El verano en Mallorca ha devuelto a la Familia Real a su faceta más relajada y cercana. Tras la regata de la Copa del Rey de Vela, Felipe VI sorprendió al público asistiendo al concierto de su amigo Jaume Inglada. La escena fue tan inesperada como divertida: el rey, sonriente, cantó y tarareó la versión de Luis Miguel de Échame a mí la culpa, sorprendiendo a todos los asistentes.
No era solo un gesto espontáneo, sino la prueba de la complicidad que mantiene con su círculo más íntimo. Inglada, al que también une amistad con Carolina Cerezuela y el conocido grupo de amigos Cocoa, ha compartido con el monarca largas cenas y veladas musicales. Ver al rey relajado, riendo y cantando como uno más, lejos del protocolo, ofreció una imagen poco habitual que encantó a los presentes.
El programa ha lanzado una exclusiva, y es que Ana Mateu ha revelado que la reina Sofía llegó ayer a Palma a las siete de la tarde y esta noche está previsto que, junto a los reyes y las infantas, asista a la tradicional recepción social balear. La reina emérita ha tenido que retrasar su viaje debido al grave estado de salud de su hermana, Irene de Grecia, que ha obligado a la Familia Real a cambiar sus planes de verano.
Por otro lado, se ha vivido un momento muy emotivo en la Familia Real, con la aparición de la princesa Leonor en el Club Náutico. Tras cuatro años sin dejarse ver por allí, su presencia junto a su padre regaló una de esas imágenes que hacen historia: un beso cariñoso y un "suerte, papá" que rápidamente se convirtió en la portada emocional del verano. Para la prensa acreditada y para los mallorquines, que echaban de menos esa normalidad en Marivent, fue todo un regalo.
Esa naturalidad recordó a los tiempos en que era habitual ver a la reina Sofía o a la infanta Elena desayunando un café con pincho de tortilla en cualquier terraza de la isla. La aparición de la princesa devolvió algo de esa cotidianidad perdida, y la sonrisa de Felipe VI lo decía todo. Hacía tiempo que no se veía al monarca tan distendido, disfrutando de sus pasiones entre amigos, regatas y familia.
El broche lo puso la reina Letizia, que volvió a acaparar todas las miradas en el Atlántida Film Fest con un elegante vestido blanco y un espectacular brazalete de Suma Cruz. Sus apariciones más arriesgadas suelen reservarse para el mundo del arte y el cine, y esta no fue la excepción. Entre regatas, conciertos, cine y sonrisas, la Familia Real ha recuperado en Mallorca el sabor de un verano feliz y muy fotogénico.