Como suele ocurrir en ese tipo de realitys, no siempre el que gana es el que triunfa. Hablamos del fenómeno del clásico reality, en el que el segundo o el tercero es el que sobrevive a los meses siguientes. No hay más que ver los ejemplos de Operación Triunfo, MásterChef, entre otros.
Pero viajemos a 2018 y a la primera edición de Maestros de la Costura de TVE. ¿Quién se acuerda de la ganadora? ¿Alguien sabe qué está haciendo Alicia? Después de diseñar aquella colección cápsula para El Corte Inglés (que le correspondía), poco se oye de la joven que, caracterizada por crear moda para "princesas", terminó encajando en el estereotipo preferido para los "representantes" de este tipo de campeonatos televisivos. Y ganó. Pero el silencio, cuando llega, no avisa. Y es que, en esta cadena en cuestión, los prefieren bonitos y correctos. Si Maestros de la Costura se hubiera emitido en Telecinco, habría ganado Eduardo Navarrete.
Dejando las especulaciones a un lado, la semana pasada se celebró la Madrid Fashion Week, y lo cierto es que me parece algo repetitivo hablar de los mismos diseñadores de siempre; prefiero dedicar este espacio a jóvenes promesas.
Y es que Eduardo Navarrete, ese que se quedó a las puertas de ganar, es todo un ejemplo de quedar tercero, regalándoles una lección a sus compañeros, al jurado y a la industria de la moda. Una lección de cómo imponer tu estilo por encima de todas esos "consejos" gratuitos (a veces perniciosos) de "maestros" consagrados de este mundillo, comprendiendo que para la moda comercial está Zara; y que para la moda de princesas, Pronovias; que el Chonismo lo representa Cristina Pedroche; y que para la alegría y originalidad, ya tenemos a Agatha Ruiz de la Prada. Aquí, si no marcas un estilo propio, es mejor retirarse.
Recordemos que el paso de Navarrete por el concurso de La 1 fue cuando menos polémico. Desde las continuas discusiones con Lorenzo Caprile (en donde el joven alicantino nunca se dejó pisar por el "saber hacer", que no cuestiono, del autor de los vestidos de Nochevieja de Igartiburu -¡preciosos vestidos, por cierto!-); hasta atreverse a recriminarle a Mónica Cruz que no supiera coser (como ocurrió durante la prueba de los vestidos de novia de la semifinal). Micro-polémicas (que para mí se quedaron en anécdotas que hacían divertido el programa) gracias a las cuales La 1 podía presumir de una muy buena audiencia.
Pues bien. Ese polémico concursante, a veces algo testarudo y caprichoso, con una estética de lo más característica (esa ‘melenaza’ rubia es la envidia de todas mis amigas), ha llevado su arte hasta la pasarela internacional de moda de Madrid, del calendario oficial, siendo el único concursante del reality que ha desfilado en la MB Fashion Week Madrid. ¡Casi nada!
El autor de esas máscaras verdes como icono de su marca, en donde se representa a él mismo bajo una estética a caballo entre el pin-up y el vanguardismo más radical, Navarrete ha presentado una colección llamada ‘Ukomavu’ (en swahili, ‘madurez’), cuyo desfile no se lo quiso perder ni Rossy de Palma.
La propuesta del diseñador llegaba con aires africanos, inspirada en tribus como la de los Masai Mara, aterrizando en el pódium del Matadero de Madrid con un total de 30 propuestas. Y es que, en 2018, el creador comenzaba una búsqueda de inspiraciones en el continente africano, viajando concretamente a Kenia.
Aunque lejos de convertirse en una colección comercial (lo cual no impide que marque la tendencia de prendas más ponibles), Eduardo Navarrete es el vivo e inquieto ejemplo de un joven creativo que se atreve a dar el paso de convertirse en un empresario que cuenta historias a través de la moda.