
Hacía meses que el nombre de Mario Conde no aparecía en los medios de comunicación, hasta que días atrás, entrevistado en las páginas de El Mundo, supimos de sus últimas andanzas, viviendo en Edimburgo, con algunos viajes a Sevilla, donde piensa convivir con su último amor, una empresaria catalana.
Tiene el antiguo presidente de Banesto una actividad no muy común. Sin ir más lejos, el pasado 27 de septiembre anunciaba un acto público con la finalidad de contemplar vídeos suyos, para también ir contestando a preguntas de una entrevistadora, Karla Vázquez; imágenes que, desde hace tiempo, ha venido dando a conocer bajo el epígrafe de "El legado". Cuenta todas sus peripecias carcelarias, su vida personal, y su condición de ex banquero, cuando se hizo millonario y era considerado un genio de los negocios, icono para miles de jóvenes que lo tenían como modelo a seguir. Todo ello, con mayor difusión, podría conseguirlo en algún programa de televisión pero no parece que haya cadena alguna interesada en ello.
Podríamos resumir así su vida: cinco años de carrera universitaria, dos opositando a la abogacía del Estado, que logró con el número 1, cinco más como socio con Juan Abelló de una empresa farmacéutica, que vendieron a la multinacional italiana Montedison por la escalofriante cantidad de cincuenta y ocho mil millones de pesetas, que invirtieron en acciones de Banesto, donde ostentaron la vicepresidencia de la entidad bancaria, hasta que ambos tarifaron y Mario Conde consiguió la presidencia del entonces primer banco de España. Más adelante, a instancias del Ministerio de Hacienda, fue condenado a veinte años de cárcel por estafa y apropiación indebida. Cumplida la sentencia, el ex banquero mantiene que no cometió delito alguno, no robó dinero y en todo caso, de haber cometido ciertos delitos, que no cita, no fueron por los que pagó con la prisión.
En una lista hecha pública por el Fisco en 2018 figuraba entre los cuatro ciudadanos morosos de elevadas cantidades sin pagar, con una deuda alrededor de quince millones de euros. Detrás de Rodrigo Rato, Miguel Bosé y el futbolista Daniel Alves. Mario Conde, a día de hoy, alude que no debe ni un euro a Hacienda en tanto declara que durante sus procesos judiciales fue expropiado de ciertas cantidades de dinero y obras de arte. Este proceso judicial parece ir para largo. ¿Tiene fuera de España en algunos paraísos fiscales buena parte de su patrimonio del pasado? Interrogante al que elude responder o, en todo caso, negar. Si ello es casi imposible demostrar, el misterio acerca de su legado económico seguirá unido a su intensa biografía.
Solo cabe especular que antes de ser acusado por Hacienda, tácito era su deseo de aspirar a la presidencia del Gobierno de España. Por un lado Felipe González y por otro, el más interesado José María Aznar, le arrebataron sus posibilidades de llegar a la Moncloa.
Ha confesado Mario Conde que en la cárcel de Alcalá-Meco, ocupado en ir anotando en un listado la llegada de más presos, dio con uno que resultó ser miembro de ETA, quien le confesó: "Yo estaba encargado de asesinarlo, pero cuando preparaba el atentado, usted entró en esta prisión". Fue cuando el ex banquero dijo para sí mismo: "La cárcel me salvó la vida entonces".
De haber llegado a un acuerdo con el Banco de España y Hacienda Mario Conde quizás no hubiera dado con sus huesos en Alcalá-Meco. Su entonces esposa, Lourdes, le aconsejó que aceptara lo que le proponían: dimitir de la presidencia de Banesto a cambio de obtener trescientos millones de dólares, al cambio. Pero no aceptó. Y así le fue…
Citada Lourdes Arroyo, fue su primera mujer desde su boda en 1973 hasta que la muerte de su pareja en 2007, víctima de un fulminante cáncer, lo convirtió en un dolorido viudo, padre de dos hijos, Alejandra y Mario. No se le conocieron después otras relaciones femeninas hasta que en 2010 matrimonió en segundas nupcias con una profesora de Derecho, María Pérez-Ugena Corominas. Después, ya no quiso más reincidir en el casorio, tras su ruptura con ella, a la que sustituyó como pareja más adelante, en 2020, por la andaluza Adriana Torres, marquesa de Casa Mendaro. Relación rota después de tres años de convivencia. En la actualidad, está de nuevo ilusionado con una catalana, de nombre María José Castellví, de cincuenta y tres años, veinticuatro más joven que él, empresaria en negocios inmobiliarios y turísticos, de adinerada familia. Enviudó de Carlos Arbó y es madre de dos hijos. Tiene también una firma de joyería.
Se conocieron en el transcurso de un festival taurino en Cantillana (Sevilla) el 14 de febrero de este mismo año. Varios amigos de ambos terminaron en la finca de Mario, y allí es donde entablaron una animada conversación que, en poco tiempo se ha convertido en noviazgo. Por entonces, en esos días finales del invierno, él había hecho pública su ruptura con Adriana Torres, aunque ya llevaban meses separados.
Mario y María José ya han compartido más que palabras en la casa sevillana del ex banquero, vivienda de cuatro plantas en el centro de la capital andaluza, donde ya han hecho planes para convivir y quizás, casarse. Aunque en esto del casorio él se muestra cauto para legalizar una nueva unión de carácter civil.
Mario Conde tiene varias empresas, una de ellas dedicada a una marca de aceite, que codirige con sus hijos. Pasa desde hace unas temporadas parte de su tiempo en Edimburgo. Sorprendió aquella decisión, explicando que estaba muy interesado en estudiar la Ilustración escocesa, llevado obsesivamente por desentrañar de qué parte de su ADN tiene orígenes en ese país. El caso es que, al decidir ese viaje a Gran Bretaña, dejó entonces a su novia, Adriana, dijo que volvería en seis meses y ha alargado su estancia en tierras escocesas. Pero ahora, enamorado de nuevo, ya vuelve a Sevilla para instalarse allí toda vez que haya culminado sus investigaciones genéticas.

