Fin de las presunciones.
A la mesa bajan las raíces.
Se precisa savia esencial.
No se puede comparar. Tan sólo contemplar.
Los árboles en los huesos. La tierra, cómo yerma.
Acabó la locura de los vientos con hojas.
Se acabó el desnudarse.
Todos como nos parieron,
El aire limpio. El aire frío. Las sombras largas.
La vida aparente, acabó su ciclo.
Con pausa, en silencio, tomando las manos de quienes amas.
Mirando al infinito de nuevo.
Soñando con la vida que soñamos.
La vida real, se arranca con humildad.
Todo se para.
Hasta la noche y el sol.
Aliados de nuestra pureza, dejan de meternos en las tinieblas de la noche. .
Comienza la contemplación.
De lo que es, del recuerdo de los que fueron, de la piel de las
entrañas de los que son.
Recomencemos.
Renazcamos.
Hasta que empiece la locura de los colores y las frutas.
Hasta que volvamos a comparar.
Amo este tiempo.
El tiempo del útero yermo y el árbol seco.
Tal como somos.
Como debería ser.
Amor a lo que no se tapa.
Amor de almas en pena, alegres por su resucitar.
Quietos todos.
Os quiero contemplar.
Os quiero amar.
el Juanpe

Carta de amor
Comienza el invierno. Es Navidad
Se acabaron las comparaciones.
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