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Un viaje por el valle de Benasque, donde los pueblos de montaña son más de lo que parecen

Un viaje corto al pirineo de Huesca y el valle de Benasque entre pueblos de montaña, bodegas y naturaleza.

Viajes Fin de Semana: Pirineo Aragonés en 3 días: planes de nieve, naturaleza, gastronomía y mucho vino

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Un viaje corto al pirineo de Huesca y el valle de Benasque entre pueblos de montaña, bodegas y naturaleza.
Benasque, pueblo de Huesca. | David Alonso Rincón


España es uno de los países con más variedad de paisajes y accidentes geográficos que existen en el mundo. Prueba de ello es plantarse en cuatro horas desde Madrid en las faldas de los Pirineos y disfrutar de uno de los valles más asombrosos y bellos que posee Huesca y Aragón. Se trata del valle de Benasque forma parte del Parque Natural Posets-Maladeta.

Entre los picos del Aneto y el Posets, los puntos más altos de los Pirineos montañas que se elevan a más de 3.000 metros de altura nos encontramos una postal de naturaleza viva, con pueblos como Benasque, Ansils o Barbastro, repletos de historias familiares casi en casa una de sus piedras.

Benasque, la postal de un pueblo de montaña

El valle de Benasque (Vall de Benás en benasqués, en el habla local) goza de una posición privilegiada en el norte de Huesca, pegado literalmente a Francia, que enamora en cualquier estación del año, es uno de los destinos preferidos para los amantes de la nieve y los deportes de invierno, por su entorno y las decenas de kilómetros de pistas esquiables.

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Benasque. | David Alonso Rincón.

Con capital en Benasque, el valle cuenta con más de 30 pueblos y villas que se sitúan en un marco natural de montañas, bosques, ríos y lagos que en invierno se cubren de nieve y en primavera y verano experimentan una explosión de vida que es aprovechada por sus vecinos (es muy común tener un huerto en casa) para cultivar productos de la tierra de la más alta calidad como saben hacer muy bien en el restaurante Casa Tous, y su cocina tradicional montañesa.

Los picos Aneto, Posets y Perdiguero constituyen el telón de fondo perfecto para un valle que ofrece deporte, aventura y estaciones de esquí entre montañas. Con el recorrido del río Ésera, que da la vida al valle, es el escenario perfecto el deporte de aventura como el rafting o el kayak.

Al final del valle en dirección norte, allí donde la carretera nacional no continúa porque se topa contra la inmensidad de las paredes de los Pirineos, nos encontramos con la estación de Aramón Cerler, y su pequeño pueblo de montaña. Una maravilla rural entre picos nevados que regala unas vistas memorables. Punto de encuentro de esquiadores y montañeros, desde aquí accederemos a la propia pista de esquí, que puede presumir de tener en su punto más elevado un restaurante con terraza, cabaña El Bosque, en el que poder comer o cenar y recuperar fuerzas al calor del fuego a 2000 metros de altitud.

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Cerler - Aramon. | David Alonso Rincón


Barbastro

Barbastro ​es el punto de partida desde donde acceder al valle, siendo su tercera ciudad más poblada y la séptima de Aragón. Es además la capital de la comarca del Somontano de Barbastro, famosa por el vino del mismo nombre.

En estas tierras, en ocasiones cubiertas por un manto de niebla en épocas invernales, tuvo lugar la primera cruzada de la Cristiandad, un dato interesante para los entusiastas de la Historia, que además podrán completar su visita con un vistazo a la Catedral de la Asunción, el monumento más emblemático de la ciudad o la iglesia gótica de San Julián del siglo XVI.

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La bodega Sommos. | David Alonso Rincón.

A pocos kilómetros de Barbastro se ubica un edificio modernista que choca con la historia y tradición arquitectónica del pueblo. Es la bodega de Sommos, especializada en vinos del Somontano, cuyos vinos reflejan las diferentes variedades de la denominación, que toman de los diversos suelos y microclimas su esencia.

Su bodega está construida en un espectacular edificio vanguardista, inspirado en la silueta del pirenaico pico Cotiella, y rodeado de un mar de viñedos. Es sorprendente saber que toda la elaboración del vino se lleva a cabo gracias a la fuerza de la gravedad, que aprovecha los 30 metros de profundidad a los que está excavada la propia bodega.

Para comer en Barbastro es muy recomendable parar en el restaurante L’Usuella. Un local pequeño, que pasa bastante desapercibido, donde su chef Jorge Zanuy sorprende con una fusión de cocina oriental, tradicional y de vanguardia, con productos de la zona.

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Iris Jordán. | David Alonso Rincón.

Anciles

Muy cerca de Benasque, situado a 2 km del centro del pueblo caminando a través de una ruta por el bosque, se encuentra otro pueblo, o tal vez podríamos considerarlo aldea, maravillosamente anclado en el pasado y también en el margen del río Ésera. Se trata de Anciles y como buen pueblo de montaña, la piedra es la principal protagonista algo que se observa al pasear por sus callejuelas para ver las casonas solariegas construidas entre los siglos XVI y XVII, como Casa Barrau o Casa Suprián, con fachadas que transportan a otro tiempo.

En Anciles se esconde un restaurante encantador con una joven chef al frente, Iris Jordán, reciente ganadora de la mejor tapa de España en el Madrid Fusión 2024, dueña de Ancils, un coqueto local que se ha ganado un merecido puesto entre los mejores de Aragón y España gracias a tu creación "Donete de paloma en escabeche de abeto", una tapa que mezcla las recetas tradicionales y los guisos de caza de forma vanguardista. Un homenaje a la tranquilidad, la vida rural y el placer de comer, sobre todo si tenemos la oportunidad de probar su menú degustación de 21 pases en el que el tiempo parece detenerse para que el comensal se concentre en el sentido del gusto y la vista, con el Valle de Benasque de telón de fondo.

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