
Alejandro Sanz tiene cincuenta y siete años. Madrileño de nacimiento, pero gaditano de adopción y sentimientos. Desde finales del pasado siglo hasta el presente, es considerado como uno de los cantautores españoles de mayor éxito. Ello le ha reportado, como es lógico, una popularidad inusitada y un elevado patrimonio. Lo respetan en su profesión. De puertas hacia afuera, muestra un carácter simpático y tranquilo. Pero en su adolescencia, en la frontera de su primera juventud, no era así. Rozó la delincuencia muchas veces: se peleaba a todas horas con chicos del barrio donde vivía. Era un rebelde sin causa, recordando el título de una película de James Dean. Superada aquella época por el paso de los años, ahora que prosigue su gira americana, estará el próximo 13 de noviembre en Las Vegas, sede este año de la entrega de los Grammy Latinos, de los que ya posee una veintena. Compite en esta nueva edición en cuatro de los apartados de los que constan esos preciados galardones.
Pasaba muchos meses sin ver a su padre
¿Cuáles fueron las causas de aquel comportamiento incivil de quien es hoy ídolo de millones de jóvenes, de nombre real Alejandro Sánchez Pizarro, y en el mundo del espectáculo apellidado Sanz?
El padre del futuro divo del pop hispano luchaba por mantener a flote el hogar familiar: una esposa y dos hijos. Vendía libros casa por casa. Y como era músico, su gran vocación, estuvo en varios conjuntos de escasa relevancia; si acaso el más conocido, de carácter local en Algeciras y alrededores, fue Los 3 de la Bahía. Alejandro heredó esa afición paterna. Parece ser que su progenitor no percibió pronto lo que le gustaba a su hijo, a tenor de que le regaló un día una raqueta de tenis, que él, un niño aún, acarició como si fuera una guitarra, que era lo que más le hubiera gustado tener. Hasta que posteriormente la consiguió.
Su madre, gaditana, le cantaba nanas en su infancia. Y de ella también aprendió conforme crecían canciones aflamencadas. A todo ello se sumó el hecho de que Paco de Lucía había sido su padrino, y fue quien más lo alentó para cantar y componer baladas con influencias andaluzas.
La dura vida que llevaba su padre para dar de comer a su familia le obligaba a pasar mucho tiempo fuera de casa; a veces, meses. Así que Alejandro creció sin la presencia paterna. La madre no podía hacer frente tanto a las trastadas callejeras de este como a las de su hermano Jesús; se llevaban un año de diferencia.
Se peleaba a diario con los chicos del barrio
Vivían de alquiler en modestas viviendas en dos barrios de Madrid: Pueblo Nuevo y Moratalaz. Con una población obrera, de clase media y baja. Alejandro fue expulsado de varios colegios. Mal estudiante de EGB. Apenas aprobaba alguna asignatura de BUP. Sencillamente, no estudiaba, hacía constantemente novillos, las "pellas", como también se las llamaba. Su ambiente habitual estaba en la calle, peleándose con otros chicos de su edad. Zurraba y le zurraban. "Es bueno bajar a los infiernos de vez en cuando", diría más adelante, recordando esos malos pasos, como una lección de vida errada. Si el cabeza de familia estaba fuera de casa, no por gusto como hemos contado, Alejandro se aprovechaba de la debilidad de su madre, incapaz de sujetarlo. Un día, harta, cuando Alejandro no cesaba de tocar una guitarra, su madre se la arrebató de los brazos y se la estampó sobre la cabeza de su hijo, quien tuvo que buscar remedio para tapar el agujero producido por el incidente.
Tuvo sus primeros amores en aquel tiempo de su paso desde la adolescencia a la primera juventud. Era despierto, con ese punto canalla que gusta a muchas chicas. Él no les hacía mucho caso en serio; simplemente se divertía con ellas.
Iba a inscribirse junto a su hermano a una escuela de kárate, pero la encontraron cerrada. Entonces se fueron a otra escuela: de música. Y allí es donde Alejandro fue aprendiendo a pulsar las cuerdas de aquel instrumento, que pronto le depararía la facultad de componer melodías. De ahí surgieron letras poéticas, porque poco a poco, abandonando aquella vida de peleas callejeras, fueron brotando en su mente pensamientos propios de un alma sensible como la suya. Los cuales adornaba con notas musicales procedentes del folclore andaluz.
Ganaba 3.000 pesetas al mes cantando en un bar
Decidido, encontró en un bar la oportunidad de actuar con guitarra en mano y voz dispuesta; actuando en tres pases diarios, cobraba al mes tres mil pesetas, el equivalente a algo menos de veinte euros actuales.
En esa época en la que fue expulsado por última vez de un instituto, un profesor, Vicente Ramírez, se esforzó por comprenderlo y orientarlo para conseguir que Alejandro se convirtiera en un hombre de provecho, como entonces se decía sobre la educación. Y así, prosiguiendo su aprendizaje artístico, ya muy divulgado en sus biografías, llegó a grabar su primer disco, que él promocionó hasta el cansancio, visitando cuantas emisoras madrileñas le permitieron acercarse a un micrófono. Pero pocas fueron las que le dieron una primera oportunidad. Y un comentarista muy conocido llegó a pronosticarle que nunca llegaría a ser nadie en la música pop de aquellos primeros años noventa del siglo pasado. Vamos, ¡que no se comería un rosco en lenguaje coloquial!
El disco ‘Los chulos son "pa" cuidarlos’ inició la hoy abultada discografía de Alejandro Sanz. Nombre artístico que aún no utilizaba. Se le ocurrió, bien a él o a su mentor artístico, el sobrenombre de Alejandro Magno. El álbum, de escasa repercusión, agotado hace mucho tiempo, es una pieza buscadísima por los coleccionistas de rarezas.
