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¿Hay que tirar siempre los alimentos caducados? ¿Alguno puede ser seguro?

Consumir alimentos caducados o no, esa es la duda en muchas ocasiones. ¿Hay que tirar todos? ¿Alguno se puede consumir?

Consumir alimentos caducados o no, esa es la duda en muchas ocasiones. ¿Hay que tirar todos? ¿Alguno se puede consumir?
Mercado de fruta y verdura. | Unsplash/Martha Dominguez de Gouveia

A la hora de hacer la compra para el hogar es importante tener muy en cuenta cuántas personas viven en él y cuánto come cada una, con el fin de comprar lo justo y necesario para la semana, la quincena o el mes. Se busca reducir el desperdicio alimentario y consumir los alimentos comprados antes de que se pongan malos o caduquen. Pero, a pesar de que la mayoría de alimentos llevan impresa una fecha de caducidad o de consumo preferente no todos ellos deben ser tirados a la basura una vez pasada esa fecha. Entonces, ¿Qué significan realmente las fechas de caducidad o consumo preferente? ¿Existen alimentos seguros de consumir tras esa fecha?

Hasta el día de hoy, en pleno siglo XXI, está extendida la idea de que existen alimentos que no se estropean nunca y, por eso, pueden consumirse pasada su fecha de vencimiento sin problemas. ¿Cuáles son? Las especias, conservas, aceite… aunque el ejemplo más claro es la miel, que incluso se ha encontrado intacta en tumbas de faraones egipcios. Por eso a veces uno puede lanzarse a consumir alimentos caducados sin pensar en las consecuencias porque, ¿Qué puede salir mal? Pues, depende del alimento, muchas cosas ya que, por desgracia, los alimentos no son eternos. Hay que tener claro que, aunque sean más duraderos de lo que marque su fecha de caducidad, cualquier alimento con el paso del tiempo se acaba deteriorando y eso puede hacer que no sea apto para el consumo. Esto ocurre sobre todo por dos razones:

  1. Pueden desarrollarse bacterias y otros microorganismos capaces de alterar el alimento o causar enfermedades. Por ejemplo, en la miel pueden desarrollarse mohos si la humedad es excesiva, lo que puede provocar olores y sabores desagradables y suponer un riesgo para la salud.
  2. Se producen reacciones bioquímicas en las que participan los compuestos que constituyen el alimento, a partir de las cuales se forman otros compuestos que alteran las características organolépticas o que suponen un riesgo para la salud. Por ejemplo, en la miel se producen reacciones entre los azúcares que dan lugar a la formación de un compuesto potencialmente carcinógeno llamado hidroximetilfurfural.

Pero, ¿Cómo se sabe la vida útil de un alimento? Para conocer el tiempo durante el cual el alimento se mantiene en buen estado de conservación, los productores llevan a cabo estudios de vida útil, que consisten en la realización de análisis físicoquímicos, microbiológicos y sensoriales. Así se puede tener idea de la evolución del alimento a lo largo del tiempo: cuándo deja de ser seguro, cuándo deja de tener buen aspecto, olor, sabor, textura, etc. De este modo se puede establecer una fecha de duración, que debe mostrarse obligatoriamente en el etiquetado y que puede expresarse de dos formas diferentes, según el caso: fecha de caducidad y fecha de consumo preferente.

Fecha de caducidad vs de consumo prefetente

A la hora de saber el momento óptimo de consumo de un alimento lo mejor es mirar la fecha que aparece en su envase. Pero lo cierto es que existen algunas diferencias en cuanto a este tipo de información para evitar poner en riesgo la salud. Existen dos nomenclaturas que son: fecha de caducidad y fecha de consumo preferente, con algunas diferencias. Es importante tener claro que los alimentos muy perecederos y con riesgo microbiológico, como carnes y pescados frescos, deben llevar siempre incluidos la fecha de caducidad, ya que este tipo de comida nunca debe consumirse pasada esa fecha porque pueden entrañar riesgos para la salud.

Por tanto, se deduce que cuando se indica la fecha de caducidad es la fecha en la que el producto ya no es apto para el consumo pero, por otro lado está la fecha de consumo preferente, que indica el momento hasta el cual el alimento mantendrá sus cualidades en estado óptimo. Sin embargo, superada esta fecha el alimento sigue siendo seguro para la salud, siempre que se hayan seguido las instrucciones de su conservación.

Entonces, ¿Qué significan realmente las fechas que figuran en los envases de los alimentos? Es importante tener en cuenta que en ciertos países las fechas de caducidad y consumo preferente están relacionadas con la seguridad alimentaria; no se deben consumir alimentos después de esas fechas, ya que podría enfermarse. Sin embargo, el incluir fechas en los productos no es un requerimiento legal en países como EE. UU. (a excepción de los preparados para lactantes) y las fechas de los envases no están relacionadas necesariamente con la seguridad. Pero entonces, ¿Qué marcan las fechas de caducidad o consumo preferente? Estas fechas actúan como indicadores del tiempo durante el cual los alimentos conservarán su mejor sabor. Hay que recordar que las eligen los fabricantes y pueden considerarse una guía relativa a la calidad, más que una medida de seguridad alimentaria.

