

Vilna, un paseo por la encantadora capital de Lituania
Pequeña, barroca y llena de encanto, así es la capital de Lituania: una ciudad poco conocida que vale la pena visitar.
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Un rincón de Vilna en un soleado día de principios del verano.
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Una de las plazas del centro de Vilna con el antiguo ayuntamiento.
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Jugadores de ajedrez en la calle y gente de lo más chic paseando.
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Una vieja iglesia que hoy en día es un restaurante con una función social: una parte importante de sus trabajadores son discapacitados.
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La 'frontera' entre el barrio de Uzupis -autoproclamado república independiente- y el resto de la ciudad.
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La cocina del restaurante Proteviai, especializado en carnes.
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Una muestra de deliciosa ternera lituana del restaurante Proteviai.
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La puerta de la Aurora, la única entrada de la vieja muralla que se conserva, ha llegado a nuestros días gracias a la capilla en su parte superior.
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El mercado Hales, otro punto imprescindible de la visita a Vilna.
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La ciudad vieja vista desde la Torre de Gediminas, sin duda el mejor punto panorámico de Vilna.
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La cárcel de Lukiskes conserva su aspecto completamente amenazante.
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Un preso de Lukiskes pintó en su día alguna de las celdas en las que sus compañeros pasaban su poco tiempo en el exterior.
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