Frente a las presiones de la vida moderna, mientras el estrés, la masificación y las obligaciones laborales nos consumen en las grandes ciudades y en no pocos destinos turísticos, Extremadura se presenta ante el viajero como un oasis, un lugar en el que la vida conserva lo mejor de otros tiempos: la conversación pausada, la serenidad de un pueblo, la sobremesa que se prolonga durante horas.
Es uno de los mayores alicientes para visitar una región que acumula cada vez más atractivos y una oferta turística más completa y de mayor calidad, perfecta para ese viajero que busca un viaje diferente y original, sibaritas de las experiencias que no se conforman con cualquier lugar ni, por supuesto, un hotel o un restaurante vulgares, sino que buscan vivir momentos únicos.
Cómo alojarse en una de las yurtas mongolas de El Jardín de las Delizias; dormir en una habitación inspirada en los chozos tradicionales de los pastores de El Regajo; o disfrutar del descanso en una antigua almazara, pero con las comodidades de un hotel de lujo que ofrece Aqua et Oleum. Y, por supuesto, siempre con un servicio premium que hace que cualquier viaje sea único y todos los viajeros se sientan especiales.
En no pocas ocasiones, a los placeres de un alojamiento singular se les unen los de la más refinada gastronomía, como en el Hotel Rural Hábitat Cigüeña Negra, en Sierra de Gata, que cuenta con una ganadería extensiva propia, olivar ecológico, almazara y hamman. Todo ello rodeado de 220 hectáreas de dehesa y con un restaurante que ha conquistado una estrella verde Michelin.
También es el caso de un viejo conocido de los aficionados a la alta gastronomía en toda España e incluso más allá de nuestras fronteras: el restaurante y hotel Atrio, con tres estrellas Michelín y una de las mejores cartas de vino de Europa, cuyos propietarios han abierto ahora la Casa Palacio Paredes-Saavedra, en plena ciudad vieja.
Se trata de un palacio exquisitamente rehabilitado por los arquitectos Emilio Tuñón y Carlos Martínez-Albornoz. Cada una de sus once habitaciones prometen una experiencia de serenidad absoluta en un ambiente que respira intimidad y mimo en cada detalle, elevando la visita a la máxima expresión del lujo.
Del toro al jamón
Extremadura es también, en el mejor sentido posible, una tierra de sorpresas que cautiva al viajero con joyas poco conocidas fuera de la región, pero que son auténticas maravillas que han llegado a nosotros a través de la historia: restos romanos como los teatros de Regina o Medellín o las termas de Alange, en las que se dan cita la antigua Roma, los baños del siglo XIX y los balnearios de la actualidad.
Sin olvidar maravillas naturales como el Parque Nacional de Monfragüe y el ecosistema más típico de la región: la bellísima dehesa en la que tienen su lugar el toro bravo y el cerdo ibérico, dos animales totémicos de la cultura y la gastronomía españolas que pueden ser el motivo para recorrer rutas especializadas tan apasionantes como, por supuesto, sabrosas.
Patrimonio de la Humanidad
Y como colofón de esta oferta para paladares y viajeros exquisitos no podemos dejar de mencionar las tres joyas de la región que han sido reconocidas como Patrimonio de la Humanidad: Cáceres, Mérida y el Monasterio de Guadalupe.
La primera tiene uno de los conjuntos medievales mejor conservados del mundo, con tanto encanto y tanta belleza que pasear por sus calles es un auténtico viaje en el tiempo, una experiencia completamente inolvidable que ahora además se completa con una oferta cultural renovada encabezada por el nuevo museo Helga de Alvear, su excepcional colección de arte contemporáneo y el hermoso edificio construido para albergarla.
La segunda con el que probablemente es el legado romano más importante de toda la península ibérica, que además es el centro de una vibrante oferta cultural, ya sea durante el verano con su importante Festival de Teatro Clásico o el resto del año con el maravilloso Museo Nacional de Arte Romano.
Y finalmente el Monasterio de Guadalupe, el espectacular monumento en el que se dan cita el mejor mudéjar y el mejor gótico, entre otros estilos y que además de sus maravillas arquitectónicas guarda obras de pintores como Zurbarán, El Greco, Goya o Juan de Flandes y colecciones igualmente importantes de libros, bordados, relicarios, u orfebrería.
En definitiva, Extremadura es una región que tiene todo para convencer a ese viajero que no se conforma con cualquier cosa, que busca algo más y quiere hacer de sus viajes experiencias únicas e inolvidables.