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¿Hay cambios en el cerebro cuando se habla con uno mismo?

Hablar solo no es sinónimo de estar loco. Le ocurre a muchas personas y está ligado a la autopercepción, a la conciencia y a la memoria.

Hablar solo no es sinónimo de estar loco. Le ocurre a muchas personas y está ligado a la autopercepción, a la conciencia y a la memoria.
Sonrisa ante el espejoTe miraste al espejo y la estancia se bañó en la luz de tu sonrisa y en el fulgor de su reflejo. | Flickr/CC/melibeo

Sorprenderse hablando con uno mismo puede ser algo embarazoso pero no debe ser algo que llame la atención porque, a pesar de que pueda resultar curioso, es algo de lo más habitual. No obstante, el que resulte chocante hablar solo se debe a que el propósito de hablar en voz alta no es otro que comunicarse con otras personas. Pero dado que muchos hablan consigo mismos, ¿Será normal e incluso saludable?

En realidad, si uno se para a pensar habla en silencio consigo mismo todo el tiempo y no solamente el clásico "¿dónde he dejado las llaves?", sino conversaciones profundas y trascendentales en las que uno se enfrasca a las tres de la mañana con sus pensamientos como único interlocutor. Esta charla interna es muy saludable, ya que cumple la función de mantener la mente en forma, ayuda a organizar los pensamientos, planear las acciones que se quieren llevar a cabo, consolidar la memoria y dar forma a las emociones. Hablar en voz alta puede ser la continuación de la silenciosa conversación interior, y puede estar provocado cuando se activa involuntariamente un comando motor.

Si bien es cierto que, como han demostrado varias investigaciones, existen personas cuya voz interior permanece en un estado de bastante silencio, mientras que otras son de lo más charlatanas, en general, es un ejercicio de la mente ligado a la autopercepción, a la conciencia y a la memoria. Entonces, ¿Cómo sucede exactamente este diálogo hacia el interior? Para empezar, los expertos creen que lo que son, en realidad, monólogos por el simple motivo de que solamente interviene una persona, aunque parezca encontrar diferentes voces son una simulación del habla abierta. Es decir, no hay gran diferencia entre verbalizar y no verbalizar.

Por tanto, lo que queda claro es que la conversación interna, o el acto de hablar consigo mismo en la mente, es una experiencia común en la vida cotidiana. Ya sea que se estén planificando las tareas diarias, reflexionando sobre eventos pasados o procesando emociones, todo el mundo ha tenido interacciones internas. Esta práctica plantea una pregunta interesante: ¿Hay cambios en el cerebro cuando se habla con uno mismo?

La neurociencia ha arrojado luz sobre este fenómeno. El cerebro humano es increíblemente complejo, y la comunicación interna es solo una de las muchas funciones cognitivas que involucran diversas áreas cerebrales. Cuando se habla con uno mismo en la mente, la actividad cerebral se refleja en ciertas áreas, principalmente en el lóbulo frontal. El lóbulo frontal es esencial para las funciones ejecutivas, como la planificación, la toma de decisiones y el control de impulsos. Cuando uno habla consigo mismo, esta área del cerebro se activa, lo que sugiere que se están utilizando procesos cognitivos para procesar la información y tomar decisiones.

La comunicación interna también involucra el uso del lenguaje. Aunque no se habla en voz alta, la mente sigue procesando palabras y pensamientos en forma de lenguaje. La actividad cerebral relacionada con el lenguaje se puede observar en áreas como el área de Broca, que está vinculada a la producción del habla y la comprensión del lenguaje. A medida que se habla internamente, estas áreas también se activan, lo que respalda la idea de que el lenguaje juega un papel importante en la comunicación interna. Además, la comunicación interna puede estar relacionada con la memoria y el aprendizaje. Cuando se reflexiona sobre eventos pasados o se consideran opciones futuras, se está utilizando la memoria para acceder a experiencias pasadas y el aprendizaje para tomar decisiones informadas. Estos procesos implican la activación de áreas cerebrales asociadas con la memoria a largo plazo y la toma de decisiones, como el hipocampo y la corteza prefrontal.

La voz interna acompaña desde la infancia

Hablar con la voz interna no es algo que se aprenda o se vaya realizando con el paso de los años, de hecho, los niños pequeños ya mantienen diversas conversaciones junto a sus juguetes. Hay que destacar que es alrededor de los 7 años la época en la que comienzan a hablar con su interior también.

En el caso en el que uno se imagina que está inmerso en una discusión con otra persona, el cerebro actúa de la siguiente manera: Si se pone en nuestro lugar, se activan los centros auditivos del hemisferio izquierdo. Pero si está en el papel de la otra persona, trabaja el hemisferio derecho.

¿Cuándo se deja de hablar en voz alta?

Resulta que el cerebro pasa por procesos similares cuando se piensan palabras que cuando se habla en voz alta, esto, a su vez, se traduce en que las regiones cerebrales activadas durante el habla interna se muestran bastante parecidas a las que se activan durante el habla abierta o habla real. Dichas regiones incluyen el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo y el lóbulo parietal, por ejemplo, que ayudan a procesar la estimulación externa.

Así, durante la infancia, todas las personas se comportan como esponjas que absorben nueva información constantemente desde todos los ángulos, de hecho, los niños que juegan solos suelen dialogar en voz alta con los juguetes, sin embargo, a partir de los 5 a 7 años, esa verbalización se inclina hacia adentro.

Un juego adulto

La manera en que se han construido los perímetros del lenguaje social lleva a reprimir estos gestos cotidianos cuando se es pequeño por el simple hecho de que hablar solo está mal visto, una acción cargada de consideraciones hacia la idea antigua de la locura que aún condiciona. Pero en el fondo, al cerebro le da igual cualquier prejuicio, así que aunque escondido, buscar las formas de seguir entablando conversaciones de todo tipo. Y lo paradójico es que se convierte en una especie de juego adulto: durante esa discusión interna, están jugando dos roles: tú mismo y la persona con la que estás discutiendo.

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