Nuria Fergó se dio a conocer a través de la primera edición de Operación Triunfo en 2001. Desde entonces ha ido sumando actuaciones y discos reflejando, junto a su indudable atractivo físico, el encanto de su voz, muy dúctil con el repertorio que ofrece dentro del pop melódico, mas también con otros géneros populares como las rancheras mexicanas. En cuanto a su vida personal estuvo casada con un empresario balear, productor discográfico llamado José Manuel Maíz, sólo un año, entre 2010 y 2011, siendo madre en ese último año de una niña, Martina. La ruptura le supuso cambiar de residencia, dejó aquel hogar de Palma de Mallorca y regresó a la península. Unos años después volvió a enamorarse, pero un par de incidencias de carácter familiar fueron causa de que la pareja retrasara la boda y en el presente todavía se han visto obligados a seguir posponiendo el deseado enlace.
Nuria Fernández Gómez siempre quiso ser cantante desde que era adolescente. Nacida en Nerja (Málaga) tenía como ídolos a Céline Dion, Tamara y Rosana. Sus padres la apuraban a que antes de elegir una profesión, adquiriese una formación académica. Sólo estudió COU, y después recibió lecciones de canto. Como era muy guapa, participó en un concurso local de belleza, quedando dama de Miss Nerja. Posteriormente tendría ocasión de debutar como modelo.
Su salto a la popularidad ya decíamos sucedió al integrarse en Barcelona a la escuela de Operación Triunfo. Y cuando semana tras semana fue poco a poco siendo conocida experimentó en la calle algo que nunca le había sucedido en su pueblo: ser objeto de curiosas miradas y peticiones de autógrafos y, con el tiempo, los acosos de móviles en demanda de selfies. Tan agobiada llegó a estar que vióse obligada a pedir cita a un psicoanalista para enfrentarse a tal experiencia. Tenía entonces veintidós años y confesó no estar acostumbrada a esa vorágine, a los viajes continuos para cumplir con las actuaciones, cara al público.
"Mis novios lo pasaron mal también", confiesa divertida recordando aquel periodo de sus inicios musicales. Amistades que no dejaron huella en Nuria, pues estaba enfrascada en su vocación y aún no se había decidido a tomarse en serio sus aventuras sentimentales. Hubo de elegir un nombre artístico que resultara llamativo: sus apellidos le parecieron vulgares. Pero se sirvió de ellos uniendo las iniciales de ambos, surgiendo así el definitivo Fergó, con el que fue anunciándose.
El amor, ya en serio, lo vivió a lo largo de tres años junto al ya citado anteriormente José Manuel Maíz. Pero fue casarse, tener una hija y, transcurrido sólo un año de la boda, darse cuenta que su unión se iba al garete. Y eso que aquel 22 de mayo de 2010 cuando acudió al templo mallorquín para su acontecimiento nupcial, lo hizo muy ilusionada. Y contenta de que tres de sus mejores amigas, compañeras en Operación Triunfo (Rosa, la ganadora del concurso, Chenoa y Gisela) estuvieran presentes en calidad de damas de honor.
Llegó octubre de 2011 y con ese mes, la ruptura matrimonial. Y aquello de deshacer la casa en la capital isleña, regresando a su añorada Nerja, con su pequeña Martina en brazos. Su familia se ocupó de la niña mientras Nuria cumplía sus compromisos artísticos. Unos pocos años después, en 2019, entendió que, para su carrera, era mejor desarrollarla viviendo en Madrid: se buscó un piso cercano a donde también tenían otro Chenoa y Natalia, "compis" del programa-concurso. Padeció como cada quisque la terrible pandemia. Y el consiguiente, inevitable parón que afectó a todo el mundo.
Para entonces, con los altibajos que siempre suceden en profesiones tan inestables como la música, Nuria Fergó fue manteniendo su nombre, consciente de que eran bastantes las rivales que existían, muchas de ellas procedentes también de Operación Triunfo. Sus tres primeros álbumes tuvieron en general aceptable acogida. Piezas como "Brisa de esperanza", la primera, junto a "Quiéreme" y "Las palabritas", fueron las más escuchadas. Para sus actuaciones en directo no quiso apoyarse sólo en un repertorio propio, sino que preparó versiones de éxitos ajenos, como "Hijo de la luna", "Quererte a ti" y algunas rancheras, caso de "La media vuelta" y "Volver, volver". Hasta consiguió grabar duetos con Ana Belén, Manu Tenorio y otros colegas. Lo más sorprendente sucedió con el estreno de un par de espectáculos, uno en homenaje a María Dolores Pradera y otro a Sara Montiel. No se parecía a ninguna, sobre todo a la artista manchega. Eligió cuidadosamente lo mejor de los éxitos de cada una y así consiguió mantener el interés y la amenidad ante su público.
¿Y su vida amorosa, quebrada con el divorcio? Conoció al argentino Juan Pablo Lauro, cuatro años menor, empresario y creo asimismo que piloto. No era desconocido para las revistas rosas, pues había estado casado durante siete años con la periodista Irene Villa, víctima como se recordará de un acto terrorista junto a su madre. Tuvieron tres hijos. Y así como Irene rehízo su existencia sentimental casándose en septiembre de 2024, el tal Juan Pablo, con anterioridad, anunció sus segundas nupcias y las de Nuria Fergó en septiembre de 2023. El futuro se presentaba halagüeño para la pareja. Mas he aquí que un inesperado episodio retrasó la ceremonia que con tanta ilusión preparaban: el novio cayó repentinamente enfermo. Tanto que a causa de una neumonía estuvo a punto de irse al otro mundo.
Dejaron pasar unos meses hasta que Juan Pablo se recuperara. Pero también el infortunio volvió a poner en apuros a la pareja: el padre de Nuria fue diagnosticado de cáncer. La cantante decidió que su boda tenía que retrasarse de nuevo, tan conmocionada como estaba. Han sido meses de angustia, perdida toda esperanza, hasta que a primeros de este mes de abril falleció el progenitor de Nuria. Juan Pablo Lauro, comprensivo, está permanentemente unido a ella, esperando que el paso de un tiempo, lo más breve posible, permita que ambos puedan unir sus vidas, en una boda ya dos veces cancelada.