
De nuevo sorprendidos por la versatilidad de la reina Máxima de Holanda, ha vuelto a dejar de lado las comodidades de la Casa Real para lanzarse al barro y realizar un entrenamiento militar junto a los militares de la Real Marechaussee de los Países Bajos en Harderwijk, un grupo de personal militar que se instruye para convertirse en reservistas del Ejército.
La reina se desplazaba hasta la ciudad de Harderwijk, donde fue recibida por los altos cargos para conocer un poco más de cerca en qué consistía el entrenamiento, además de conocer al resto de miembros del grupo. Le enseñaron desde las instalaciones, las tiendas de campaña, los alrededores y hasta cómo se preparan cada día antes de los entrenamientos.

Vestida con el uniforme militar, unas botas y una coleta, la reina se preparaba para su entrenamiento junto al resto del grupo como si fuera una más. Pudo conocer así sus entrenamientos, desde las lecciones teóricas hasta las prácticas de tiro, y cuando acabó, visitó dos campamentos: uno dedicado al programa de Oficial de Seguridad de la Real Marechaussee y otro al Año de Servicio de la Real Marechaussee.
En el Curso de Oficial de Seguridad, la reina aprendió cómo los alumnos realizan ejercicios de salvamento bajo la presión que conlleva estar en el campo de batalla o en unas condiciones de extremo peligro para el grupo.
Posteriormente pudo ver de primera mano cómo se prepara un militar de la Real Marechaussee para viajar a una situación de conflicto, desde los pasos a seguir para garantizar su seguridad, revisando además todo el equipo que llevan consigo, hasta los últimos entrenamientos antes de partir.

En las imágenes hemos podido verla tirada en el barro, prestando primeros auxilios o escuchando con atención las indicaciones que iban dando los mandos superiores para después pasar a la acción. Siempre con una sonrisa y con la mejor actitud ha realizado todas y cada una de las actividades que se le iban indicando.
Estas fotografías que lejos quedan de las tradicionales fotos de los reyes vestidos de sus preciosos trajes y vestidos, con las ostentosas joyas y rodeados de lujos, demuestran una vez más el cambio que se está dando en las nuevas generaciones de las Casas Reales, donde quieren mostrar una imagen más cercana al pueblo.

