Bódegas Áster, del Grupo La Rioja Alta y DO Ribera del Duero, han presentado en el restaurante Abascal la nueva cosecha de su vino más exclusivo, Finca El Otero 2018, un tinto elaborado con 100% uva Tinta del País. Y para hacerlo qué mejor que este local que tiene por filosofía ofrecer el mejor producto que da el mar y la tierra, en el que se selecciona las materias primas más naturales, las mejores piezas de carne y un pescado fresco escogido cada día.
Por eso empezamos disfrutando con un muy buen Pazo de Seoane, un Rosal de Rías Baixas elaborado mayoritariamente con Albariño y con otras variedades autóctonas como Treixadura, Caiño Blanco y Loureiro; y de una muy buena ensalada de tomate feo de Tudela con aliño secreto (16,5€) y lechuga viva de su huerto vertical (12€). Continuamos con unos muy buenos entrantes a base de pimientos de cristal a la brasa con ventresca (17€) y deliciosa la ensaladilla rusa con ventresca de atún (12,5€).
Además del buen vino blanco que La Rioja Alta cultiva en la Bodega Lagar de Cervera, probamos un buen tinto Áster 2019, que nos introduce en esta bodega fundada en Anguix (Burgos) en el año 2000, en pleno corazón de la Ribera del Duero. Convertida en un espacio experiencial lleno de carácter e identidad, integra con total naturalidad la elaboración de vino en medio de una ubicación inigualable en la que se combina la elegancia de los aires señoriales de su arquitectura con el protagonismo de la naturaleza burgalesa.
El viñedo es el telón de fondo del precioso paisaje que se contempla desde la sala de elaboración. Unas vistas que se equiparan a la belleza de la nave donde reposan barricas de roble francés en las que se crían los vinos destinados a Áster Crianza, Áster Finca El Otero y a su Club de Cosecheros, antes de redondearse en los silenciosos botelleros.
Protagonismo de las brasas
Para acompañar este vino, probamos unos espectaculares huevos de corral con patata machacada y trufa (22€). También muy rica la lubina a la brasa con salsa bilbaína (mínimo 2 personas – 50€). El fuego y las brasas son protagonistas en Abascal, tanto en las carnes como en los pescados, que terminan a la vista del comensal, y también con sus verduras.
Este restaurante es perfecto para evadirte del bullicio de la capital, perfectamente ubicado en el número 66 de la calle de Fernández de la Hoz, casi en la esquina con la calle de José Abascal. Sus dos terrazas llenas de vegetación, una al aire libre y otra cubierta, te harán creer que estás en un oasis dentro de la capital. Y la decoración del restaurante, a cargo de Ainara Arnaiz, como su buen trato en sala, te hará sentir como en casa, con tapices de colores y estampados, papeles pintados con motivos florales y lámparas inspiradas en modelos clásicos pero de fibras naturales y tono llamativos que dan ese toque Boho al restaurante.
Además de disponer de una gran barra, sótano con reservados y una estupenda zona de colmado en el que puedes comprar para llevarte a casa o que te lo preparen allí. Por si fuera poco, los fines de semana cuentas con música en directo a cargo de un dj para hacer los tardeos y las sobremesas infinitas.
La carta de Abascal, obra del chef ejecutivo Diego Fraile, es extensa y variada. Desde sushi a arroces, pasando por los entrantes que hemos probado y otros que se quedan para próximas visitas, lo mejor de las lonjas y carnes como el maravilloso solomillo Rossini con trintxat de patata, escalope de foie y trufa (35€). Un espectacular bocado con el que disfrutar del espectacular vino objeto de presentación, el Finca El Otero 2018. Un caldo que, para los amantes de la DO Ribera del Duero destila todo lo mejor que la zona. Para terminar, disfrutamos con una riquísima y cremosa tarta de chocolate (6,50€)
Finca El Otero 2018
Con más de seis décadas de antigüedad, sus cepas sorprenden por encontrarse en una zona de laderas de erosión suave, con suelos poco fértiles, de una calidad extremadamente alta. Su elaboración comienza con una selección de uva Tinta del País (100%) procedente de esta parcela de suelo franco, limoso y de muy alta calidad, cuyos frutos se dedican en cosechas excepcionales exclusivamente a este vino. Es el caso de la de la añada 2018 que se caracteriza especialmente por su influencia atlántica, su equilibrio y frescura, tres rasgos de los que son responsables la combinación entre edad, suelo y altura.
Ubicada a 800 metros sobre el nivel del mar, donde la radiación solar y el clima frío hacen que la piel de la uva sea más gruesa, esta finca de 7,5 hectáreas da como resultado unos vinos realmente especiales, llenos de color y cuerpo, convertidos en referencia de Ribera del Duero.
Finca el Otero es la muestra de todo el esfuerzo y dedicación que se ha puesto en su elaboración, recibiendo entre otros galardones el premio al Mejor Vino Tinto del Mundo 2016, otorgado por la prestigiosa publicación The Wine Merchant. La fermentación maloláctica en barricas de roble francés nuevo y su crianza de 16 meses con dos trasiegas artesanales, han terminado por redondear un vino que sobresale por la complejidad olfativa, su elegancia y paso de boca armonioso e intenso, así como su final, largo y amable, idóneo para su disfrute por copas o junto a carnes rojas, asados de cordero y quesos bien curados. Además, es un vino que envejece a las mil maravillas como pudimos comprobar al degustar el Finca El Otero 2012.
Si el restaurante Abascal es un sitio muy recomendable para comer, cenar o picotear con familia, amigos o pareja, también lo es para evadirte del día a día y disfrutar de sus cócteles, vinos y champanes con un ticket medio sobre los 50€. Pero también tengo que recomendar no sólo la visita a las Bodegas Áster sino a disfrutar de todo lo que ofrecen. Puedes comer allí o quedar alojado como si fuese una casa rural en la que pasar unos días con tus amigos o familia y que te sirvan desde el desayuno hasta la cena o preparártelo tú mismo.
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