Pero entonces, ¿Qué hay que hacer cuando se pasa la fecha de un alimento? Realmente dependerá del alimento pero, por norma general, si la fecha de caducidad ha vencido, lo prudente es tirar el alimento, incluso aunque parezca que está en buenas condiciones. Pero ¿Qué ocurre con la fecha de consumo preferente? En este caso se puede hacer una interpretación menos estricta. Si el tiempo transcurrido desde el vencimiento no es muy largo, lo más probable es que el alimento no suponga un riesgo significativo para la salud, así que en principio se podría consumir, pero con importantes matices. Está muy extendida la creencia de que los alimentos con esta indicación se mantienen inocuos eternamente y lo único que hacen es sufrir un deterioro de sus características organolépticas, pero no es cierto.

¿Qué alimentos podrían consumirse pasada la fecha?

  • Huevos: Aunque no sean ideales para escalfar, se ha llegado a la conclusión de que es seguro comer huevos después de la fecha indicada. No obstante, la recomendación es que, después de esa fecha, los huevos se cocinen hasta que tanto la clara como la yema estén sólidas, o se utilicen en platos en los que estén totalmente cocidos. Pero, independietemente de la fecha, ¿Cómo saber si un huevo es apto para el consumo o no? Un truco casero muy útil es poner un huevo en un vaso de agua, si el huevo se hunde hasta el fondo de un vaso de agua, es seguro comerlo. Sin embargo, si flota, es probable que se haya estropeado.
  • Leche: El proceso de pasteurización elimina las bacterias nocivas de la leche, pero éstas pueden seguir creciendo, sobre todo si la leche se mantiene fuera del frigorífico demasiado tiempo. Sin embargo, las investigaciones sugieren que la leche sin abrir, almacenada correctamente, puede seguir siendo buena hasta una semana después de la fecha indicada, mientras que la leche abierta debería estar bien durante dos o tres días después de esa fecha. Si empieza a parecer, oler o saber agria, o tiene un aspecto extraño, es el momento de dejar de tomarla.
  • Yogur: Si en el frigorífico hay un bote de yogur caducado y sin abrir, antes de tirarlo hay que inspeccionarlo a fondo. Hay que recordar que, en lugar de caducar, el yogur sigue fermentando, volviéndose más fuerte y ácido, por lo que se puede consumir hasta dos semanas después de la fecha propuesta. Dicho esto, si hay una capa de fruta en la parte superior o inferior del yogur, es mejor tener en cuenta esa fecha, porque es fácil que aparezca moho. Si el yogur es griego o natural, aunque haya pasado la fecha se puede abrir y probar un poquito y, si no pica o no sabe ácido, puede consumirse, si pica o sabe ácido debe tirarse.
  • Embutidos y quesos curados: Los quesos curados y los embutidos al vacío o en atmósferas modificadas muestran más resistencia al deterioro, por lo que, pueden consumirse sin problemas pasados unos días de la fecha de consumo. Aunque no es recomendable en el caso del pavo y el jamón cocido, ya que al ser más elevado su contenido de agua tienen más tendencia a estropearse.
  • Queso duro: Los quesos duros sin abrir pueden conservarse en el frigorífico durante seis meses y de tres a cuatro semanas después de desenvolverlos. Hay que saber también que las manchas de moho en quesos duros como el Cheddar no pueden penetrar mucho en el queso: tanto que se puede cortar una mancha de moho y comer con seguridad el queso restante.
  • Coliflores, zanahorias y pimientos rojos: Las verduras más firmes, como la coliflor, las zanahorias y los pimientos, pueden comerse incluso con una o dos manchas de moho, siempre que se corten al menos 2,5 cm alrededor y por debajo del moho, manteniendo el cuchillo fuera del propio moho para evitar la contaminación cruzada de otras partes del producto. El motivo es que la textura más densa de estas verduras dificulta la penetración del moho.
  • Mermelada: Siempre que no se haya roto el precinto, la mermelada puede seguir usándose hasta cinco años después de la fecha del tarro. Si el tarro en cuestión muestra signos de deterioro o, una vez abierto, tiene un color u olor extraños, o hay señales de moho, es una señal de que ha llegado el momento de regalarse un nuevo tarro de dulce. No obstante, una vez abierta, la mermelada puede consumirse hasta un mes si se guarda en el frigorífico.
  • Conservas: Por regla general, se pueden consumir alimentos enlatados muy ácidos, como tomates y pomelos, hasta 18 meses después de su compra, mientras que en el caso de los alimentos enlatados poco ácidos el plazo es de cinco años. Pero lo importante es guardar siempre estos alimentos en un lugar fresco y seco, y nunca se debe comer de una lata abombada, muy abollada o con fugas.
  • Salsa de tomate: La salsa de tomate es otro de los alimentos que se puede seguir tomando días después de la fecha indicada, siempre que el envase esté cerrado y bien conservado. En el caso de estar abierto en la nevera, hay que evitar ingerirlo si se percibe mal olor, decoloración o agua flotando en la parte superior, incluso aunque no haya expirado.
