
Si el viejo dicho aseguraba que de Madrid sólo se podía ir al cielo, en este episodio de El Placer de Viajar Carmelo Jordá y Kelu Robles van desde la capital de España no exactamente a la gloria, pero sí a un auténtico paraíso: Maldivas, las islas en el océano Índico que se han convertido en un referente como destino en el turismo de más calidad.
Carmelo Jordá nos cuenta su experiencia en este archipiélago paradisíaco, centrándose en dos lujosos resorts, OBLU XPErience Ailafushi y Varu by Atmosphere, destacando sus villas sobre el agua, las playas de arena blanca y la exuberante vegetación.
La riqueza natural submarina es otro de los grandes reclamos de Maldivas, con un mar en el que el viajero no deja de sorprenderse de los impresionantes colores azules. Actividades como el buceo o el snorkel permiten además disfrutar de esa abundancia de vida marina –incluyendo tiburones y mantarrayas–, que vuelve un poco más especiales todavía los viajes.
La gastronomía, variada y con influencias asiáticas e internacionales, complementa una estancia diseñada para la relajación y la intimidad, ideal para parejas, que disfrutan de dicho de una forma directa y sin rodeos, de un auténtico paraíso en la tierra o, en este caso, en el mar.
Después, Kelu Robles nos lleva en un recorrido por la emblemática Gran Vía de Madrid, cuya historia se remonta a 1910, fecha en la que se iniciaron unas obras que iban a cambiar para siempre a la capital y que no concluyeron hasta diecinueve años después. Considerada por muchos como la calle más bonita y apasionante de toda la ciudad, esta arteria madrileña ha sido testigo de innumerables cambios.
El recorrido del episodio explora la evolución de lo que era un entramado de calles estrechas y caóticas como el que se ve en otras zonas del centro de la ciudad, hasta la moderna avenida que conocemos hoy.
El relato aborda las diversas denominaciones políticas de la calle a lo largo de su historia, desde la Avenida A y Avenida B iniciales, pasando por la Avenida de José Antonio durante la dictadura, hasta las propuestas de la época de la Guerra Civil como Avenida de la CNT o Avenida de la Unión Soviética. Unas transformaciones políticas y urbanísticas que reflejan en sólo una calle la propia historia de España y su posterior recuperación democrática, que devolvió a la Gran Vía su nombre actual por el que todos la conocemos.
Finalmente, el episodio presta especial atención al excepcional patrimonio arquitectónico de la Gran Vía, subrayando la riqueza y diversidad de sus edificios emblemáticos. Desde el icónico Metrópolis y el Grassy –hoy tienda de relojes de alta gama–, hasta el imponente edificio Telefónica, considerado el primer rascacielos de Madrid y que sigue siendo hoy toda una referencia arquitectónica.
También se detienen en el peculiar Cine Callao y recalca como cada estructura cuenta una historia, por ejemplo El Palacio de la Prensa, con su estilo arquitectónico único y peculiar; y, ya al final de la calle, el edificio España –hoy Hotel Riu–, que tiene la peculiaridad de haber sido construido con hormigón armado.
Son excelentes ejemplos de la innovación y la audacia arquitectónica de la época y también de cómo esa arquitectura se iba adaptando a las circunstancias cambiantes que en cada momento llevaban el estilo de la calle en una u otra dirección.
Por último, se mencionan también curiosidades como la sala de esgrima del Casino de Madrid, el Museo Chicote y su vibrante historia tan relacionada con el mundo de la cultura y el cine, o el templete del metro reconstruido hace sólo unos años frente al edificio Telefónica, elementos que contribuyen al carácter vibrante y cultural de esta histórica calle madrileña.
