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Mezclas de comida sorprendente, ¿cuál probarías?

Combinar sabores y texturas se ha hecho desde el inicio de la humanidad... El cerebro es quien diferencia sabores. ¿Mezclar dulce con salado?

Combinar sabores y texturas se ha hecho desde el inicio de la humanidad... El cerebro es quien diferencia sabores. ¿Mezclar dulce con salado?
Pizza hawaiana, una combinación única de sabores que odias o amas. | Pixabay/CC/denithy

Desde el inicio de los tiempos, en la gastronomía siempre ha habido sorpresas. ¿Quién no ha mojado los cheetos con coca cola o fanta de pequeño? Seguro que más de uno lo hacía, especialmente en cumpleaños infantiles. En la actualidad, son las redes sociales las que se encargan de mostrar al mundo estas extrañas combinaciones de alimentos. Algunas están incluso ricas, otras no deberían repetirse. Y, aunque no todas son realmente raras hay algunas comidas que, al combinarse, generan un sabor similar a otro conocido. Es el caso de las uvas y cacahuetes, que según varios testimonios, genera un sabor similar al del chocolate.

Al igual que las uvas con cacahuetes, que puede que haya quien diga que no es una mezcla excesivamente extraña, en los últimos años, las mezclas de comida sorprendente han ganado popularidad, desafiando ideas preconcebidas sobre lo que "debería" combinarse en un plato. Pero, antes de conocer cuáles son algunas de estas mezclas, es importante conocer de dónde viene el sabor.

¿Qué es realmente el sabor y de qué factores depende?

El sabor es una sensación que producen los alimentos y otras sustancias en el gusto, que se debe a la estructura química y a las moléculas presentes en cada alimento. Además, hay que recordar que el olfato determina los sabores en un 80%, mientras que el 20% restante proviene del paladar y de la lengua, donde se ubican las papilas gustativas. Estas están compuestas por un grupo de células receptoras que están conectadas a ramificaciones nerviosas que después envían señales al cerebro y, dependiendo de dónde estén ubicadas en la lengua, tienen la capacidad de detectar mejor determinados estímulos o sabores.

La composición química es un factor determinante en la construcción del sabor de cada alimento, pero existen otros elementos que interfieren, como cuando los alimentos son introducidos en la boca y disueltos en la saliva. En este caso, penetran en las papilas gustativas a través de los poros que hay en la lengua. Estas células nerviosas poseen en su parte superior unos filamentos que dan respuesta a estas sustancias, generando un impulso nervioso que llega al cerebro y se transforma en una sensación: el sabor. Pero también las propiedades táctiles de cada alimento tienen que ver en esto, como su tamaño, textura, consistencia y temperatura. Al combinar dos alimentos que compartan las características de otro que se quiera obtener, al fusionarlos se podrá percibir el sabor buscado.

Combinaciones sorprendentes

  • Pepino y azúcar: Según algunos, esta combinación sabe a sandía, algo que podría darse al mezclar la acidez y frescura del pepino con el dulzor del azúcar.
  • Manzana y pepino: Otra mezcla que ha sorprendido a muchos es la de manzana y pepino, la cual genera un sabor que algunos describen como similar al melón. Aunque la textura sigue siendo distinta, el perfil de sabores que se genera al combinar la acidez de la manzana y la frescura del pepino puede acercarse al del melón.
  • Tomate y azúcar: Se dice que esta combinación puede emular el sabor de la fresa. Aunque no todos los que la prueban están convencidos, la combinación de la acidez del tomate con el dulzor del azúcar genera una experiencia gustativa curiosa y digna de probar.
  • Aguacate y salsa de soja: Aunque el aguacate se suele asociar con guacamole o tostadas, al mezclarlo con salsa de soja se obtiene un sabor umami que recuerda al sushi. La cremosidad del aguacate se combina perfectamente con la salinidad y profundidad de la soja, creando un sabor complejo que sorprende a los sentidos.
  • Chocolate con aguacate: Aunque el aguacate suele asociarse a lo salado, su textura cremosa lo convierte en el compañero perfecto para el chocolate. Ya sea en un mousse o en un brownie, esta combinación es una delicia que también es sorprendentemente saludable. Desde pasteles hasta batidos, no hay nada que estos dos no puedan hacer. En las redes sociales se han vuelto muy famosos los brownies con aguacate.
  • Queso y café: En realidad, el queso en café es totalmente común en Escandinavia, donde se lo conoce como kaffeost. Para hacer kaffeost, se remojan cubos de "queso chirriante" en el café antes de beberlo. Aparentemente, le da al café un sabor mantecoso y a nuez, que algunas personas desean.
  • Helado con aceite de oliva y sal marina: Este postre es un ejemplo de cómo lo dulce y lo salado pueden coexistir en armonía. Un helado de vainilla suave rociado con aceite de oliva virgen extra y una pizca de sal marina crea una experiencia sensorial inesperada: el contraste entre la cremosidad y el toque salado resalta los sabores de ambos ingredientes.
  • Pizza con miel picante: La pizza tradicional recibe un giro innovador al añadirle miel infusionada con chiles. Este contraste entre lo dulce y lo picante complementa maravillosamente los sabores salados del queso y el tomate, creando un plato que desafía las expectativas y encanta al paladar. Y, si le incorporas miel le añadirá un toque dulce realmente delicioso.
  • Sandía con queso feta y menta: Esta mezcla, popular en países mediterráneos, une la dulzura jugosa de la sandía con la intensidad salada del queso feta y la frescura de la menta. Es una opción refrescante para los días calurosos que además resulta sofisticada en cualquier mesa.
  • Tacos con chocolate negro: En México, el mole es prueba de que el chocolate puede integrarse en platos salados. Ahora, algunos chefs han llevado esta idea a los tacos, utilizando chocolate amargo rallado sobre carnes especiadas para un toque de profundidad y dulzura.
  • Sándwiches de mantequilla de cacahuete y pepinillos: Los sándwiches de mantequilla de cacahuete y pepinillos pueden parecer un dúo un tanto desafortunado. Pero esta combinación de alimentos se ha convertido en un snack controvertido que en realidad es bastante común. La combinación une el rico y cremoso sabor de la mantequilla de cacahuete con el crujiente picante de los pepinillos. Crea un perfil de sabor que es inesperadamente armonioso.

La ciencia tras este engaño gustativo

El fenómeno de percibir un sabor diferente al combinar ciertos alimentos se explica a través de la forma en que el cerebro procesa los sabores. Esto es porque el cerebro no percibe los sabores de manera aislada, sino que los interpreta en conjunto, relacionándolos con experiencias previas y con la combinación de compuestos volátiles que llegan a las papilas gustativas. Esto hace que, por ejemplo, al consumir uvas y cacahuetes, la suma de sus compuestos cree un perfil aromático que, para el cerebro, resulta muy similar al del chocolate.

La percepción del sabor también está influida por el contexto cultural y las asociaciones previas que se tienen con ciertos alimentos. Por ejemplo, el sabor del chocolate está vinculado a recuerdos de placer y confort, lo cual podría explicar por qué algunas personas afirman que la mezcla de uvas y cacahuetes "sabe" a chocolate, ya que su cerebro está predispuesto a buscar esa asociación positiva.

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