
El planeta está en una situación de emergencia climática y si no se actúa desde todos los frentes será difícil asegurar un buen futuro para las generaciones venideras. Desde hace ya años existe una preocupación general por la conservación de la naturaleza, y para ello se ha trabajado internacionalmente en la elaboración de una Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que ha entrado en vigor recientemente en España.
El objetivo final es alcanzar la neutralidad climática, lo que significa minimizar al máximo las emisiones de gases de efecto invernadero y compensar aquellas que no puedan evitarse, en el año 2050. Esto es algo que puede lograrse si todos y cada uno de nosotros pone su granito de arena ya que a veces no nos damos cuenta pero lo que consumimos en el hogar puede tener repercusión en los ecosistemas más grandes del mundo y tan solo necesitamos pasar a la acción para evitar la pérdida de especies y biodiversidad.
Por ello nunca había sido más importante tener una casa limpia, pero no necesitas emplear un batiburrillo de productos tóxicos para mantenerla impoluta. Los supermercados están hasta arriba de productos de limpieza envasados en plástico que están llenos de sustancias químicas potencialmente perjudiciales para la salud de los humanos y el planeta.
Cambia la lejía corrosiva por bicarbonato de sodio o vinagre para limpiar retretes y desagües, o pásate a productos de limpieza más suaves para la cocina y el baño comprando en una empresa responsable con el medioambiente. También puedes probar sus estropajos de fibra natural de coco. Si buscas una alternativa reutilizable al papel de cocina, prueba las toallas de bambú.
Sin embargo, además del tipo de producto que se emplea también es importante hacer un buen uso de la lavadora y del lavavajillas. Por ello en Libertad Digital te damos una serie de recomendaciones para hacer un uso más eficiente de la lavadora:
- Las prendas de color oscuro deben lavarse del revés.
- En una misma colada no deben mezclarse prendas de colores oscuros y claros.
- Las prendas delicadas deben ir dentro de una bolsa de lavado.
- No se debe sobrecargar la lavadora. El lavado es más eficaz si las prendas se pueden mover dentro del tambor.
- Hay que seleccionar el ciclo de lavado adecuado al tipo de ropa que se va a lavar.
- Las prendas con estampaciones se deben lavar del revés para no dañar a otras prendas.
- Hay que sacar la ropa de la lavadora en cuanto termine el ciclo, sacudirla, y si es posible tenerla para su secado al aire libre.
- Si se opta por una carga mixta, hay que revisar las etiquetas de las prendas y seleccionar la temperatura más baja del conjunto de ropa que se va a lavar.
- No es necesario lavar la ropa de bebé a mano, ni con agua caliente.
- Un detergente no lava mejor porque haga más espuma.
Pero no solamente haciendo un uso inteligente de la lavadora y empleando productos menos dañinos con el medioambiente podremos ayudar a nuestro entorno sino que tenemos una serie de actitudes ante la vida que podemos adoptar si queremos dejar un mundo mejor al futuro.
Compra menos: de todas las materias primas que extraemos de la naturaleza y convertimos en productos, aproximadamente dos tercios acaban convertidas en residuos. Por tanto, la salud del planeta depende de que todos compremos de forma sostenible aquello que necesitamos y lo reutilicemos cuando hayamos terminado.
Consume más plantas: se prevé que el mercado mundial de alternativas a la carne supere los 5.700 millones de euros para 2025 y los productos de origen vegetal están atrayendo incluso a los más acérrimos amantes de la carne, aunque sea para probar. Esto, unido al elevado coste ambiental de su producción, hace que reducir el consumo de carne y productos lácteos sea una de las formas más eficaces de limitar nuestra huella ecológica. No decimos que todos tengamos que ser vegetarianos o veganos, por supuesto que no, simplemente que aumentar el consumo de plantas y reducir a una o dos veces a la semana el de carne es mejor para el medio ambiente.
Reduce el gasto de electricidad: plantéate cambiar a una empresa o cooperativa de energía verde. También puedes instalar un contador inteligente para gestionar y vigilar tu gasto de energía y reducir las emisiones de carbono.
Picnics sin plástico: el ser humano produce 300 millones de toneladas de plástico cada año: el peso aproximado de toda la población humana. Las restricciones por la covid 19 han convertido los pícnics en la forma ideal de reunirse, pero no suelen ser la forma más verde de comer ya que casi todos los productos que se compran para llevar suelen estar envueltos en plásticos desechables. Además otro problema es que solo se recicla en torno al 9% de los residuos plásticos y el resto termina en vertederos, ríos o mares.
Belleza sostenible: a todos nos encantan los productos de belleza o de aseo, pero una vez sabemos qué funciona y qué nos gusta, comprar un recipiente rellenable en lugar de un bote o una botella nuevos puede ahorrar residuos. Busca marcas que se esfuercen por reducir la cantidad de productos que se convierten en residuos o que trabajen de forma proactiva en envases sostenibles; opta por pastillas de champú y gel en lugar de botellas, cuchillas de afeitar reutilizables y desodorantes naturales rellenables para reducir el uso de plástico.
Acorta las duchas: a pesar de que lo llamamos ‘Planeta Azul’, menos del 1% del agua de la Tierra es dulce y accesible. España ya es uno de los países más secos de Europa y, por consiguiente, uno de los más propensos a sufrir estrés hídrico, sobre todo cuando el cambio climático es un peligro muy evidente y presente. Una ducha media de cinco minutos, por ejemplo, gasta 45 litros de agua; reducir la duración a la mitad o evitar duplicarla puede repercutir tanto en el ahorro de agua como en el combustible empleado para calentarla.
Reduce los residuos electrónicos: puede que nuestra obsesión con la tecnología esté impulsando el avance de la humanidad, pero la reducción del coste de los aparatos electrónicos y la cultura de usar y tirar han convertido los residuos electrónicos en la corriente de desechos que más rápido crece en el planeta: en 2019, el mundo produjo 53,6 millones de toneladas métricas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Solo poco más del 17% se recicló y el resto acabó en vertederos o fue desmantelado, normalmente por trabajadores en condiciones precarias.

