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La actriz Elvira Mínguez confiesa que su padre cometió abusos sexuales con ella

La actriz revela el maltrato infantil de su progenitor, mientras su madre, consciente, le pedía silencio.

La actriz revela el maltrato infantil de su progenitor, mientras su madre, consciente, le pedía silencio.
Cordon Press

Valiente ha sido la actriz Elvira Mínguez al confesar haber sido víctima de abusos sexuales por parte de su padre, aunque tan escabrosos recuerdos sucedieran cuando ella contaba pocos años. Era un episodio que difícilmente puede olvidar, que la martirizaba. Y al hacerlo público a través de una reciente entrevista en la cadena Ser, digamos que, psicológicamente, se ha quitado un peso de encima.

Para situar, de entrada brevemente quién es Elvira Mínguez, excelente actriz, directora cinematográfica y escritora, sinteticemos algunos de sus trabajos. Ganó un Goya en 2005 a la mejor actriz de reparto por su interpretación en la película "Tapas". Y en televisión, ha intervenido en series como "El tiempo entre costuras", "Todos lo saben", "Sin identidad"… Es natural de Valladolid donde nació hace sesenta años.

De su progenitor cuenta que era considerado en su círculo de amistades como un hombre amable, divertido, inteligente… Claro que en casa mostraba otra faz muy diferente. La tomó con Elvira, llevado por una pulsión erótica propia de un desequilibrado, aunque sin llegar a forzarla, pero sí abusando sexualmente de cuando ella era sólo una niña. ¿Qué podía hacer la niña, sin entender por qué su padre la abordaba nervioso, encima de ella, besuqueándola y haciéndola objeto de tocamientos? Lo que sucedía a menudo.

El entorno familiar de Elvira Mínguez permitía aquel horror, empezando por la madre quien cuando escuchaba los llantos de la pequeña, se encogía de hombros, dando a entender su impotencia para enfrentarse a su marido. "Que tu mano derecha no sepa lo que hace la mano izquierda", le decía a aquella, un sinsentido al que añadía, para que Elvira no contara a nadie aquellas acciones libertinas de su padre: "Los trapos sucios se lavan en casa, no lo olvides".

Manera de taparse los ojos y oídos, cuando casi diariamente era testigo de cuanto aquel asqueroso tipo cometía con una infeliz criatura. Con el paso del tiempo, Elvira Mínguez se ha preguntado muchas veces cómo su madre parecía ignorar lo que ocurría en casa y callaba, cobardemente, sin querer afrontar el violento proceder, libidinoso, de su marido, al que podría haber denunciado. Se disculparía para sí misma en esos años del franquismo donde el macho ibérico gozaba a veces de inmunidad frente a mujeres - y niñas en este caso – víctimas inocentes de esas conductas. ¡Cuántos pederastas habría sin castigos como el miserable padre de la hoy excelente actriz!

Elvira Mínguez acusó mentalmente aquellos pasajes de su niñez. Cuando acudió más adelante a la consulta de un facultativo fue diagnosticada de amnesia infantil y hubo de seguir un tratamiento psicológico y terapia a lo largo de infinidad de sesiones.

Puede que huyendo de casa, en búsqueda de un futuro que en Valladolid le era difícil de encontrar, se marchó a Madrid para estudiar Ciencias Biológicas. Ni por asomo en aquellos años juveniles se le había pasado por la cabeza ser actriz. Dado que no disponía de dinero lo único que encontró para sufragarse las clases en la Universidad fue un trabajo en la hoy desaparecida Casa Patas, local dedicado al flamenco, donde limpiaba los retretes.

Poco a poco, abandonando la carrera de Biológicas, se interesó por los diseños de modas; luego, llevada por su facilidad para dibujar, pasó por una escuela de Bellas Artes. Se nos hace algo complicado entender cómo asimismo le entró de pronto la curiosidad por la Física Cuántica. Al tiempo que probaba suerte en otra escuela, Le Cordon Bleu, dedicada a la gastronomía.

Y en ese inestable proceder en búsqueda de un medio laboral que respondiera a su impredecible vocación, al fin, se decidió por ser actriz. Debutó en las tablas, en pequeños papeles. Fue adquiriendo la seguridad necesaria, y la aptitud precisa, hasta que fue consiguiendo en la década de los 90 del pasado siglo papeles de menor a mayor importancia. Así, apareció en películas notables: "Historias del Kronen", "La buena estrella", "Lágrimas negras", "Días contados", de 1995, donde su personaje era el de una terrorista de ETA, hasta que logró ser ya protagonista del filme "Me llamo Sara".

Saltó al cine internacional, en "Pasos de baile", que dirigió John Malkovich, junto a Javier Bardem, y en "El misterio de Wells", cuyo reparto lo encabezaban Willem Dafoe y Vincent Cassel.

De lo que se ha sabido poco es de su vida sentimental, que ha protegido de la curiosidad periodística. Se emparejó con el director y productor Juan Vicente Córdoba; fue madre de dos hijos, chico y chica y tras diecisiete años de convivencia rompió con su compañero. Después, parece ser que ligó su vida a la del cineasta y publicista José Manuel Carrasco.

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