En una de sus primeras actuaciones ante el público, difundidas en un programa de Televisión Española (su bautismo en la pequeña pantalla), estaba tan emocionado que no pudo evitar que unas lágrimas surcaran su rostro barbilampiño. El destino le tenía reservadas muchas más oportunidades para triunfar y ya sin llantos, sino con sonrisas. Sus discos iban a ser su tarjeta de visita a partir de "Viviendo deprisa", grabado en 1991.
Su vida cambió a partir de "Corazón partido"
Fue hace veintiocho años cuando Alejandro Sanz descubrió el potencial creativo que llevaba dentro de sí. Lo demostró en 1997 con aquel álbum que contenía lo mejor que hasta entonces había compuesto: "Corazón partido" (ya sería su canción fetiche, imprescindible en todos sus conciertos), "Y ¿si fuera ella?", "Amiga mía". Se vendieron seis millones de copias en el mercado de habla hispana, y extendido también al de otros idiomas. A día de hoy, ya son una veintena los álbumes publicados y veinticinco millones de ejemplares vendidos. Es el artista español con más premios Grammy conseguidos, tanto latinos como norteamericanos.
Alejandro Sanz se ha codeado con las más grandes estrellas del pop, como Alicia Keys, Beyoncé, Kylie Minogue, Shakira, Laura Pausini, asimismo con un extenso número de otras leyendas masculinas. Ellas lo adoran. Y no digamos sus millones de admiradoras.
Desde aquella primera novia de su barrio madrileño, muchas han sido sus conquistas. Los galanes del cine, los divos de la canción, suelen ser seductores permanentes que cambian de pareja al dos por tres. Ejemplos de ello los hay a porrillo. Pongamos a Julio Iglesias y a Joaquín Sabina en España, omitiendo los nombres de tantas mujeres que forman parte de sus vidas inestables en el amor.
No ha conseguido una estabilidad amorosa

En el caso de Alejandro, dos han sido sus matrimonios. El primero con la modelo mexicana Jaydy Michel, su compañera entre 1999 y 2005, aunque tal boda, en Bali, no tuvo legalidad alguna. Fueron padres de Manuela. Entre su primer y segundo enlace, el cantante tuvo una relación sentimental con Valeria Rivera, con quien tuvo un hijo, Alexander. Relación que fue la causa de su ruptura con Jaydy. Raquel Perera fue su nueva esposa desde 2012 hasta 2019. Con ella engendraron a Dylan y a Alma. Y como él no puede estar mucho tiempo sin pareja, antes de acabar su matrimonio con Raquel, apareció otra belleza, Rachel Valdés, a partir de 2018, quien estuvo cinco años a su lado.
Más o menos, las mujeres de Alejandro han acabado amistosamente, a pesar de que él ha sido quien cortó esas uniones, tanto las matrimoniales como las de simples parejas. Raquel Perera fue muy explícita hablando de quien la enamoró: "Nada más levantarse de la cama estaba de buen humor conmigo, siempre generoso, sin rencores. Si se enfadaba alguna vez era cuando perdía jugando al mus. Y muy contento cuando se ponía el delantal y cocinaba para sus amigos platos ricos con sabor andaluz y español".
Su último amor conocido (si es que no lo ha suplantado por otro en las últimas semanas) es la actriz y modelo valenciana Candela Márquez. Se hizo público el romance cuando juntos y muy alegres aparecieron en la gala de los Grammy Latinos celebrada en Miami en noviembre de 2024. Ella es muy conocida en México por su aparición en muchas telenovelas y es veinte años más joven que él, con treinta y siete años.
Podríamos recurrir al título de "Corazón partido" en alguna ocasión de sus rupturas sentimentales. O al menos dio esa impresión en 2023, al sentirse en soledad. Declaró estar cansado, razones por las que estuvo alejado seis meses de los escenarios. Luego tuvo también que hacer frente a ciertos problemas judiciales al advertir que había sido estafado por un amigo. Pero en general, el optimismo preside su vida ordinaria, la que vive cuando no está de gira, descansa o prepara nuevas canciones y discos, entre su casoplón de Miami y el que disfruta en las afueras de Madrid, en una lujosa urbanización muy conocida.
Hay un capítulo en su carrera que rompe un poco, a nuestro juicio, con su etiqueta de ídolo del pop-rock y la balada. Y es haber sido "coach" en dos temporadas de "La Voz", programa televisivo donde concursaban intérpretes noveles. Compartía su presencia allí, juzgando a esos aspirantes, con Malú, Antonio Orozco, Manuel Carrasco… ¿Qué necesidad tenía él de ejercer como un profesor eligiendo alumnos para formarlos musicalmente? Suponemos que lo hizo por varias razones: estar en activo a falta de una gira, mantener intacto su nombre, dar la sensación de ser un artista cercano…
Pero lo que de verdad es su pasión continúa siendo la de subirse a un escenario, actuar ante públicos distintos de variados países, incluso los de lengua inglesa. Y así, el pasado junio inició su gira actual en México, que durará un año y recorrerá varios países hispanoamericanos y once ciudades españolas, visitando estas últimas ya en 2026. Gira que lleva por título "¿Y ahora qué?" Buena incógnita para un triunfador como él, que viene superándose siempre con la obsesión de todo ídolo: crear novedades que lo sigan manteniendo en la cima de su carrera. Y él ya supera esa condición tras un cuarto de siglo.

