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Origen de la tradición de dar dos besos al saludar a una persona

Saludar con dos besos a las personas es algo típico en España, pero ¿Cuál es su origen? Habla de la cultura de país.

Saludar con dos besos a las personas es algo típico en España, pero ¿Cuál es su origen? Habla de la cultura de país.
People hugging at church, woman in focus | Unsplash/Erika Giraud

Desde la antigüedad, todas las culturas han ido adaptando sus propios saludos a ellos mismos, algunos no necesitan de contacto físico y otros si, los dos besos, el abrazo o el apretón de manos, son algunos de los más comunes. Por ejemplo, en España está muy arraigada la costumbre de saludarse con dos besos, una de los saludos más íntimos, el motivo es que el beso se entiende como una muestra de cariño, pero también como un tipo de saludo muy extendido.

Pero no solo sucede en España sino que se trata de una práctica especialmente arraigada en Europa y algunos países de Latinoamérica, aunque puede variar el protocolo. Además, la cantidad de besos que se dan las personas puede variar considerablemente, debido a que en algunas zonas de Francia y Holanda se dan tres besos, mientras que en Normandía es más común saludar con cuatro besos, dos en cada mejilla. En cambio, luego uno encuentra países como Japón donde este gesto de afecto puede resultar incómodo y también una falta de respeto. Entonces, ¿De dónde surge la tradición de dar dos besos? Esta práctica tiene sus raíces en la antigüedad, y su evolución a lo largo de los siglos refleja cambios sociales, culturales y geográficos.

Para conocer el origen de besar como forma de saludo hay que remontase a la época de los romanos. En ese momento, los romanos distinguían entre varios tipos de besos: el "osculum" (beso en la mejilla), el "basium" (beso en los labios) y el "suavium" (beso apasionado). Generalmente, el osculum, o beso en la mejilla, se utilizaba como un saludo entre amigos y familiares, simbolizando respeto y afecto. Entonces, con la expansión del Imperio Romano, esta práctica se difundió por toda Europa, sentando las bases de las costumbres de saludo que perduran hasta hoy.

Pero no se quedaron solo en el Imperio Romano sino que durante la Edad Media, los besos en la mejilla siguieron siendo comunes, aunque su frecuencia y significado variaban según la región y el contexto social. Por ejemplo, en la aristocracia europea, besar la mano o la mejilla de una dama era una muestra de cortesía y deferencia. En cambio, en las comunidades rurales, el beso en la mejilla era una forma de expresar cercanía y confianza mutua. Finalmente, la tradición quedó implantada con el cristianismo, que incorporó este gesto y se usó en las ceremonias religiosas. De hecho, en su Epístola a los romanos San Pablo recomendó a sus fieles que saludaran "con un beso sagrado".

Hay que destacar que el saludo con dos besos, uno en cada mejilla, tiene raíces más precisas en la cultura francesa y española. En Francia, el "bise" se convirtió en un saludo típico, y la cantidad de besos puede variar de dos a cuatro según la región. En España, dar dos besos es una práctica común y ampliamente aceptada, aunque en algunas regiones, como Cataluña, se puede dar un solo beso o incluso tres. Pero no se ha quedado ahí sino que es una costumbre que ha cruzado fronteras y se ha adaptado en diferentes culturas con sus propias variaciones. En América Latina, por ejemplo, dar dos besos al saludar es común en países como Argentina y Uruguay, aunque en otros, como México, se suele dar un solo beso.

Significado social

En la sociedad española, este saludo es un indicador de la cercanía social y la familiaridad. A diferencia de otros saludos más formales, como el apretón de manos, los dos besos acercan a las personas, estableciendo un tono de amistad y confianza desde el principio de la interacción.

Reglas implícitas y variantes regionales

Aunque parezca sencillo, el saludo de dos besos tiene sus reglas implícitas. Por ejemplo, generalmente se comienza por la derecha. Además, hay variaciones regionales en España; en algunas áreas, el saludo puede ser más efusivo o reservado, dependiendo de las normas sociales locales.

Por otra parte, los besos deben ser secos y silenciosos, y además serían mejilla contra mejilla, sin poner los labios en contacto con la piel de nuestro interlocutor.

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