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Hábitos comunes que destruyen la piel

La piel es un órgano muy delicado y hay que cuidarlo bien. ¿Qué hábitos afectan a su salud? Algunos pueden resultar llamativos.

La piel es un órgano muy delicado y hay que cuidarlo bien. ¿Qué hábitos afectan a su salud? Algunos pueden resultar llamativos.
mujer, bienestar, spa | Pixabay/CC/Tumisu

Toda mujer y cada vez más hombres buscan un cuidado adecuado para su piel, ya sea grasa, mixta, seca o envejecida. Conseguir una piel de porcelana es todo un reto. Sin embargo, al igual que existen hábitos para mantener una piel joven, lisa y luminosa por más tiempo, también hay otros que la pueden estropear y envejecer más rápidamente. Normalmente se siguen rutinas de skincare que se consideran adecuadas para la piel, pero no siempre es así. A veces, incluso hay tendencias que pueden ser dañinas para ciertas personas.

No hay que olvidar que la piel es el órgano más grande y visible del cuerpo, y su salud y apariencia están influenciadas en gran medida por los hábitos diarios. Desafortunadamente, muchos, sin saberlo adoptan hábitos comunes que pueden dañar la piel. No obstante, también es importante recordar que es normal que la piel cambie con la edad: se vuelve más delgada, pierde la tersura y pueden aparecer arrugas y manchas de la edad. Pero también es importante saber que la piel puede repararse a sí misma a cualquier edad con unos buenos cuidados y unos hábitos saludables.

Es importante prestar atención al cuidado de la piel durante toda la vida ya que este hecho no solo proporciona un aspecto más juvenil, sino que también podría salvar la vida, el motivo es que el cáncer de piel es el tipo de cáncer más común en Estados Unidos y aproximadamente 9.500 personas en el país reciben un diagnóstico diario de esta enfermedad. Además, en los últimos años ha aumentado la cantidad de casos de melanoma entre los adultos mayores. Por ello, hacer algunos cambios en el estilo de vida y modificar los hábitos perjudiciales puede ayudar a protegerse contra el cáncer y retrasar el proceso de envejecimiento.

¿Cuáles son los peores hábitos para la piel?

