruedas… Una infección bacteriana en el estómago la padeció también recientemente. Y desde hace años tenía que recibir oxígeno porque aunque jamás fumó sí que era víctima del humo incesante que dominaba el ambiente de los locales donde cantaba.

El sobrenombre artístico lo adoptó cuando grabó en México "Barrio de faroles". Y así, anunciada como Paquita la del Barrio, la escuché cantar cuando vino a Madrid por vez primera – creo que única – mediado al año 1993 en la sede madrileña de la Casa de América. Obesa, luciendo un escote sin disimulo bajo el que exhibía un voluminoso busto y un vestido de lentejuelas, sin apenas sonreír, como si estuviera enfadada constantemente, desplegó durante una hora su repertorio, cuyos argumentos eran similares: a los hombres nos ponía a caer de un burro, sin dejar títere con cabeza.

¿Cuál es el porqué de esas canciones de desamor que la convirtieron en México en una original intérprete de boleros? Sus propias desgracias amorosas. Y antes que nada cuanto rodeó su llegada al mundo en Alto Lucero, pueblecito cercano a Xalapa, en el estado veracruzano.

Su madre la tuvo de soltera cuando ya había dado a luz a seis hijos, de distintos padres. A su progenitor, Paquita lo conoció a su edad de ocho años. Fue criada por su tía Lucía y unos abuelos. Tuvo dos trabajos en vida: en el Registro Civil de Xalapa y cantando en tugurios de mala muerte, hasta que pudo ya actuar en locales más dignos.

En el municipio donde prestaba sus servicios dio en enamorarse del tesorero, éste con cuarenta y cuatro años, ella con dieciséis. Tuvieron dos retoños, Iván Miguel y Javier. Todo parecía idílico para Paquita hasta que, muy tarde, descubrió que su pareja, Miguel Gerardo, estaba casado. Lo despidió, como puede imaginarse, dejando en ella las primeras de las muchas desdichas que sufriría en adelante.

Y es que dio en encamarse con un tendero de Jalapa, que la visitaba cada dos semanas, prometiéndola que pronto se casarían. Este caradura tenía mujer en Jalapa, pero también Paquita pecó de ingenua pues estuvo con él seis años, sin descubrir el pastel, hasta que pudo desenmascarar al muy libertino que la había engañado tantísimo tiempo.

Francisca Viveros Barradas, nuestra Paquita del Barrio, se instaló en Ciudad de México, donde comenzó a cantar en el restaurante "La Fogata Norteña". Transcurría el año 1970 cuando por el local apareció un cliente llamado Alfonso Martínez, quien lo frecuentaba a menudo; era dueño de otro restaurante, "La Riviera". Y en pocos días se quedó prendado de Paquita. Fue amor a primera vista. Atravesó ella tiempo más tarde un penoso suceso al perder dos gemelos, probablemente por el estado anímico en el que se encontraba, pendiente de su madre, que estaba muriéndose.

Luego de superar aquel traumático dolor Paquita iba a revivir un nuevo desengaño. El caballero en cuestión le ponía los cuernos en sus propias narices, con una camarera.

Después de aquella aventura y quizás alguna otra que se nos escapa, Paquita se juró que jamás se iría con ningún otro hombre, porque con el mentado Martínez, entre otras anécdotas, le ocurrió cierta semana que éste desapareció un viernes del hogar que compartían… y no volvió hasta el domingo. Cuando llegó al local que regentaba su mujer, en el instante que ésta se disponía a interpretar uno de sus habituales boleros, el "fugado" se quedó estupefacto ante Paquita, quien llena de ira le increpó así, mientras sonaba un piano: "¿Me estás oyendo inútil?" Frase que retuvo en la memoria para incluirla ya, a partir de entonces, estando ya separada de aquel individuo, en todas sus actuaciones. Se haría célebre.

Un episodio sorprendente le sucedería a Paquita la del Barrio, ya madre de dos hijos como quedó expuesto, al regresar de visita un día a su pueblo natal. Allí conoció a una niña recién nacida, a la que sus padres habían bautizado como Martha Elena. El progenitor, era hermano de Paquita. Prendada de la pequeña, al ver que en su hogar estaba mal atendida, enferma, se ofreció a ocuparse de ella y llevársela a Ciudad de México consigo. Por un tiempo, así sucedió, hasta que ese hermano quiso recuperar a Martha. Paquita insistió en tenerla para siempre como hija, dándole sus apellidos. Y así, tras convencer a los padres de la niña, Paquita la del Barrio se enorgullecía de ser "madre" de una hija que no era suya, sino adoptada.

Tal era su vocación musical y su medio de vida que Paquita la del Barrio nunca quiso retirarse. Disfrutó del éxito no sólo en México, sino en otros países de habla hispana. En los premios Billboard 2021 recibió uno de los galardones anuales concedidos por esa importante publicación. En el escenario fue acompañada por Bad Bunny, y éste, gentil, tomó el pie del micrófono para situarlo a la altura de Paquita, que era más bien bajita. Más tuvo algún problema hasta conseguirlo. Momento en el que, bromeando, la mexicana le lanzó este epíteto: "¡Inútil!".

No cesaron sus actuaciones en los últimos cuatro años, desafiando el tiempo, su edad, las complicaciones de salud que la iban minando. Y así le ha llegado su hora final, cuando seguía manteniendo en sus canciones que "los hombres son basura, gusanos, inútiles y que valemos menos que un cigarro". Dios la tenga en su gloria, que al menos quien esto escribe, no la tengo en cuenta por esos y tantos otros adjetivos dedicados a nuestro sexo.

En Chic

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