
Vivir sano y muchos años es algo que todo el mundo quiere, pero hay que tener en cuenta que no existe una fórmula secreta para llegar a los 100 años, no obstante sí que hay varios factores que han demostrado influir en la longevidad, como mantener un buen estado de ánimo. Lo que está claro es que actualmente la esperanza de vida ha aumentado exponencialmente en tan solo 100 años. De hecho, un ejemplo es que un niño estadounidense nacido en 1900 solo vivía, de media, entre 46 y 48 años y ahora la esperanza de vida media mundial es de entre 70 y 73 años. Sin embargo, hay personas que son capaces de superar con creces ese baremo. De hecho, hoy día hay más supercentenarios, es decir, personas que viven más allá de los 100 años, que nunca en la historia. ¿Pero por qué?
Diversos estudios sobre el tema aseguran que este tipo de personas, que alcanzan o superan los 100 años, son capaces de retrasar los síntomas del envejecimiento, el motivo es que la mayoría de los centenarios actuales han sobrevivido más allá de la esperanza de vida media porque retrasaron el desarrollo de la enfermedad hasta una edad más próxima a la muerte, lo que caracteriza la compresión de la morbilidad. No obstante, hace tiempo que se cruzó la línea del vivir más gracias, en parte a las mejoras en la higiene, la expansión de los antibióticos y el acceso a la vacunación. Por ello, actualmente se busca un envejecimiento saludable.
Todo el mundo envejece salvo causas de fuerza mayor, eso es algo evidente, pero cómo se envejece es algo que depende de numerosos factores, que también influyen en la relación entre longevidad y felicidad. Tener la capacidad de resiliencia y adaptación ante situaciones difíciles, cumplir con hábitos saludables como no fumar o no consumir alcohol en exceso, practicar ejercicio físico diario, vivir en pareja o seguir formándose siempre que se pueda son algunos de ellos. Pero no solo eso sino que dormir ocho horas, llevar una dieta saludable y hacer ejercicio son los tres puntos básicos para llevar una vida saludables y que ayudan a un envejecimiento saludable y a prolongar la vida. No obstante hay que recordar que algunas personas tienen la idea de que si hacen dieta y ejercicio pueden vivir 150 años y en realidad eso no es del todo cierto, ya que influyen muchos más factores.
¿Por qué no se viven más años: Hábitos y riesgos medioambientales?
Porque, como en cualquier circunstancia hay cosas buenas y malas y en este siglo no todos los factores son buenos, de hecho muchos afectan negativamente a la esperanza de vida. Algunos ejemplos son, que en los últimos años, más personas empezaron a fumar y muchas adoptaron dietas inadecuadas debido a la mayor disponibilidad de alimentos procesados y azucarados y también se generalizó el sedentarismo. Estas fueron algunas de las razones del actual aumento del cáncer y las enfermedades cardíacas. Además, muchos de los factores de riesgo son medioambientales, ya que las personas también están más expuestas que antes a niveles más altos de contaminación ambiental y sustancias químicas, frenando lo que quizá podría hacer vivir mucho más.
Consejos para un envejecimiento saludable
- Alimentación saludable: Consumir una variedad de frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables ayuda a mantener el cuerpo en buen estado. Solo hay que ver que las regiones conocidas por la longevidad, como Okinawa en Japón y Cerdeña en Italia, tienen dietas ricas en alimentos frescos y bajos en procesados y azúcares añadidos. Por ello, queda claro que un estilo de vida saludable juega un papel importante en la determinación de la esperanza de vida, de hecho, las decisiones que se toman con respecto a la dieta, ejercicio y hábitos influyen en gran medida en la salud en general.
- Actividad física regular: El ejercicio es crucial para la salud cardiovascular, muscular y mental y es tan básico como realizar actividades moderadas como caminar, nadar o practicar yoga. La clave es mantenerse activo a lo largo de la vida.
- Relaciones sociales fuertes: Tener una red de apoyo de familiares y amigos puede proporcionar un sentido de pertenencia y propósito, reduciendo el estrés y la depresión, algo a lo que se le ha dado importancia recientemente. Tradicionalmente se definía la salud como el bienestar físico, psíquico y social y es que éste último aspecto de la vida también influye poderosamente ya que ayuda a estimular el sistema inmunológico.
- Manejo del estrés: El estrés crónico puede tener efectos negativos significativos en la salud. Por ello, diferentes técnicas de manejo del estrés, como la meditación, la respiración profunda y el tiempo dedicado a hobbies y actividades recreativas, son esenciales para una vida larga y saludable.
- No fumar y limitar el alcohol: Fumar está directamente relacionado con numerosas enfermedades graves, incluyendo cáncer y enfermedades cardiovasculares. Pero no solo el tabaco sino que limitar el consumo de alcohol también puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
- Dormir bien: El sueño de calidad es vital para la reparación y regeneración del cuerpo, por este motivo, la mayoría de los adultos necesitan entre 7 y 9 horas de sueño por noche para mantener una salud óptima.
- Actitud positiva y propósito en la vida: Tener una actitud positiva y un propósito claro en la vida puede mejorar significativamente la longevidad. Se ha demostrado que muchas personas que viven hasta los 100 años tienen una visión optimista y se sienten motivadas por sus intereses y pasiones.
- El papel de la genética: Es posible que se hayan heredado ciertos rasgos genéticos que pueden aumentar o disminuir la propensión a ciertas enfermedades. Sin embargo, es esencial reconocer que las elecciones de estilo de vida y los hábitos saludables pueden seguir influyendo positivamente en la salud en general, independientemente de la predisposición genética.
No hay una fórmula secreta para llegar a los 100 años
A pesar de que hay ciertos elementos que favorecen la longevidad en buenas condiciones, realmente no existe una fórmula que asegure un envejecimiento saludable ni por qué unas personas viven más que otras. Hay factores genéticos que dependen de lo que se hereda de los padres, y otros están relacionados con el entorno y los hábitos de vida. El peso que tienen unos y otros todavía no está claro. En este punto, hay que recordar que se ha abusado del concepto de las zonas azules, es decir, aquellos lugares del planeta donde hay una concentración inusual de centenarios. A pesar de que esto puede dar la idea de que se debe a determinadas dietas o a características del entorno, la realidad es mucho más compleja.
Más allá de alargar el número de años, la cuestión clave es de qué manera quieren vivirse, y es que, aunque la calidad de vida ha aumentado, no lo ha hecho de forma paralela a la esperanza de vida. Esto quiere decir que cada vez se vive más años con mala salud, que no es ni mucho menos el objetivo. Hay que tener en cuenta que las sociedades no se están adaptando al envejecimiento y no están preparadas para afrontarlo. Ya se sabe que los genes juegan un papel clave en este hecho, pues el 25% de la capacidad para llegar a los 90 años está determinado por ellos.
Un riguroso estudio de la Universidad de Boston ha conseguido descifrar en parte el secreto para vivir 100 años. Desde 1995 se ha seguido un grupo de 800 centenarios y familiares, y ha descubierto que un 50% de los que llegan a los 100 es gracias a su genética, mientras que los que llegan 106 años, el porcentaje asciende a 75%. La importancia de estos patrones se explica porque se han encontrado combinaciones de genes presentes en los centenarios y se asocia a la longevidad.