  • Pepinillos: Aunque pueden perder un poco de su sabor y textura crujiente, las verduras en escabeche pueden consumirse durante uno o dos años después de la fecha indicada, sobre todo si no se abren y se guardan en el frigorífico. No obstante, si el tarro tiene una tapa redondeada o en forma de cúpula, es posible que no se haya cerrado bien y que el ingrediente de su interior no se conserve del todo.
  • Chocolate: Los expertos en chocolate afirman que, siempre que las se haya guardado en un lugar fresco y seco, las tabletas de chocolate sólido con leche, blanco y negro pueden consumirse hasta seis meses después de la fecha indicada, aunque el sabor y la textura pueden no ser óptimos. Incluso si la barra ha desarrollado una capa blanca o gris (conocida como pruina de chocolate y causada por la separación de las grasas del cacao), sigue siendo seguro comerla.
  • Miel: La miel puede consumirse hasta dos años después de la caducidad indicada en el envase. El motivo es que su composición, muy baja en agua entre otras características, hace muy difícil que los microorganismos se asienten en ella. Pero para mantener su calidad la miel debe mantenerse bien conservada, ya que la humedad sí que puede estropearla.
  • Galletas: Los alimentos procesados, como las galletas, suelen tener una fecha de caducidad más larga que la indicada en el paquete. Siempre que no tengan mal aspecto o una textura blanda que haga que las galletas se desmenucen fácilmente, si el paquete está si abrir, podría consumirse hasta seis meses después de esa fecha.
  • Cereales: Incluso una vez abiertos, es probable que los cereales se puedan comer hasta seis meses después de la fecha del paquete, siempre que se guarden correctamente en un recipiente hermético, lejos de la luz solar directa. No obstante, hay que tener en cuenta que el sabor y la textura pueden verse afectados aunque hay un riesgo bajo de enfermar por consumir cereales caducados.
  • Pan: Siempre que no tenga moho, el pan puede comerse hasta una semana después de la fecha indicada. Sin embargo, en cuanto aparezca moho, es hora de deshacerse de él ya que el pan es un alimento poroso, lo que significa que podría estar contaminado por completo. Para que dure más tiempo puede guardarse en recipientes o bolsas herméticas, y congelar el pan endurecido para usar en otras recetas.
  • Pasta: La pasta seca no se estropea fácilmente, sobre todo si se guarda en un recipiente hermético y cerrado. Siempre que no tenga un olor o color extraños, las láminas de lasaña, las farfalle y los penne secos pueden utilizarse hasta dos años después de la fecha indicada.
  • Cacahuetes: Pueden comerse cacahuetes después de la fecha del paquete, siempre que no estén blandos o rancios. Si hay el más mínimo indicio de moho, o si los cacahuetes están descoloridos, arrugados, tienen la cáscara rota, saben o huelen mal, lo mejor es tirarlos. Pero, para evitar que esto suceda si hay cacahuetes sin consumir, lo mejor es guardarlos en un recipiente hermético en el frigorífico para que duren más.
  • Pasteles y mezclas para pasteles: Los pasteles que han permanecido en su envoltorio hermético y no están rellenos de ingredientes frescos (por ejemplo, nata montada o crema de mantequilla) pueden consumirse sin problemas hasta una semana después de la fecha indicada en el paquete. Por su parte, las mezclas para tartas en caja pueden consumirse hasta cinco meses después de la fecha indicada, siempre que se hayan guardado en un lugar fresco y seco.
  • Patatas fritas de bolsa: Siempre que permanezcan en sus envases herméticos, la mayoría de las patatas fritas se pueden comer durante unos cuantos meses después de la fecha indicada. Si buen es cierto que una vez expuestas al aire, las patatas fritas pierden frescura, se empapan y acaban por ponerse rancias.
  • Frutas y verduras congeladas: Desde los guisantes de huerta hasta las judías edamame, pasando por las fresas y los plátanos troceados, las bolsas de fruta y verdura congelada que suelen acabar en el fondo del congelador pueden consumirse hasta ocho meses después de la fecha que aparece en el paquete. Sin embargo, si estos alimentos han perdido su color, se han arrugado o están cubiertos de cristales de hielo, es mejor evitarlos.
  • Helados: No hay por qué tirar a la basura un helado, aunque haya pasado la fecha de caducidad, de hecho, siempre que el helado se conserve adecuadamente, es probable que dure sin estropearse al menos dos o tres meses más. Dicho esto, el sabor y la textura pueden resentirse si el helado que lleva mucho tiempo en el congelador o si se guarda en un congelador demasiado lleno o poco eficiente, el motivo es que puede sufrir quemaduras por congelación, lo que da al helado una textura demasiado helada y hace que sepa mucho menos cremoso.
  • Refrescos y alcohol: Las bebidas refrescantes y las alcohólicas también podrán consumirse más allá de la fecha indicada. Una vez más pueden haberse visto alteradas algunas de sus características, como el sabor o el color, pero si al probarlas se nota que están bien, pueden beberse sin problema.

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