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Katy Mikhailova

Una moda de mierda

La polémica y la controversia es la estrategia de la casa de lujo.

La polémica y la controversia es la estrategia de la casa de lujo.
La polémica cinta aislante de Balenciaga. | Balenciaga

La cinta aislante de Balenciaga es el colmo de la estupidez. Un rollo adhesivo en pulsera, por 3.000 euros, promete coronarse como el must-have de la ordinariez de esta temporada. Demna Gvasalia, director artístico de la casa, lo ha vuelto a hacer. Como las bolsas Ikea y como tantas otras sandeces del montón.

La polémica y la controversia es la estrategia de la casa de lujo, que hace mucho tiempo que ha enterrado al verdadero diseñador, y con ello, el buen gusto y la elegancia. Las redes de nuevo arden: unos lo entienden como la ironía del lujo y la burla por parte del creativo a la industria; otros lo ven innecesario y vulgar.

Aunque el lujo sea a menudo un fenómeno difícil de explicar, como la belleza y el amor, encontrarle sentido a este lanzamiento es un ejercicio muy complicado. No voy a analizar todas las memeces que ha parido este diseñador con la marca porque ya me parece agotador y repetitivo hasta la extenuación. De las bolsas de basura, a bolsos imitación de Ikea, zapatillas sucias, y una lista infinita.

Al final, y al comienzo, todo esto no deja de ser un fenómeno promovido como resultado de un imaginario social colectivo y creativo agotado. Una fuente de inspiración tan sumamente vaciada a causa del empalago que atravesamos de haberlo visto -casi- todo. No saber qué inventar, qué crear, qué emoción distinta plasmar desemboca en este tipo de acciones de un sinsentido en la estética; y, ante el hartazgo de recurrir a décadas gloriosas del arte y de la moda, o viajar a culturas "diferentes" para reinventar y reinterpretar la moda, sólo queda el feísmo como solución al aburrimiento que padecemos en Occidente, en materia de creatividad.

No hay más que analizar adónde mira el arte contemporáneo, que no es sino al hallazgo de la noticia rápida que catapulte a la fama a cualquiera. Si un vaso medio-vacío-medio-lleno puede ser una pieza de coleccionista, un celofán también. Si la semana pasada les hablaba del "arte de mierda", estamos ante una "moda de mierda" en donde no sabemos a qué recurrir y con qué vestir: mientre el low-cost es fomentar, en muchas ocasiones, el basto plagio de la mierda de la cúpula de oro y del lujo de la creatividad, optar por el lujo es sucumbir a la dictadura de un diseñador que se cree todo-poderoso a la hora de ejecutar la moda.

Veo por ahí jerseys agujereados como si hubieran sido carcomidas por un plaga de ratas. Los venden por 30 euros y por 3.000. ¿Entonces? La democratización de la moda no sólo nos ha igualado a todos sino que ha conseguido que la mierda de lujo pueda ser también convertida en mierda a bajo precio. La democratización era esto. Vaya usted. Es cuestión de semanas que Mulaya presente un rollo de papel higiénico en forma de brazalete. Con esto y más, podemos no ducharnos por la sostenibilidad, y caminar desnudos por la vida. ¡Feliz Semana Santa!

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