
Tras la muerte de Tony Cruz, que fuera componente de La Trinca, y responsable de la productora que creó Operación Triunfo, se han destapado datos, aunque no los suficientes, sobre su discretísima vida personal. Comenzando por la enfermedad que lo ha llevado al otro mundo, un cáncer fulminante, que no quiso comunicarlo públicamente salvo a unas pocas personas de su entorno, tres meses antes de su final.
Rastreando su biografía sentimental, cuantos medios informativos han intentado aportar datos al respecto, no han podido facilitar datos concretos, nombres de las mujeres que amó. Se ha sabido que tuvo varias novias, especulándose si llegó a casarse con alguna de ellas. Sin asegurar si lo estuvo, lo único cierto es que con una de ellas fue padre de dos hijos.
En el entierro y el posterior funeral comparecieron dos ‘viudas’. Una de ellas pudo ser la madre de esos dos hijos. La otra fue fácil de identificar: Mónica Carbonell, jefa de casting de Operación Triunfo, que fue su pareja durante tres años.
Pero asimismo tuvo después a su lado a una joven que fue quien lo cuidó últimamente. ¿Pudo ser la otra viuda que acudió al cementerio, y no la supuesta madre de los dos hijos, como nos preguntábamos? El caso es que este último amor de Tony Cruz nunca quiso aparecer en ningún medio de comunicación, manteniendo oculta su identidad.
Lo que se suscita ahora es si el legado del fallecido irá a parar a algún familiar directo. Por supuesto que sus hijos tienen sus derechos legales. Pero ¿también alguna de sus mujeres, por ejemplo la última, podría recibir buena parte de la herencia?
Antonio Cruz Llauna, que así se llamaba el cantautor cómico y empresario, que hubiera cumplido setenta y nueve años pocos días después de su óbito, natural de Gerona, ha dejado un importante patrimonio, que quizás pudiera ser objeto de disputas entre su presunta o supuestas herederas, al margen de sus dos descendientes. Salvo, claro está, que el fallecido hubiera dejado testamento.

