
A veces estar demasiado cerca no es una suerte sino más bien lo contrario y quizá Alcalá de Henares sea un buen ejemplo de ello: está tan próxima a Madrid que solemos olvidar que es una auténtica maravilla. Y no es que lo digamos nosotros: esta pequeña ciudad llena de historia es uno de los cinco lugares Patrimonio Mundial de la Comunidad de Madrid, con el Monasterio y el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, el Hayedo de Montejo, el Paisaje Cultural de Aranjuez y, el último en sumarse, el Paisaje de la Luz de Madrid. ¡Vaya lista!
Pero quizá por ser tan fácil llegar a ella –podemos ir en coche, en cercanías y hasta en un tren turístico dedicado a Cervantes– no le prestamos a Alcalá toda la atención que merece, lo que al fin y al cabo tendrá siempre un lado bueno: mayor va a ser la sorpresa de muchos al acercarse a conocer su patrimonio y su historia.
Recorriendo Alcalá
Hay muchas formas de conocer Alcalá de Henares, pero probablemente la más lógica es hacerlo empezando por aquello que ha hecho de ella una ciudad única no sólo en España sino en Europa, tal como reconoció la UNESCO al nombrarla Patrimonio de la Humanidad: el hecho de haber crecido alrededor de un centro universitario.
El Cardenal Cisneros fundó la Universidad Complutense en 1499. Muy pronto se convirtió en uno de los mayores polos de toda la cultura europea y prácticamente toda la Alcalá que conocemos hoy en día creció según las necesidades de estudiantes y profesores.
Entre 1537 y 1553 se construye el que sigue siendo el monumento más emblemático de la ciudad: el Colegio Mayor de San Ildefonso con su bellísima fachada renacentista, una de las cumbres de este estilo arquitectónico en toda España. El interior es asimismo impresionante: no hay que dejar de visitar, a poder ser tranquilamente, disfrutando de tanta belleza, lugares como los patios de las Escuelas, Filósofos o Trilingüe, así como la Capilla de San Ildefonso, en la que está el sepulcro en mármol del Cardenal Cisneros.
Otro lugar que no hay que dejar de visitar es el Aula Magna o Paraninfo, muestra no sólo simbólica de la importancia de este edificio en la historia de la cultura en España: allí todos los 23 de abril se entrega el Premio Cervantes, el máximo galardón de las letras españolas, que han recibido genios universales como Borges, Octavio Paz, Cela, José Hierro, Delibes o Vargas Llosa.
La Alcalá de Cervantes
Y esto nos lleva, por supuesto, al otro gran protagonista de nuestra visita a Alcalá de Henares: su hijo más ilustre y probablemente el personaje más importante de la historia de la cultura –otra vez la cultura– española: Miguel de Cervantes.
El autor de El Quijote nació allí en 1547 en una vivienda de la Calle Mayor que hoy un Museo dedicado a él y a su obra. En su interior varias salas nos muestran cómo era la vida en los siglos XVI y XVII y hay también una colección muy interesante de ediciones históricas y raras de la gran obra de Cervantes.
Ya entonces esa misma Calle Mayor tenía un aspecto bastante parecido al actual: con su encanto medieval y sus soportales a ambos lados que la convierten, por cierto, en la más larga de todo el mundo que está porticada en sus dos laterales.
La Calle Mayor desemboca en la Plaza de Cervantes, centro neurálgico de la ciudad en la que está la estatua del escritor. También está el precioso quiosco de música que se erigió en 1898 y, en su parte sur, otra cita con el autor de El Quijote: en la Capilla del Oidor –uno de los restos que queda de la parroquia de Santa María la Mayor, que fue quemada en la Guerra Civil– está la pila bautismal en la que el 9 de octubre de 1547 se bautizó el hijo más famoso de Alcalá. Hoy en día es también la Oficina de Turismo y junto a ella está también la antigua torre de la iglesia de Santa María, que se ha restaurado recientemente y ofrece unas preciosas vistas de la parte vieja de la ciudad.
Por último, también en la plaza está otro hito imprescindible de la ciudad: el Corral de Comedias, que está considerado el teatro más antiguo todavía en activo de Europa. No es para menos: se levantó en 1601 con la apariencia clásica del corral castellano, siendo después transformado en un teatro en el siglo XVIII para, después, volver a cambiarse en 1831 convirtiéndose en el coso romántico que es hoy en día.
La Alcalá de los Museos
Y como no podía ser de otra forma, una ciudad tan vinculada con la cultura tiene una colección de interesantes museos que es imprescindible visitar. Por ejemplo allí está el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, ubicado en el Colegio Convento de la Madre de Dios, con importantísimos restos de toda la región desde el paleolítico y, sobre todo, con una gran colección de mosaicos romanos encontrados en la propia Alcalá.
De esa época romana hay dos yacimientos que son auténticos museos al aire libre: la propia Complutum, la ciudad romana que llegó a tener cincuenta hectáreas y de la que se conservan restos de algunas edificaciones como la fachada monumental, de calles e infraestructuras hidráulicas, de la Curia y las Basílicas, el mercado o las termas. Y, muy cerca, la Casa Hyppolytus, que era en realidad un colegio al que acudían los jóvenes de las mejores familias de la ciudad. Es uno de los pocos colegios romanos que se han conservado en la península Ibérica y se pueden ver aún multitud de elementos, desde mosaicos hasta las termas o las letrinas.
Tres museos más deben completar una visita a Alcalá de Henares que es obvio que no puede tener el formato exprés al que en se recurre en muchas ocasiones y que la cercanía hace propicio, pero que es claramente insuficiente: el espectacular Monasterio de San Bernardo, con su impresionante iglesia; la catedral Magistral de los Santos Justo y Pastor, con su gótico tardío tan de la época del Cardenal Cisneros; y el Palacio Laredo, un sorprendente edificio dentro de la corriente del siglo XIX de rescatar estilos arquitectónicos, pero en este caso reuniéndolos todos bajo un único techo: mudéjar, gótico, hispano-musulmán, neoclásico…
Finalmente, dos fechas que son el momento ideal para conocer Alcalá de Henares o para volver por segunda –¡o tercera!– ocasión: la primera el Mercado Cervantino que se celebra en octubre y ocupa buena parte del centro histórico con puestos, actuaciones, torneos medievales… Y la segunda Complutum Renacida, en este caso alrededor del puente de mayo y con un programa similar pero que aún nos lleva más atrás en el tiempo, hasta esa época tan lejana en la que fundó aquella ciudad que se llamaba Complutum y de la que más de 2.000 años después no hemos dejado de hablar.
