
Armar un rompecabezas es de las mejores formas de liberar estrés y mantener las manos ocupadas que existen desde hace muchos años. Estos juegos se componen de cientos o miles de piezas y, en la actualidad, están disponibles en una gran variedad de diseños y niveles de dificultad. Han pasado tantos años desde la invención del primer rompecabezas que a día de hoy, los artistas y las compañías creativas buscan cómo desafiar los límites inventando nuevas versiones poco convencionales, por ejemplo, un modelo circular de 1,000 piezas inspirado en la Luna. recordemos que, aunque suelen ser considerados como una actividad de ocio, los puzzles tuvieron su origen en la educación y la enseñanza de geografía.
Entonces, ¿qué es exactamente un rompecabezas? Los rompecabezas son juegos o actividades diseñados para desafiar la mente, fomentar la concentración y estimular la resolución de problemas. En la actualidad hay que tener en cuenta que pueden adoptar múltiples formas, como piezas que se ensamblan para crear una imagen (puzzles), acertijos lógicos, crucigramas o sudokus. Su objetivo principal es resolver un problema o completar una tarea específica a través del razonamiento, la creatividad y la paciencia. Más allá de su faceta recreativa, los rompecabezas también tienen aplicaciones en educación, terapia y entrenamiento cognitivo, ya que ayudan a desarrollar habilidades como la memoria, la percepción espacial y el pensamiento crítico.
¿Cuál fue el primer rompecabezas? ¿Qué son los puzzles? El origen de los rompecabezas o puzzles se remonta al siglo XVIII. Concretamente en el año 1766, el cartógrafo británico John Spilsbury creó el primer rompecabezas de piezas interconectadas. Spilsbury montó un mapa del mundo sobre una tabla de madera y luego lo cortó siguiendo las líneas de las fronteras de los países, con el objetivo de enseñar geografía a los niños de una manera interactiva. Esta creación fue usada en Gran Bretaña como pasatiempo educativo, inicialmente para enseñar geografía a los niños. La idea de su uso exclusivo en la enseñanza perduró hasta cerca de 1820.
Al ver que los primeros puzzles fueron bien recibidos, Spilsbury comenzó un negocio y produjo rompecabezas de ocho temas geográficos: el mundo, Europa, Asia, África, América, Inglaterra y Gales, Irlanda y Escocia. Estos primeros rompecabezas fueron muy populares entre las clases altas, incluyendo la familia real británica. Debido a su popularidad con el paso del tiempo, los rompecabezas han evolucionado considerablemente.
Pasados unos años, ya en el siglo XIX, la introducción de técnicas de corte más avanzadas permitió crear piezas con formas más complejas y detalladas, lo que amplió su atractivo tanto para niños como para adultos. Tan populares se volvieron que era costumbre deslumbrar a las visitas con estos originales pasatiempos, que pasaron a formar parte de la herencia y tradición familiar. Aquellos rompecabezas cortados a mano tenían un estilo peculiar llamado "push-fit", empujar-colocar, por la manera en que debían ser montados: al seguir el corte, los contornos de la imagen y las áreas de color, las piezas, desprovistas de pomos, no se ensamblaban entre sí, sino que se acoplaban unas a otras de la forma más sutil. Así, los montadores, debían tener sumo cuidado, ya que un movimiento repentino o hasta un estornudo podían echar por tierra el paciente trabajo de toda una tarde.
Pero, quizá el cambio más notorio en estos primeros puzzles fue que los rompecabezas artísticos para adultos no incluían una imagen que sirviera de guía al montador, que debía contentarse con la sugerente referencia del título antes de sentarse a resolver el enigma tras el cual el artesano cortador había escondido el cuadro. Posteriormente, con la llegada de la producción en masa en el siglo XX, los rompecabezas se volvieron más accesibles y adoptaron temáticas variadas, desde paisajes y obras de arte hasta personajes populares de la cultura contemporánea.
En la primera década del siglo XX, un famoso fabricante de juguetes estadounidense decidió dedicar toda su producción a los rompecabezas artesanales de madera e introdujo unas variaciones muy bien acogidas por el público: las piezas figurativas y los pomos. ¿Por qué los pomos eran tan necesarios? Porque los pomos permitían que las piezas se ensamblasen entre sí, haciendo que el rompecabezas no se desmontase fácilmente, y ofreciendo la posibilidad de que las piezas adoptasen nuevas formas. Las piezas figurativas, siluetas de animales, personas u objetos reconocibles, generaron gran fascinación y sorpresa entre los aficionados; no solo ponían de relieve la destreza e imaginación del cortador, sino que, además, añadían misterio y exclusividad al juego.
Cómo se hacen los rompecabezas hoy
Hoy en día, la mayoría de los fabricantes adhiere la imagen deseada a una hoja de cartulina, que luego se introduce en una máquina que crea las formas de las piezas presionando con cuchillas de acero precisas. Pero no es la única manera ya que otras compañías emplean una tecnología más avanzada como lásers para crear piezas únicas. La fuerza del corte láser también permite que un material más duradero, como madera dura o acrílico, pueda utilizarse con facilidad.
Pero ya no es solo eso sino que actualmente los rompecabezas no solo se limitan al formato físico; también existen versiones digitales y tridimensionales, lo que refleja su capacidad de adaptarse a las nuevas tecnologías y tendencias. En cualquier formato, siguen siendo una actividad que combina entretenimiento con un desafío intelectual, ofreciendo beneficios tanto para el aprendizaje como para el bienestar mental.
¿Cuándo nace el término rompecabezas?
De los mapas diseccionados al concepto de puzzle que conocemos hoy en día, que abarca muchas formas y temáticas distintas, realmente no hay una diferencia tan grande. Sin embargo, tuvieron que pasar más de 100 años para que el término se acuñara.
Además, hay que recordar que el creador del primer puzzle, John Spilsbury, murió a la edad de 29 años, y aunque su mujer continuó con el negocio durante un tiempo terminó por abandonarlo cuando se volvió a casar. No obstante, la idea de aprender mediante piezas sueltas que debían ser reencajadas se popularizó. Empezaron a surgir nuevos contenidos diseccionados y, por tanto, nuevas temáticas mucho más diversificadas y para todas las edades. Lejos quedaron los días en los que la geografía era el único aprendizaje de los puzzles, y el nombre de los mapas diseccionados empezó a quedar obsoleto.
Desde 1766 siempre se llamaban puzzles y, el primer uso conocido de la palabra rompecabezas, jigsaw puzzle en inglés, fue en 1909. Es probable que el nombre original proceda del tipo de sierra de calar manual que se estaría usando en aquel momento para recortar las piezas. Recordemos también que la palabra anglosajona puzzle se refiere a una situación en la que debes utilizar tu ingenio para entender algo, o completar una figura en este caso. En cuanto al término en español, rompecabezas se habría convertido en la mejor traducción disponible, que define perfectamente el desafío de resolver uno de estos puzzles

