
Desde el origen de la humanidad han existido numerosos mitos y leyendas alrededor de la Luna, también ha sido musa de grandes teorías científicas. Tan influyente es que, a través de ella se han justificado religiones y creencias, desarrollado modos de vida y creado arte en una línea que va desde los rituales neandertales hasta la poesía de Federico García Lorca. Sin embargo, este efecto podría no descansar únicamente en el campo de lo cultural y astrológico y conviene observar si tiene alcance médico, natural, humano e, incluso, científico.
Desde hace ya muchos años son conocidas las relaciones entre las mareas y la Luna: las olas de mares y océanos suben y bajan junto con las fases de la luna. Lo mismo sucede con especies marinas, como los gusanos marinos y los arrecifes de coral e, incluso algunos peces encuentran sincronizados su ciclo reproductivo con los ciclos lunares. Y fuera del agua por qué no iban a poder encontrarse nexos relevantes con las personas. Se sabe también que gente de todo el mundo considera que la Luna llena altera el cuerpo y la mente, por ejemplo, volviendo a la gente violenta y errática. No hay que olvidar que la propia palabra "lunático", después de todo, deriva del término "luna". Por ello, el efecto de la Luna va más allá de las mareas y afecta a numerosos seres vivos como corales, gusanos erizados, erizos de mar, moluscos, peces y cangrejos desovan alrededor de la luna llena, probablemente debido al aumento de la luz. Sin embargo, los investigadores llevan tiempo desestimando estas afirmaciones en humanos.
Hay que recordar que una de las mentes más portentosas de la antigüedad, el filósofo griego Aristóteles, creía que fenómenos como la locura o la epilepsia eran causadas por la Luna. En general, en muchas culturas, se ha asociado la Luna con comportamientos extraños, insomnio, aumento de nacimientos e incluso con la transformación en criaturas míticas como hombres lobo. Pero con el tiempo el influjo del satélite en las personas comenzó a pasar el límite de la ficción y confundirse con la realidad. A día de hoy, muchísimas personas adjudican cambios en los estados de ánimo, discusiones, conflictos familiares y hasta crímenes, a la luna llena. Pero, ¿qué dice la ciencia sobre este tema? Hay una parte de verdad, pero menos mágica y más fáctica y es tan sencillo como que si no se descansa bien durante una noche con mucha luminosidad.... la falta de descanso será el problema.
¿En qué afecta la luna a la salud?
Generalmente, uno de los argumentos más comunes es que la luna llena puede alterar el sueño, de hecho, algunos estudios sugieren que durante las noches de Luna llena las personas experimentan más dificultades para dormir o tienen un sueño de menor calidad. De hecho, un estudio publicado en 2013 encontró que las personas tardaban más en quedarse dormidas y dormían menos profundamente durante las noches de Luna llena. Además, la actividad cerebral reveló que la cantidad de sueño se redujo en un 30% la noche de Luna llena.
Pero, ¿puede producir cambios en el sistema cardiovascular? Si la Luna, según se acerca a la Tierra, provoca un cambio en la atracción gravitacional que se traduce en el patrón de las mareas, podría pensarse que también altera el ciclo de los líquidos que se encuentran dentro del cuerpo. Esta pregunta llevó a un grupo de científicos a publicar una investigación en 2013, sustentada en un experimento cuyos participantes eran estudiantes universitarios masculinos. Lo que se determinó fue que la presión arterial cae en torno 5 mmHg durante las fases de Luna nueva y llena, además de un descenso del ritmo cardíaco. No obstante, posteriormente otro análisis de 2020 vino a decir lo contrario, que no existía diferencia significativa en el desempeño atlético.
Otra creencia popular es que la luna llena puede influir en lo que respecta a la agresión y la violencia. Algunos informes de hospitales y cuerpos policiales mencionan un aumento de incidentes durante esta fase lunar, pero los diferentes estudios no han encontrado pruebas sólidas para respaldar esta idea. Es probable que este mito se deba a un sesgo de confirmación: las personas tienden a recordar comportamientos inusuales durante la Luna llena porque están predispuestas a creer que hay una relación.
Además, hasta el día de hoy se repite que las embarazadas tienen más probabilidades de parir en una Luna llena, aunque las evidencias científicas sobre nacimientos en las diferentes fases lunares sean inconsistentes. Y también se cree que la Luna llena influye en el ciclo menstrual de las mujeres debido a la similitud en la duración de ambos ciclos.
