
Hace poco más de un mes dimos por finalizado el verano de manera oficial, llegaba el otoño y con él los primeros fríos comenzaban a apoderarse de las ciudades de España. De todas formas, las calles siguen llenas de vida durante los fines de semana y los ciudadanos no dudan en salir a pasear a la mínima que aparece un rayo de sol. Además, un cucurucho calentito de castañas asadas parece ser suficiente contra las bajas temperaturas.
Este aperitivo típico procedente del norte del país, además de resultar un plato muy apetecible para la mayoría de personas, ofrece al consumidor un valor nutricional muy elevado. Asimismo, las castañas cuentan con un nivel calórico y un porcentaje de grasas considerablemente bajos en comparación con otros frutos secos, lo que hace que sea una opción altamente saludable.
Un valor nutricional muy lucrativo
Un cucurucho típico de castañas asadas que podemos encontrar en cualquier puesto callejero, contiene unos 100 gramos de ellas. Esta cantidad, que resulta una porción estimada para dos personas, cuenta solamente con unas 200 kilocarías. En cuanto a sus macronutrientes, la mayoría son carbohidratos, unos cincuenta gramos y cabe destacar su baja cantidad tanto de proteína como de grasas, ambas entre dos y tres gramos por cada cien.
Para situarnos, comparamos las castañas con otros frutos secos como las almendras, las nueces o los pistachos. Estos son también muy consumidos y cuentan con numerosos beneficios como su elevado contenido en fibra o vitaminas. No obstante, estos tres ejemplos contienen el triple de calorías que las castañas, lo que nos hace ver que quizás estas pueden ser la mejor opción si buscamos un fruto seco rico y saludable.
Además de su valor nutricional, las castañas incluyen una alta presencia de vitaminas del grupo B y E, encargadas de mantener la salud de las neuronas y la sangre y de realizar funciones antioxidantes, respectivamente. Además, su valor antiinflamatorio resulta de gran ayuda para combatir enfermedades cardiovasculares.
Observando todas sus ventajas, llegamos a la conclusión de que las castañas resultan una gran opción para nuestro organismo y, en las fechas en las que estamos, resulta muy agradecido un cucurucho sabroso y humeante. No obstante, como cualquier otro alimento, son malas en exceso. Dado su elevado nivel de fibra, la ingesta de castañas en grandes cantidades puede dificultar nuestra digestión, causándonos problemas estomacales o diarreas.

