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Katy Mikhailova

Camisas con bañador, una falda de Dior y el Tío Carrete

La última polémica de Dior sucede por una falda plisada (3.800€) que recuerda a la ropa tradicional del grupo étnico Han.

La última polémica de Dior sucede por una falda plisada (3.800€) que recuerda a la ropa tradicional del grupo étnico Han.
La falda de Dior | Dior/WWD

La polémica de la semana viene protagonizada por la tendencia de combinar camisas con bañador, apuntan algunos medios si googlean . Llevamos años conviviendo y soportando la horrible estampa de influencers que viajan en avión con calcetines y chanclas que, cual reminiscencia del turista guiri, le dan un toque chic. Pero nos ofendemos por combinar una camisa de lino con un bañador de Tommy -por ejemplo-. Ya escribía yo el verano pasado acerca del estilo apropiado para viajar en barco. Y es que hablamos de una tendencia atemporal que, al final, no deja de ser el resultado del calor y de la actitud desenfadada en una época en la que -en teoría- toca relajarse.

No menos alabanzas y atención se merece la última -y absurda- polémica de Dior por una falda plisada (3.800€) que recuerda a la ropa tradicional del grupo étnico Han. La polémica se ha visto materializada por el hashtag #plagioDeDior y la red Weibo, un híbrido de Facebook con Twitter en versión china, acumula más de 14 millones de visitas e impactos.

El jueves asistía como invitada al Teatro Real para ver el espectáculo del Tío Carrete de Málaga (José Losada), en Flamenco Real (el festival de flamenco capitaneado por Solana Producciones). El espectáculo de Carrete significó 50 minutos sin Carrete y 14 con. Pero esos 14 minutos prometo que han servido para inyectar vitamina a la apatía y nihilismo en el que estamos inmersos. Un señor de 82 años (no está clara la edad), originario de Torrelaguna, y aun zapateando en una silla, ha conseguido levantar al público de sus asientos y regalarle una lección al mundo de que la vida es mucho más que el número de likes en una foto en Instagram; que la vida debe ser vida en vida, y no en una pantalla; y que la felicidad no es el resultado de hacer el ganso en Tik Tok o trollear a cualquier marca o personaje público cuyos ideales no encajan con los valores de masas. Estamos viviendo cómo el fuego arrasa con hectáreas enteras de bosques en España, ante lo que permanecemos de brazos cruzados pendientes de cuál es el último vestido que va a llevar la celebrity de turno a la boda de turno, qué color de carmín favorece más a las morenas este verano o cómo conseguir que el rubio con el sol no se queme. Nos seguimos ofendiendo por todo, mientras vemos la vida pasar a una velocidad de vértigo.

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