Quiero amablemente pedirte disculpas y perdón, por el daño que te haya podido causar con mis salidas de tono.
Raquel, han pasado dos meses dieciocho días y algunas horas, que no he podido dejar de pensar en ti, y creo que me costaría mucho olvidarte.
Hay veces Raquel que es bueno que pase un tiempo para poder reflexionar, y darte cuenta de lo mal que lo has hecho y el daño que le has podido haber hecho a esa persona. Te vuelvo a pedir perdón y lo haré siempre que yo lo crea necesario, porque pienso que me he portado como un imbécil y una persona un poco inmadura.
Cuando pienso Raquel que a la persona que quiero, la has perdido o la puedes perder, entonces te das cuenta, que a esa persona la quieres y la valoras mucho más que antes.
Yo te prometo Raquel, que todo el tiempo que sigamos juntos, y yo quiero que sea mucho, jamás volveré acerté ninguna ofensa ni a decirte ninguna palabra malsonante.
Ahora Raquel tomate todo el tiempo que necesites, y si algún día me puedes perdonar no tendré ninguna duda cariño, que podamos seguir teniendo una buena y respetuosa amistad. Que en principio cariño podrá ser más abierta o más cerrada, eso tú lo decidirás, lo importante es que sea buena, para los dos Tú y Yo.
Raquel, yo todo esto te lo podía haber dicho personalmente, pero me ha parecido mejor escribirlo en esta carta, para que tu cariño, la leas serena y tranquilamente y puedas tomar tu propia decisión.
Te prometo Raquel que la decisión de escribir esta carta la he tomado con una buena reflexión y jamás volveré a defraudarte. Sin nada más recibe un cariñoso saludo de este que no te olvida,
Carlos.
