
La búsqueda de la felicidad es una constante en la filosofía contemporánea. La mayoría de las personas pretenden ser felices, ya sea teniendo más o menos, pero sin problemas que les pueda ocasionar inestabilidad. Sin embargo, esto es solo posible para unos pocos. Cada persona del mundo tiene unas cosas que le hacen feliz, puede ser el trabajo, el deporte, la familia, los amigos, salir de fiesta, ver películas, ir de compras, leer.... pero hay unas características iguales de las personas más felices.
Si se hace caso a la cultura japonesa, que son los más longevos y, parecen, los más felices, hay que tener en cuenta la palabra Ikigai. Ikigai podría traducirse como "la felicidad de estar siempre ocupado" y se centra en el verdadero propósito de la vida de una persona. Se dice que encontrar el propio ikigai hace que la vida tenga más sentido, de hecho, algunos expertos aseguran que muchas de las personas más longevas del mundo encuentran su ikigai y lo priorizan casi todos los días de sus vidas.
No obstante, hay que tener en cuenta siempre que la felicidad es un viaje, no un destino, y hay reglas simples pero poderosas que pueden guiar a alguien hacia una vida más plena y satisfactoria. Tanto es así que, para ser la persona más feliz del mundo, es esencial adoptar un enfoque positivo y cultivar hábitos que nutran el bienestar emocional.
- Practicar la gratitud diaria es fundamental. Tomarse un momento cada día para reflexionar sobre las cosas por las que uno se siente agradecido puede cambiar la perspectiva y fomentar una actitud positiva. El motivo es que reconocer las pequeñas alegrías de la vida contribuye a la sensación general de felicidad y es una excelente manera de recordar todas las cosas buenas de las que se compone la vida. También es importante tomarse un tiempo para compartir el aprecio que a cada uno le genera su amada familia, sus amigos o incluso por uno mismo. Los científicos descubrieron que practicar la gratitud de manera constante resultó en menos fatiga, menos días de enfermedad y una mayor satisfacción laboral.
- Hallar el ikigai: "El ikigai es la razón por la que uno se levanta cada día", refiriéndose a aquello que hace que valga la pena vivir y que tenga sentido. Por tanto, el ikigai se enfoca en las pequeñas cosas en las que cada uno es bueno, que aportan satisfacción y que repercuten positivamente en los demás. Descubrir cuál es la pasión de cada uno y dejarse llevar por ella es tener un ikigai, y esto agrega un propósito a la vida y puede llevar a las personas a una mayor felicidad.
- Mejorar cada día: Kaizen se traduce como la búsqueda de la mejora continua. Hay que destacar que en un principio, el término se empleó en el mundo empresarial, pero su éxito ha hecho que se aplique prácticamente a todos los aspectos de la vida. El planteamiento es sencillo: no es posible pretender hacer cambios drásticos, sino que hay que dividir el camino en pequeñas etapas o tareas y volverse un poco mejor cada día. Según la filosofía Kaizen, la perseverancia es el terreno donde germinan los progresos.
- La aceptación es otra regla clave para la felicidad duradera. Aceptar tanto las circunstancias como a uno mismo, con todas las virtudes y defectos, libera de la carga del juicio constante y permite un espacio para el crecimiento personal. La autocompasión también juega un papel importante en este proceso; tratarse con amabilidad y comprensión en lugar de ser autoexigente fomenta una mayor paz interior.
- Cuidar la energía: Vale saber que en Japón para preguntar "¿Cómo estás?" dicen "Genki desu ka?", que significa literalmente "¿Cómo está tu energía?". Gen remite a "la fuente, el origen" y ki a la energía vital que todo el mundo posee. Estar "genki" significa estar bien, pues la energía se encuentra equilibrada. Cuando una persona se encuentra mal es, por tanto, porque su ki o fuerza vital, está dañada. En consecuencia, para estar mejor es clave encontrar por qué y restaurar el ki. Y para ello será importante prestar atención tanto a lo material, como a la mente y el espíritu, a aquello que se dice y se piensa. Pero, además, como los seres humanos forman parte del universo, su energía interior viene marcada por la influencia de las demás personas y elementos que los rodean, por lo que resulta elemental prestar atención al entorno y vivir y habitar espacios que promuevan el bienestar.
- La conexión con los demás es esencial para una felicidad plena. Cultivar relaciones positivas, ya sea con amigos, familiares o la comunidad, brinda un sentido de pertenencia y apoyo emocional. La empatía y la compasión hacia los demás fortalecen los lazos humanos y generan un círculo virtuoso de bienestar compartido.
- La búsqueda constante de pasiones y propósitos personales también es crucial para la felicidad. Establecer metas realistas y alineadas con los valores personales proporciona un sentido de dirección y logro. La autosuperación y el aprendizaje continuo contribuyen a un sentimiento de realización personal.
- Soltar lo que está fuera de control: La expresión japonesa ‘shoganai’ enseña a aceptar aquello que está fuera de control. Aceptar es respetar los ciclos, los buenos y los malos, dejar que las cosas fluyan para poner toda la energía en aquello que sí se puede mejorar y cambiar. Detrás de este pensamiento hay una mentalidad práctica y llena de sabiduría. Al no perder el tiempo y poner todo el potencial en cosas que sí pueden ser modificadas, no sólo se aleja la frustración sino que se alumbran ideas y soluciones.
- Tomarse las cosas con calma: Por el ritmo de vida actual que se lleva en Occidente, puede parecer normal apresurar las cosas y tener prisa, pero eso en realidad puede tener efectos negativos en la calidad de vida. En cambio, lo recomendable es tomarse un tiempo y ver cómo agrega más significado a la vida. Está demostrado que dar importancia a las pequeñas cosas mejora la salud del cerebro y transmite un mensaje positivo que transforma las relaciones y encamina hacia grandes objetivos.
- La práctica de la atención plena o mindfulness es otra regla vital. Vivir en el presente, sin preocuparse excesivamente por el pasado o el futuro, permite disfrutar plenamente de la experiencia actual y reduce el estrés innecesario.
- Disfrutar de las alegrías: Una obviedad si se ha aceptado el carácter del sufrimiento, hay que recordar que la alegría es un bien escaso y un estado de ánimo fugaz. Sin embargo, aún existe un peligro más trascendente que la arbitrariedad en la vivencia de la alegría o el sufrimiento y no es otro que, adictos a las alegrías, se sufra en su búsqueda. Para evitar sucumbir a este problema, hay que cuidarse de intentar hacer lo que de todos modos no se logra, ajustar las pretensiones, ambiciones y objetivos, renegar del futuro y no dejarse arrastrar por la euforia cuando se atraviesa una cumbre de alegría, sino que hay que ser conscientes de que enseguida llegará la pesadumbre.
- Estar en contacto con la naturaleza: La integración del mundo natural en la vida de los japoneses y su empatía con los animales, las plantas y el resto de los seres vivos se puede palpar en su día a día, en el diseño de sus casas y sus coches, en su esfuerzo por reciclar o dar gracias por los alimentos. Los shinrin yoku o "baños de bosque" son una práctica oriental cada vez más extendida en todo el mundo, que consiste en visitar un bosque y disfrutar de él con los cinco sentidos, para obtener beneficios para la salud mental y física. Incluso si se vive en una gran ciudad, encontrar tiempo para respirar aire fresco y dar un paseo, puede aumentar la productividad, mejorar el estado de ánimo y la memoria.

