Faltan nueve meses para que Susanna Griso se case con Luís Enríquez Nistal, en la que serán para ambos sus segundas nupcias. Si hasta hace muy poco la popular presentadora llevó este noviazgo con absoluta discreción, no ha querido dar muchos datos sobre su enlace. Sí ha dicho cuándo, el 25 de julio del año próximo; pero no dónde. Solo que será en un paraje de la Costa Brava, muy querido por ella.
Puestos a elucidar ese sitio, podría ser en el Bajo Ampurdán y en tal entorno, el ayuntamiento de S'Agaró, espléndido lugar turístico de gran belleza, puesto que el enlace será de carácter civil. Los novios ya celebraron antes con sus primeras parejas una boda religiosa.
Susanna, que nació en Barcelona hace cincuenta y seis años, cumplidos el pasado 8 de octubre, ya es propietaria de una masía en el pueblecito de mil habitantes, L'Armentera, situado entre Ampurias y San Pedro Pescador. Que no está muy lejos de donde apostamos podría casarse.
La historia de cómo se conocieron Susanna y Luís se remonta a 2007, presentados por un amigo común, el recordado periodista David Gistau. Pero por esas calendas ambos estaban casados felizmente. Pudo ocurrir que entre ambos surgieran chispazos de mutua simpatía y admiración. El caso es que por las profesiones de ambos – ella periodista y él ejecutivo de varias empresas del sector – volvieron a verse en algunos eventos. Y pasados dieciocho años exactamente, a primeros de este 2025, el reencuentro no pudo ser más oportuno: los dos estaban divorciados, nada les ataba para iniciar un romance, con visos estables. Como así ha sido, pues pocos meses más tarde no tuvieron más remedio que asentir que se querían, deseando casarse cuanto antes. Por compromisos profesionales seguramente han fijado la fecha un pelín lejana, dentro de nueve meses, como apuntábamos.
Susanna Griso estuvo anteriormente casada con un compañero de profesión, Carlos Torras, desde 1997 hasta 2021, siendo padres de dos hijos, Jan y Mireia. Adoptaron una niña africana, Dorcette. Para acoger luego a Koundus, un niño de Ghana.
Roto ese matrimonio, Susanna Griso mantuvo relaciones sentimentales por espacio de dos años, hasta 2024, con un empresario sevillano de ropa y vinos, Íñigo Afán de Ribera. Y cuando concluyó ese romance, la presentadora catalana volvió a ilusionarse, como hemos contado, cuando pocos meses antes pensaba que no iba a casarse nunca más, a pesar de tener hijos mayores. El afortunado ha sido Luís Enríquez Nistal, licenciado en Económicas y Empresariales, de cincuenta y cuatro años, dos menos que Susanna. Con un brillante currículo profesional como ejecutivo, responsable de varias empresas periodísticas: Unidad Editorial, Vocento, asesor de El Confidencial, tiene una consultora propia. Estando de vacaciones en Argentina con Susanna le pidió matrimonio. Y ya en Madrid, de modo muy romántico y por sorpresa ya se ha sabido que le dejó bajo la taza de café de todos los días, a eso de las cinco de la mañana, un anillo de pedida.
Susanna Griso Raventós pertenece a una familia barcelonesa de clase alta. Su padre era empresario en el sector textil y su madre vinculada a un grupo bodeguero, el del cava Codorníu. De los siete hermanos, dos murieron: Damián, de sida, y la primogénita, a causa de un infarto. Susanna acusó, como puede suponerse, esas desgracias.
Vocacionalmente entregada al periodismo, trabajó primero en emisoras de radio catalanas, en TV3, para trasladarse a Madrid, contratada por Antena 3, donde formó pareja televisiva junto al ya veterano Matías Prats. Su buen quehacer ante las cámaras le permitió aparecer ya ella sola al frente de un programa informativo, ‘Espejo público’, en el que se ha consolidado tras cumplir en él dos decenios. Allí ha demostrado su talento como entrevistadora. En ese espacio, ha revelado que a lo largo de esos veinte años quisieron ligarla tres personajes muy conocidos (obvia sus identidades), un empresario, un político y un actor. Les dio calabazas sin contemplaciones.
Ha ido venciendo su natural timidez. Conquista ante las cámaras de la pequeña pantalla con su hermosa sonrisa. Se ha ganado con plena justicia una cotización elevada en su profesión, al punto que es una de las mejores pagadas, calculándose que llega a cobrar al año tres millones de euros. Se dice que su móvil también vale unos cuantos, por los números de teléfono allí registrados de gente importante.