
Corrían los primeros años 30 del pasado siglo cuando dos jóvenes judíos, Jerry Siegel y Joe Shuster crearon un personaje de comic que pasaría a la historia como un mito de los héroes de ciencia-ficción: Superman, el hombre de acero. Para ambos, en hebreo, su nombre era el de Kal -El. Dado el éxito de aquella publicación, años más tarde las aventuras de ese tipo que conseguía volar para luego, con los pies en la tierra, ejercer de periodista de un imaginado Daily Planet, se llevaron al cine en varias ocasiones, con secuelas más o menos afortunadas, hasta que Richard Lester logró la versión más acertada con un protagonista excelente, Christopher Reeve. El destino le tenía guardado un triste final: quien en la pantalla aparecía como vencedor de toda clase de gestas, murió de resultas de una caída de caballo. Ahora, ese mismo personaje, en un remake dirigido por James Gunn, lo ha interpretado, con otro estilo, David Corenswet.
¿Quién es este actor, de treinta y dos años, cumplidos el pasado mes de julio, natural de Filadelfia? No es conocido en nuestros lares aunque en Estados Unidos había ganado cierta reputación en varias series televisivas The Polician una de ellas, en 2019. Ni qué decir que su interpretación de Superman ahora, haya gustado más a unos que a otros, porque todavía se recuerda cómo lo hizo Christopher Reeve, le ha proporcionado una popularidad inesperada. Cuando fue elegido para ese papel, tras una concienzuda selección, creyó tocar el cielo.
Procede este actor de una familia judía, cuyo padre fue actor teatral para luego ejercer la abogacía. Interpretar la doble personalidad de Superman/Clark Kent le obligó antes de colocarse ante las cámaras a un sacrificado esfuerzo físico e incluso psicológico. En primer lugar tuvo que entrenar duramente en un gimnasio. Entrenamiento duro de pecho y espalda, día tras día. Realizando ejercicios de bíceps, tríceps, pectorales, glúteos… A propósito: cuando tenían que vestirlo con las ajustadas mallas e introducir en ellas sus partes pudendas, originaron un problema, entre reprimidas risas de sus ayudantes. Las escenas de acción y acrobacias las ejecutó con un arnés.
Le obligaron, amén de lo contado, a ganar peso. Y de noventa kilos pasó a ciento ocho. Veinte de ellos aplicados en los músculos. El director le insistía que debía aparentar el físico de un granjero pero no el de un culturista completo. Consumía al principio cuatro mil quinientas calorías diariamente, con alimentos integrales; luego descendió a tres mil quinientas. Su régimen alimenticio se componía de proteínas, siete comidas por jornada, claras de huevo, yogur, carnes, pescado, arroz, patatas, verduras y batidos. Dormir, lo suficiente.
De manera disciplinada David Corenswet cumplió cuanto el director le decía, junto a las indicaciones de expertos nutricionistas. El resultado en ese sentido fue positivo. La crítica que haya recibido tras el estreno de la película, si no ha sido muy entusiasta, no ha sido desfavorable del todo para este nuevo Superman.
En su comunidad judía lo consideran como discreto, intenso, intelectual. Ha llevado una vida lo más alejada de una exagerada exposición pública, negándose a acceder a muchas entrevistas: sólo las imprescindibles, en medios importantes. También tiene buen sentido del humor, como exhibió durante el rodaje. Huye del lenguaje soez. Su vida transcurre tranquila, rodeado de sus mejores amigos, que dicen de él que es alegre y bondadoso. Prefiere estar en casa a exhibirse fuera de ella. Previendo que cuando se estrenara Superman iba a ser objeto de la persecución de reporteros y admiradores, bromeaba: "Tendré que proporcionarme unas gafas a lo Groucho Marx y un bigote también".
Está casado con la actriz Julia Best Warner, desde 2023. Ella es católica y como David es judío la ceremonia nupcial hubo de celebrarse con un rabino y un sacerdote, siguiendo el ritual de las dos religiones. La pareja tiene una hija.

