Confío que el rumbo marcado para alumbrar “el nosotros”, sea esculpido y tallado en el muro socavado de los momentos, que el tiempo obstinado se complace en mostrar.
Muchos años en que ninguno de los dos hemos saltado el charco que nos conduce al otro lado de la otra orilla. No hemos consultado oráculos que pudiesen responder a las miles de preguntas que trasegaban nuestras mentes. No usamos catalejo por el que avistar ese pedazo de tierra que estábamos decididos a conquistar Nuestra América.
Un bastidor desnudo únicamente; al que colocamos un lienzo claveteándolo tu y yo; cada uno con sus pinturas comenzó a esbozar un dibujo, pasando el uno sobre el otro, confundiendo líneas y colores,; no lo hemos terminado, pero se adivina en cualquier surco de tu piel, el trazo de una arruga mía; algo abstracto, nos gusta y sabemos interpretarlo.
¿Recuerdas como empezó todo?, abiertos a una vida desconocida, imaginada, una aventura., nos sobraban pinceles, nuestras manos se habían metido en el bote de la vida nuestra. Serian los pocos años dicen. ¿Y si no cuando nos hemos preguntado? Se que el amor es más, más de todo, más de suyo, y menos de otros, por lo que no me negarás que sin fantasía y oportunidad se acaba el camino, y la meta resulta imposible, llegar es el triunfo, la victoria ansiada.
Entre tanto el tiempo, ese que quita y pone y otras sólo pasa aunque cuenta, porque nos enseñaron a sumar, uno más uno dos, dos más dos cuatro.
Y han pasado muchos años aunque no todos, en los que aprendimos que la cobardía es una imprudencia devastadora, oí decir; en el amor duele como un disparo a quemarropa; nosotros no tuvimos miedo, aun cuando la leyenda cuenta que los enemigos del amor se reunieron para darle muerte y no lo consiguieron, dice bien la historia la rutina fue su final.
Y han pasado muchos años, aunque no todos, lo sabemos porque nos enseñaron a contar, y seguimos preguntándonos un día y otro, ¿Qué hay de lo nuestro?, eso nuestro es la vida que hemos parido, una vida única, nueva, que engendramos independiente y pendiente de ti
y de mí.; se llama amor.
Me gustaría que hablases de ella como te salga del Alma, y diga yo lo que me plazca de ella. Será nuestro amor el que cruce la meta ajustada a nuestro corazón, como siempre, como antes, como en el instante en que descubrimos nuestra América.
Luisa Serrano
