
La psicología del color, un campo que ha sido explorado por expertos como Johann Wolfgang von Goethe y Faber Birren, estudia cómo los colores afectan nuestras percepciones, emociones y comportamientos. Este análisis ha revelado que la elección de ciertos colores puede estar relacionada con la inteligencia de las personas, ya que los colores que preferimos no solo tienen un impacto en cómo nos perciben los demás, sino que también pueden reflejar aspectos profundos de nuestra personalidad. Diferentes estudios han demostrado que los colores que elegimos para vestir o para decorar nuestros espacios también pueden influir en nuestro estado de ánimo y en cómo enfrentamos los desafíos del día a día.
Colores oscuros y su relación con la inteligencia
Según la psicología del color, los colores más oscuros, como el negro, el gris y el marrón, tienden a ser preferidos por personas con puntuaciones más bajas en pruebas de inteligencia emocional o creativa. El negro, aunque se asocia con autoridad y elegancia, también puede proyectar una imagen de negatividad o pesimismo. Este color, aunque elegante, suele estar relacionado con emociones como el miedo o la tristeza, lo que puede afectar a la manera en que interactuamos con los demás.
Steve Jobs, el genio detrás de Apple, era conocido por su look icónico de jersey negro, y aunque el negro reflejaba autoridad y minimalismo, también transmitía una imagen algo distante. A pesar de su brillantez, Jobs podía ser percibido como una figura compleja, un contraste entre creatividad y una personalidad exigente.
El gris, por su parte, está vinculado a una menor motivación y energía, lo que puede reflejar niveles más bajos de rendimiento intelectual y falta de iniciativa. En cuanto al marrón, se asocia con una menor creatividad y dificultades en la resolución de problemas, lo que lo convierte en una elección menos común entre personas que necesitan enfrentar situaciones desafiantes o innovadoras.
Tonos claros y mayor coeficiente intelectual
En contraste, los tonos más claros, como el azul y el blanco, están relacionados con personas de mayor coeficiente intelectual. El azul, que simboliza tranquilidad y confianza, es un color frecuentemente vinculado a personas inteligentes y con habilidades analíticas. Es un color muy utilizado en ámbitos profesionales y corporativos debido a su capacidad para transmitir serenidad y fiabilidad.
Por ejemplo, Bill Gates, fundador de Microsoft y uno de los grandes innovadores tecnológicos de nuestro tiempo, a menudo se le ve vistiendo tonos de azul en conferencias y eventos públicos. El azul proyecta su imagen de persona confiable, tranquila y analítica, cualidades que han sido clave en su éxito.
Asimismo, el blanco, símbolo de pureza y perfección, proyecta una imagen de serenidad y claridad mental, lo que refuerza la percepción de que quienes prefieren estos colores suelen tener una mayor capacidad cognitiva y una visión optimista de la vida. Albert Einstein, conocido no solo por su intelecto sino también por su estilo sencillo, a menudo vestía ropa blanca o tonos claros, lo que reflejaba su enfoque simple pero profundo ante la vida y la ciencia.
La elección de colores y sus implicaciones
La elección de colores, según la psicología del color, no solo refleja preferencias estéticas, sino que también puede ser un indicador de inteligencia y habilidades emocionales. Esto amplía nuestra comprensión sobre cómo las tonalidades que elegimos influyen en la imagen que proyectamos y en cómo somos percibidos en diferentes contextos sociales y profesionales. Por ejemplo, elegir colores más claros en una entrevista de trabajo o en situaciones de alta presión puede ayudar a proyectar confianza y competencia, mientras que los tonos oscuros podrían transmitir distancia o inseguridad.