Pero, ¿afecta el ciclo lunar a la salud mental? Una noche de luna llena ilumina las calles de forma notoria. El cuerpo humano, y especialmente el ojo, ha adaptado sus eones de la exposición a la luz normalizando unos patrones en función de las horas en las que ‘debe’ haber luminosidad y en las que ‘tiene que’ existir oscuridad. Una variación de esto se traduce en el desarrollo de ritmos circadianos, que afectan a muchos sistemas del cuerpo. Una alteración de los mismos puede conllevar ciertos trastornos, entre los que destacan:
- Ansiedad
- Trastorno bipolar
- Depresión
- Esquizofrenia
La pregunta es: ¿la iluminación lunar es suficiente para romper el ritmo circadiano? Y la respuesta es que, según la evidencia científica, no. Así lo han justificado diferentes análisis en los que se han revisado las visitas a hospitales por este tipo de trastornos durante estos periodos y no hubo cambio alguno.
¿Cómo afecta la Luna a la Tierra?
La Luna afecta a la Tierra de muchas formas. En primer lugar, la luz: la Luna llena aparece cada 29,5 días y la nueva 14,8 días después. En segundo, su atracción gravitacional genera las mareas oceánicas que suben y bajan cada 12,4 horas. La altura de los océanos, pues, sigue ciclos de aproximadamente dos semanas: uno de 14,8 días, que es impulsado por la atracción combinada de la Luna y el Sol, y el llamado "ciclo de declinación" que dura 13,7, provocado por la posición de la luna en relación al ecuador terrestre.
Precisamente, son en estos ciclos bimensuales con los que parecen estar sincronizado el estado anímico de las personas, especialmente aquellos con algún tipo de trastorno o problema mental. Hay que destacar que no necesariamente se pasa de la depresión a la euforia cada 13 o 14 días, sino que tiende a ocurrir durante una determinada fase del ciclo de las mareas. Otra de las explicaciones es que estas oscilaciones de temperamento podían estar debidas a trastornos relacionados con el sueño. Esto es particularmente cierto en el caso de pacientes bipolares, los cuales desencadenan los episodios por la interrupción del sueño o los ritmos circadianos. En este sentido, a medida que el tiempo de vigilia se atrasa de forma constante mientras que el de sueño sigue igual, lo que significa que la cantidad de tiempo que se duerme crece más tiempo hasta que llega un punto en el que se corta abruptamente. Este "salto de fase" está relacionado con el comienzo de los episodios, pero no cree que se deba a la luz del satélite. En general, hay tanta contaminación lumínica que es imposible pensar que los cambios los origine la luz lunar. Más bien, se debe a la atracción gravitacional.
La Luna desencadena fluctuaciones muy sutiles en el campo magnético de la Tierra al que algunas personas pueden ser muy sensibles. Hay que recordar que los océanos son conductores de electricidad porque están hechos de agua salada, y a medida que fluyen con las mareas, tienen un campo magnético asociado a ellas. Sin embargo, el efecto es imperceptible, por lo que no se tiene claro que pueda inducir cambios biológicos en seres humanos. Aunque en el caso del Sol sí que sucede algo parecido durante las épocas de tormentas solares, en las los accidentes cerebrovasculares, infartos, brotes esquizofrénicos o suicidios son más frecuentes.
Un reciente estudio demostró que cuando las personas estaban expuestas a cambios en el campo magnético, experimentaron fuertes disminuciones de actividad en las ondas alfa del cerebro, las que se producen cuando uno está despierto pero que no realizan ninguna tarea en concreto, por lo que puede ser un subproducto de la evolución o meros cambios sutiles en la química del cerebro que apenas son perceptibles. Otra posibilidad es que, al igual que ocurre con las mareas, la Luna afecte como seres formados por agua. Esto es porque el volumen de las moléculas de agua, incluso si está en un rango muy pequeño, responderá a cualquier pequeño cambio gravitacional. Como consecuencia, habrá un movimiento de estas moléculas a través de los canales de agua, lo que significa que el fluido acuático se moverá desde el interior de la célula hacia el exterior o viceversa, dependiendo de la fuerza gravitacional, y esto podría tener un efecto en el organismo.
Mareas cambiantes
Investigar el efecto de la Luna en la salud humana no es sólo una cuestión de curiosidad científica. El motivo es que podría conducir a una comprensión más profunda de la salud humana; a mejores enfoques de entrenamiento en atletas, cuyo rendimiento está relacionado con el sueño; y a nuevos enfoques de tratamiento para afecciones fuertemente ligadas al sueño, como el trastorno bipolar. De hecho, en muchos casos se podría aprovechar ese conocimiento para prevenir algunos síntomas de enfermedades que dependen en gran medida de la cantidad de sueño que se tenga.
Después de décadas de descartar por completo esta idea, estos nuevos resultados están empujando a los científicos a determinar de forma concluyente si los humanos son realmente capaces de detectar los cambios lunares de alrededor y, en caso afirmativo, cómo se perciben.

