Gene Hackman ha sido enterrado en una tumba sin nombre por voluntad expresa de sus hijos
El actor excluyó a sus hijos del testamento y dejó una fortuna de 80 millones de dólares ahora en disputa judicial.
Gene Hackman, leyenda viva del cine, descansa hoy en una tumba sin nombre, en un rincón apartado de Nuevo México. Una flor solitaria es el único signo que marca el lugar donde yace junto a su esposa, Betsy Arakawa. No hay fechas, ni inscripción alguna. Esta decisión, lejos de ser accidental, fue tomada por sus propios hijos —Christopher, Elizabeth y Leslie—, responsables de organizar el sepelio tras años de distanciamiento con el actor.
La sobriedad del entierro contrasta con la magnitud de la figura que fue Hackman: dos veces ganador del Oscar, protagonista de títulos como The French Connection o Sin perdón, y uno de los nombres más sólidos de la industria cinematográfica del siglo XX. Según publica MailOnline, los hijos del actor optaron por una ceremonia íntima, sin cobertura pública ni homenajes oficiales. Irish Star añade que los cuerpos no fueron enterrados hasta dos meses después de su hallazgo, debido a la complejidad de la investigación forense.
Una muerte solitaria
El contexto de su fallecimiento no hace sino agravar la tragedia. Hackman, de 95 años y afectado por un avanzado alzhéimer, fue hallado sin vida en su residencia de Santa Fe, días después de la muerte de su esposa. Betsy Arakawa, de 65 años, había sucumbido a un inusual síndrome pulmonar provocado por hantavirus, una extraña enfermedad vinculada a la exposición a excrementos de roedores. El actor, incapaz de cuidarse por sí mismo tras la pérdida de su compañera, murió en medio de un entorno de abandono, rodeado de escombros. La autopsia reveló insuficiencia cardíaca, problemas renales y presencia de acetona en su estómago, lo que sugiere que pasó sus últimos días sin comer.
Fortuna en disputa
Pero la crudeza de sus últimos momentos no se detiene ahí. La herencia de Hackman, estimada en 80 millones de dólares, ha dado pie a una batalla legal. Pese a ser sus únicos descendientes, sus hijos fueron excluidos del testamento. El patrimonio iba a ser gestionado por fideicomisarios ya fallecidos, lo que forzó una petición de emergencia para designar a un nuevo administrador temporal.
BBC ha consultado al abogado californiano Tre Lovell, quien aclara que "el patrimonio será sometido a un proceso de sucesión de acuerdo con las leyes de sucesión intestada, y los hijos serían legalmente los siguientes en la línea de herencia".
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