
El Síndrome del Intestino Irritable es un trastorno digestivo cada vez más habitual en la sociedad moderna que afecta al estómago y al intestino y cuyos síntomas incluyen cólicos, hinchazón y estreñimiento. Por desgracia, el SII puede ser estresante y doloroso y afectar a la calidad de vida de quienes lo padecen. No hay que olvidar que, en España, esta afección la sufre el 20% de la población. Pero, ¿Cuál es la causa de esta enfermedad? Pues, todavía en la actualidad se desconoce la causa exacta de la espasticidad del colon a pesar de la gran cantidad de personas que lo padecen. Además, tampoco existe una cura definitiva para el SII, pero hay varias estrategias que pueden ayudar a aliviar sus síntomas y mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen.
Síntomas del Síndrome del Intestino Irritable (SII)
Los síntomas difieren de una persona a otra, y van de leves a graves, pero la mayoría de las personas tiene síntomas leves. Pero, ¿Cómo saber si uno padece este síndrome? Se dice que una persona tiene este síndrome cuando los síntomas han estado presentes por al menos 3 días al mes durante un período de 3 meses o más. Los síntomas principales incluyen:
- Dolor abdominales y calambres
- Gases
- Llenura o hinchazón
- Distensión
- Cambios en los hábitos intestinales. Puede tener diarrea (SII-D) o estreñimiento (SII-E).
El dolor y otros síntomas con frecuencia se reducirán o desaparecerán después de una deposición. No hay que olvidar que las personas con este síndrome pueden alternar entre estreñimiento y diarrea o, en su mayor parte, tener una u otra afección. Y, en general, los síntomas pueden empeorar durante unas semanas o un mes y luego disminuyen durante algún tiempo. En otros casos, los síntomas están presentes la mayor parte del tiempo.
Causas del Síndrome de Intestino Irritable
Las razones por las que se presenta el SII no son claras. Entre otras cosas, se puede presentar después de una infección intestinal bacteriana o por parásitos (yardiasis), lo que se denomina SII posinfeccioso. Igualmente, puede haber otros desencadenantes, incluso el estrés.
Pero tampoco hay que olvidar que el intestino está conectado al cerebro por señales hormonales y nerviosas que van y vienen entre el intestino y el cerebro, lo que afecta el funcionamiento intestinal y los síntomas. Los nervios pueden volverse más activos durante momentos de estrés. Esto puede provocar que los intestinos sean más sensibles y se compriman o se contraigan más.
Además, es importante recordar que este síndrome se puede presentar a cualquier edad. A menudo comienza en la adolescencia o a principios de la vida adulta y es dos veces más común en las mujeres que en los hombres. Pero es menos probable que se desarrolle en adultos de más de 50 años. Entonces, ¿Cuáles son las posibles causas de su aparición?
- Contracciones musculares en el intestino: Las paredes de los intestinos están revestidas de capas musculares que se contraen a medida que la comida se desplaza por el tubo digestivo. El SII puede hacer que estas contracciones sean más fuertes y duraderas, lo que puede dar lugar a gases, hinchazón y diarrea. También puede darse el caso de que las contracciones sean demasiado débiles, lo que hace que la comida pase más despacio y que las heces se vuelvan más duras y secas.
- Sistema nervioso: Los problemas neurales del sistema digestivo pueden hacer que el cuerpo reaccione de manera exagerada a ciertos cambios que ocurren de forma habitual durante la digestión. Esto se traduce en dolor, diarrea o estreñimiento.
- Infección grave: El SII puede desarrollarse como resultado de un episodio grave de diarrea provocado por un virus o bacteria, como la gastroenteritis. Además, se cree que también podría estar asociado a un sobrecrecimiento bacteriano en los intestinos.
- Estrés precoz: Las personas expuestas a unos altos niveles de estrés o sucesos traumáticos tienden a tener más síntomas.
- Cambios en la flora intestinal: Estos cambios pueden darse en las bacterias, hongos y virus que normalmente residen en el intestino y que juegan un papel importante en la salud. Las investigaciones demuestran que la flora intestinal de quienes tienen SII puede diferir de la del resto de personas.
Desencadenantes
Quienes sufren SII verán que hay ciertas cosas que pueden empeorar los síntomas.
