
Cuando en el siglo XVI, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial comenzó a levantar su imponente silueta, comenzaron a llamarlo como la "Octava Maravilla del Mundo". Este coloso de piedra, símbolo de poder y fe, destaca aún hoy sobre el paisaje natural.
Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, el Monasterio y Real Sitio sigue atrayendo a miles de visitantes y curiosos. Sin embargo, muchos de ellos sólo se quedan en la punta del iceberg de este maravilloso conjunto y olvidan la otra parte imprescindible de un plan inolvidable: la naturaleza y los alrededores del Monasterio.
San Lorenzo de El Escorial es mucho más que un edificio majestuoso. Es la puerta de entrada a un variado panorama de turismo activo y de aventura, al aire libre. Un lugar donde la historia se palpa en cada esquina, incluso en el propio bosque que rodea a la localidad. El municipio es la puerta de acceso al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, un pulmón verde a menos de una hora de Madrid que ofrece un respiro necesario contra el asfalto. El verdadero ingenio de Felipe II no fue solo mandar construir el edificio, sino elegir dónde hacerlo.
El Trono del Rey: La Herrería y la Silla de Felipe II
La relación entre el visitante y la naturaleza en El Escorial comienza en el Bosque de La Herrería. Este espacio que parece sacado de un cuento de caballería, está protegido como Paraje Pintoresco y era el antiguo coto de caza y recreo real. Hoy es un entorno accesible, atravesado por senderos flanqueados por fresnos, robles y castaños centenarios.
El colofón real de una ruta por el Bosque de la Herrería se encuentra en la Silla de Felipe II. La leyenda cuenta que desde este trono de granito, el monarca observaba, paciente, cómo su maravilla arquitectónica crecía día tras día. La realidad indiscutible es que desde aquí la panorámica es un regalo para la vista. Es el mirador perfecto para comprender la escala del paisaje y del edificio en sí mismo emplazado entre bosques y montañas.
El pinar de Abantos y el Arboreto Luis Ceballos
Si La Herrería es la falda, el monte Abantos se encuentra en otro nivel. Este pico, visible desde casi cualquier punto, es otro de los lugares que recorrer en el municipio, también protegido como Paisaje Pintoresco. Entre los muchos planes ligados a la naturaleza que allí se pueden disfrutar, sus rutas de senderismo son algo más exigentes, pero las vistas desde su cumbre ofrecen una vista panorámica espectacular sobre el Monasterio y la inmensa llanura madrileña extendiéndose hacia el sur.
Además, en sus faldas, podemos descubrir una joya de la botánica: el Arboreto Luis Ceballos. Este Centro de Educación Ambiental es un museo vivo de árboles y arbustos de la península ibérica y las islas Baleares. Es un lugar para aprender, donde los más pequeños disfrutarán entendiendo la biodiversidad del lugar.
Insectos y educación ambiental
La inmersión en la naturaleza de este rico entorno no se limita solo a las grandes cumbres. El área recreativa de "El Tomillar" ofrece una visión diferente y familiar de la zona. Este Centro de Educación Ambiental es un punto de partida para rutas más sencillas, pero también alberga una de las colecciones más fascinantes de la región.
Aquí se ubica InsectPark, un curioso museo de naturaleza donde lo minúsculo es importante. Una parada obligatoria si se viaja con niños, o para cualquier adulto que mantenga viva la curiosidad por los insectos.
Rutas y travesías de montaña
Para los más deportistas, aquí se celebra la Travesía de las Cumbres Esculiarenses. Una marcha anual declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, que no es un paseo. Este desafío deportivo de 22 kilómetros recorre las cumbres que rodean el municipio, uniendo picos como Abantos, San Benito o Machota. Es la mejor forma de sentir la dureza y la belleza de la sierra madrileña, una experiencia que combina resistencia física con vistas de postal.
Por otro lado, si lo que se prefieren son las dos ruedas, San Lorenzo también es un lugar estratégico. Para ello es necesario hablar del proyecto CiclaMadrid, con dos rutas espectaculares que tienen al municipio como origen o destino, permitiendo conectar territorios a golpe de pedal:
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Ruta San Lorenzo de El Escorial – Moralzarzal: Un recorrido que nos lleva por la base de la sierra, conectando pueblos con encanto y ofreciendo vistas constantes de las cumbres.
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Ruta San Lorenzo de El Escorial – Robledo de Chavela: Una ruta más exigente que se adentra en un paisaje diferente, más agreste y solitario, hacia el oeste de la comunidad.
Gastronomía y otros lugares de interés rural
Después de conquistar las cimas, de pedalear kilómetros o de descubrir el mundo de los insectos, el pueblo de San Lorenzo ofrece un atractivo rural que es necesario recorrer.
El Monasterio, por supuesto, hay que visitarlo, esperando ser explorado en profundidad, con su Basílica, su Panteón Real y su impresionante Biblioteca. Pero la vida del municipio sigue más allá de los muros del Monasterio. El casco histórico, con sus calles empedradas, sus palacetes y las Cocheras del Rey; la Casita del Príncipe y sus jardines; o la animada vida de sus plazas, son algunos de sus ejemplos.
Y, por supuesto, la gastronomía. San Lorenzo de El Escorial es un lugar donde se come bien. Muy bien. Desde los asadores tradicionales, su cocido y sus dulces.
San Lorenzo de El Escorial no es solo un destino Patrimonio de la Humanidad; es un rincón único a 45 minutos del centro de Madrid, al que se puede llegar en Cercanías desde la capital, o en tren turístico, el Tren de Felipe II, un tren de los años cuarenta, que, en temporada, permite llegar a destino observando el bello paisaje de la Sierra de Guadarrama.