  • Exposición excesiva al sol: La exposición prolongada al sol sin protección es uno de los mayores culpables de daño en la piel, el motivo es que los rayos ultravioleta (UV) pueden causar quemaduras solares, envejecimiento prematuro y aumentar el riesgo de cáncer de piel. Por ello, es esencial utilizar protector solar y protegerse del sol, especialmente durante las horas pico de radiación UV. También es importante no olvidar el protector en invierno, no solamente en el verano ya que el sol, aunque en menor medida, puede dañar la piel.
  • No proteger la piel del clima: No hay que olvidar que tanto el frío extremo como el calor intenso pueden dañar la piel, por lo que el hecho de no protegerla adecuadamente en estas condiciones puede causar sequedad y quemaduras.
  • Dormir poco: La falta de sueño afecta negativamente a la piel ya que durante el sueño, la piel se repara y regenera. Por ello, la falta de sueño puede causar ojeras, piel opaca y acelerar el envejecimiento.
  • Dormir de lado: Si se suele dormir así, este quizá sea uno de los errores de belleza más difíciles de corregir. Según los expertos, si se duerme de lado no se tardará en descubrir que el surco naso geniano de ese lado está más pronunciado. Para evitar este tipo de problemas, lo mejor es dormir boca arriba, así además se evitan las arrugas del pecho.
  • No desmaquillarse antes de dormir: El motivo es que el maquillaje obstruye los poros, incrementando la posibilidad de sufrir acné o empeorarlo y provocando signos de envejecimiento prematuro. Además, si una se acostumbra a utilizar toallitas desmaquillantes, hay que saber que no retiran todos los principios activos de producto, por lo que, la limpieza facial es incompleta. Por ello, si se desmaquillan con toallitas lo ideal es lavarse con el jabón de la cara posteriormente.
  • Lavado excesivo o uso de productos agresivos: El uso excesivo de productos de limpieza fuertes o el lavado constante pueden eliminar los aceites naturales de la piel, dejándola seca y sensible. Es importante elegir productos suaves y seguir una rutina de cuidado de la piel equilibrada.
  • Exfoliar la piel demasiado: Los expertos facialistas aseguran que con la exfoliación, la piel respira mejor, se estimula la oxigenación celular y se absorben los nutrientes y principios activos de los productos y cremas hidratantes que apliquemos después. Sin embargo, hay que tener cuidado con hacerlo más de una vez, o dos, a la semana. El motivo es tan sencillo como que puede causar sequedad e inflamación, destruyendo las células sanas y promoviendo la hiperpigmentación del cutis.
  • Abusar de las mascarillas y tratamientos: Aunque no parezca real, aplicarse mascarillas y tratamientos con demasiada frecuencia es uno de los hábitos que dañan la piel más de lo que la benefician. Si bien nunca viene mal una dosis adicional de nutrientes y antioxidantes, lo cierto es es que aplicarlos en grandes cantidades puede entorpecer los procesos naturales de regeneración.
  • Comprar productos con fragancias y colorantes: Muchas personas prefieren los jabones y las lociones con aromas intensos, pero los productos que utilizaban cuando eran más jóvenes pueden comenzar a producir sarpullidos e irritaciones con la edad, ya que la piel se vuelve más delgada y sensible. Las fragancias, los colorantes y otras sustancias químicas artificiales también acentúan la sequedad. Si se suele tener la piel seca, lo mejor es optar por jabones o limpiadores sin fragancias indicados para la piel sensible, y utilizar también detergentes y lavavajillas sin aditivos ni irritantes. Para retener la humedad, hay que aplicar una loción o una crema hidratante sin fragancias cada vez que se laven las manos o la cara.
  • Mal uso de productos contra el acné: Los productos para el acné sólo deben usarse en las zonas afectadas, si se aplican en todo el rostro, pueden secar la piel y causar una sobreproducción de aceite, que, lejos de solucionar el problema, lo agravará. Lo recomendable es realizarse una exfoliación suave, desinfectar la zona con un astringente natural como el árbol de té e hidratarla.
  • No hidratar la piel adecuadamente: Es un error en el que incurren sobre todo quienes tienen la piel grasa, pues consideran que no necesitan crema hidratante e, incluso, temen que su aplicación les provoque un brote de acné. Pero esto no es así ya que el hecho de no aplicar una crema hidratante adecuada después de limpiar la piel puede llevar a la sequedad y la descamación. Las pieles grasas también la necesitan y solo hay que dar con la más apropiada en cada caso.
  • Ducharse con agua muy caliente: Las duchas largas y el agua caliente pueden eliminar los aceites naturales de la piel y agravar la sequedad. Por ello, lo mejor es optar por duchas rápidas con agua tibia para evitar la pérdida excesiva de humedad. Además, hay que evitar frotar vigorosamente la piel con la toalla después de la ducha; en su lugar, hay que secarla suavemente para retener la humedad.
  • Frotar la piel con fuerza: Frotar la piel con fuerza al lavarla o secarla puede irritarla y causar enrojecimiento, inflamación y daño a largo plazo. Por ello, a la hora de secarla es importante hacerlo con suaves toques y emplear toallas suaves. Además, hay que ser también muy delicada si se utilizan algodones para desmaquillarse o aplicar el tónico tras la limpieza.
  • Rascarse o pellizcar: Rascarse y pellizcar las picaduras de insectos, las costras, los granos y otras protuberancias de la piel es algo natural, pero puede producir una infección o dejar una cicatriz permanente. Este hábito también dificulta el diagnóstico médico cuando surgen problemas. Tanto si se suele pellizcar con frecuencia como si sencillamente no se puede resistir rascar una picadura de mosquito que produce comezón, lo mejor es cubrir la zona con una tirita durante unos días.
  • Fumar: El tabaquismo es un hábito extremadamente perjudicial para la piel ya que fumar reduce el flujo sanguíneo hacia la piel, privándola de oxígeno y nutrientes esenciales. Esto conduce a un envejecimiento prematuro, arrugas y un tono de piel desigual. Con el paso del tiempo, los fumadores son más propensos a tener sequedad en la piel, pigmentación irregular, ojos hundidos, mandíbula flácida, y arrugas y surcos faciales profundos. Tal es el efecto que se ha observado que la piel de los fumadores de 40 años se asemeja a la de los adultos no fumadores de 70 años. Además, fumar también ralentiza la capacidad del cuerpo para curarse a sí mismo y aumenta las probabilidades de infección de la piel, además de aumentar la inflamación general del cuerpo. Al mismo tiempo, los carcinógenos del humo del cigarrillo aumentan notablemente el riesgo de contraer diversos tipos de cáncer, incluido el cáncer de piel.
  • Consumo excesivo de alcohol y cafeína: El alcohol y la cafeína pueden deshidratar la piel, lo que puede llevar a una apariencia apagada y arrugas, por lo que, la moderación en el consumo de estas sustancias es importante para mantener la piel saludable.
  • Mala alimentación: Una dieta rica en azúcar, grasas saturadas y alimentos procesados puede contribuir a problemas de piel, como el acné. Una alimentación equilibrada con frutas, verduras y proteínas magras promueve la salud de la piel.
  • No beber suficiente agua: Cuando se habla de hidratar la piel correctamente se refiere a hacerlo por dentro y por fuera. La hidratación adecuada es esencial para una piel saludable y no beber suficiente agua puede hacer que la piel luzca opaca y seca.
  • Estrés crónico: El estrés puede desencadenar afecciones cutáneas como el acné y el eczema. La gestión del estrés a través de técnicas de relajación puede tener un impacto positivo en la salud de la piel.
  • No lavar las sábanas: No es de extrañar que una de las principales causas de los brotes en la piel sean sábanas sucias e infestadas de bacterias. Por lo que, lo adecuado es lavar las fundas de las almohadas y las sábanas cada semana.

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