- Comida: Ciertas bebidas y alimentos pueden empeorar los síntomas del SII. Tal es el caso del trigo, los lácteos, los cítricos, las legumbres, la col, la leche y las bebidas carbonatadas.
- Estrés: Los síntomas tienden a agravarse o volverse más frecuentes durante los periodos de mayor estrés. Sin embargo, esta no provoca SII, solo lo empeora.
Factores de riesgo
Muchas personas presentan síntomas de SII de manera ocasional, pero unas son más propensas que otras a sufrirlos. Entonces, ¿Cuáles son los factores de riesgo?
- Ser mujer: El SII es más frecuente en mujeres. La terapia de estrógeno antes o después de la menopausia también es un factor de riesgo para desarrollar esta afección.
- Antecedentes familiares: Si bien la alimentación y el estilo de vida pueden influir, los estudios demuestran que el SII también puede ser hereditario.
- Ser joven: El SII suele ser más común entre los menores de 50 años.
- Problemas de salud mental: La ansiedad, la depresión y otros problemas mentales también pueden influir en el desarrollo de este síndrome.
Complicaciones del Síndrome del Intestino Irritable
El SII también puede surgir a raíz de otras complicaciones, como la diarrea o el estreñimiento crónicos, lo que a su vez puede provocar hemorroides. Pero además, quienes presentan síntomas moderados o severos de SII suelen tener una peor calidad de vida. Los estudios incluso apuntan a que las personas que padecen este problema llegan a faltar el triple al trabajo. Y no hay que olvidarse de los cambios de humor ya que vivir con SII puede dar pie a la depresión o a la ansiedad. Asimismo, esto puede empeorar los síntomas del síndrome.
Consejos para vivir con Síndrome de Intestino Irritable
- Cambios de dieta: Los alimentos suelen uno de los desencadenantes más habituales de los síntomas del SII, por lo que no estaría de más apuntar lo que se come para detectar cuáles sientan peor. No hay que olvidar que muchas personas con SII encuentran alivio al reducir el consumo de alimentos altos en FODMAPs, un grupo de carbohidratos que pueden ser difíciles de digerir. Los FODMAPs incluyen ciertos azúcares presentes en alimentos como las legumbres, ciertos vegetales, lácteos y edulcorantes artificiales.
- Es recomendable el consumo de fibra soluble ya que ablanda las heces y ayuda a mejorar el estreñimiento.
- Se debe evitar el consumo de alcohol y tabaco ya que pueden dañar la mucosa intestinal.
- Mayor actividad física: Hacer deporte con regularidad puede ayudar a paliar los síntomas ya que el ejercicio estimula las contracciones intestinales y reduce el estrés. Por ello, se recomienda realizar al menos 30 minutos de ejercicio moderado, como caminar, nadar o andar en bicicleta, la mayoría de los días de la semana.
- Menos estrés: Practicar la consciencia plena y la relajación puede ayudar a interpretar mejor las sensaciones corporales sin estrés lo que, a su vez, puede contribuir al bienestar físico y mental. El motivo es que el estrés y la ansiedad pueden exacerbar los síntomas del SII. Técnicas de relajación como la meditación, el yoga y la respiración profunda pueden ser muy beneficiosas. La terapia cognitivo-conductual (TCC) también ha demostrado ser eficaz para reducir los síntomas al ayudar a los pacientes a manejar mejor el estrés y cambiar patrones de pensamiento negativos.
- Suplementos y medicación: Si la relajación o los cambios de estilo de vida y alimentación no ayudan, puede que el médico recomiende tomar suplementos de fibra, laxantes u otros medicamentos. Además, los probióticos, que son bacterias beneficiosas para el intestino, pueden ayudar a equilibrar la flora intestinal y reducir los síntomas. En algunos casos, los médicos pueden recetar antiespasmódicos para aliviar el dolor abdominal o laxantes y antidiarreicos según los síntomas predominantes.
- Terapia: Si los síntomas persisten tras probar todos estos métodos, se puede intentar recurrir a la terapia cognitivo-conductual para entender mejor cómo se relacionan con el miedo o el estrés. También permitirá aprender a identificar y modificar las respuestas físicas a estos estímulos para paliar los síntomas.
- Terapias alternativas: Las terapias alternativas, como la acupuntura o los masajes terapéuticos, también parecen ayudar a gestionar los síntomas del SII.

