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¿Cuáles son los peores hábitos de cocina?

Cocinar es algo que se realiza diariamente, unos con gusto y otros por necesidad. Pero, ¿cuáles son los errores más comunes?

Cocinar es algo que se realiza diariamente, unos con gusto y otros por necesidad. Pero, ¿cuáles son los errores más comunes?
cocina, cocinar, llama | Pixabay/CC/Engin_Akyurt

Cuando uno empieza a cocinar, ya sea para sí mismo o para otras personas, suele creer que ha adquirido unos buenos hábitos culinarios y piensa en mejorar sus habilidades en la cocina. Habitualmente pone en práctica novedades que ha visto en la televisión o las redes sociales. Pero la mayoría de las personas son susceptibles a sufrir percances a diario, pasos en falso y recetas cuestionables. Pero, ¿cuáles son los peores hábitos que se pueden adquirir a la hora de cocinar?

Antes de ponerse a cocinar creyendo que uno es cocinero de estrella Michelín debe saber que los hábitos en la cocina juegan un papel fundamental no solo en la calidad de las comidas, sino también en la salud y seguridad de quienes las preparan y quienes las van a consumir. Esto es porque algunos malos hábitos pueden llevar a enfermedades, contaminación cruzada o comidas poco nutritivas. ¿Cuáles son los errores más comunes? Desde destrozar sartenes antiadherentes con utensilios de metal hasta adivinar cantidades y leer recetas a medias.

  • No leer la receta correctamente: En ocasiones ocurre que uno se pone a preparar los ingredientes para una nueva receta y, cuando empieza a leer los pasos a seguir, se da cuenta de que se debió marinar la carne al menos dos horas o algo similar. En este punto las posibilidades de improvisar son pocas, por lo que, antes de comprar los ingredientes, hay que asegurarse de leer todos los pasos de la receta, no solo la lista de ingredientes, así se podrá planear con tiempo suficiente.
  • Adivinar las cantidades: "Un poco de esto y un poco de aquello" puede funcionar bien en algunos platos salados, pero no sirve por ejemplo a la hora de hornear. Por este motivo hay una razón por la que la mayoría de las recetas se prueban antes de publicarse y es que hay que ser riguroso con las cantidades para garantizar que todo funcione.
  • Abrir la puerta del horno a mitad de la cocción: La impaciencia es la causa principal de muchas pesadillas en la cocina, especialmente cuando se trata de la temperatura del horno y la cocción. Es natural querer ver cómo va esa receta que está en el horno, pero cada vez que se abre la puerta, el horno se enfría y la temperatura tarda en volver a subir. Esto no solo es ineficiente, si no que alarga el tiempo de cocción. También significa que una variedad de preparaciones, desde merengues hasta pan, pueden fallar por completo.
  • No calentar la sartén lo suficiente antes de cocinar: Una sartén caliente sella la carne adecuadamente, caramelizándola y dorándola, lo que mejora tanto la apariencia de la carne como la complejidad de su sabor. No calentar la sartén lo suficiente significa perder todo ese potencial, pero no solo sirve para la carne sino para la mayoría de los alimentos.
  • Llenar de más la sartén: Esto también aplica para cocinar en el wok. Gran parte de lo que se busca al freír es agregar color y cocinar los alimentos de manera uniforme y completa. Llenar la sartén con ingredientes no solo significa que algunos no tocarán el fondo, sino que algunos se cocinarán al vapor o hervirán en su propio jugo. Está bien si se quiere comida al vapor, pero no si lo que se busca es desarrollar ese sabor único que se adquiere al dorar los alimentos.
  • Agitar demasiado la sartén mientras se cocina: Muchos alimentos se benefician del contacto con el fondo del sartén para obtener sabor y color. Pero batir constantemente los ingredientes les priva de ese contacto, por lo que es importante dejar freír los ingredientes y cuando estén listos, usar la sartén para mezclarlos. ¿Cómo se hace? Hay que levanta la sartén en un ligero ángulo, empujarlo hacia el frente y luego volver a subirlo en un movimiento circular.
  • Subestimar la lentitud con la que se cocina en una olla de cocción lenta: La mayoría de las recetas para la olla de cocción lenta se divide en cocción a temperatura alta o baja, pero incluso las recetas más rápidas cocinadas a temperatura alta aún tomarán al menos dos horas.
  • No probar el plato mientras se cocina: Cuando se prepara cualquier receta, dulce o salada, es importante probarla durante su preparación. Sino, ¿cómo se sabrá si tiene suficiente sal, azúcar o acidez? Es posible que se tenga suerte al cocinar platos que se conocen de memoria, pero si se está probando algo nuevo, es esencial probarlo a medida que se cocina.
  • Lamer la cuchara que se está usando para cocinar: Si se cocina solo para uno podría no pasar nada, pero si se cocina para más personas... es simplemente antihigiénico. Si se desea probar el plato que se está cocinando, lo mejor es utilizar una cuchara diferente y nunca sumergirla dos veces, si se quiere hacer eso hay que lavarla o usar otra cuchara.
  • Usar agua hirviendo para preparar café y té: Es una regla poco conocida que el té y el café no se deben cocinar en agua hirviendo. El motivo es que, cuando el agua está muy caliente, quema el café y las hojas de té, lo que resulta en una bebida con notas amargas. Usar agua ligeramente por debajo del punto de ebullición resulta en una infusión mucho más delicada y sabrosa.
  • No sazonar lo suficiente durante la cocción: Cuando se habla de sazonar, se hace referencia a la sal y la pimienta, ya que ambos son condimentos esenciales a la hora de equilibrar un plato, pero también a las hierbas y especias utilizadas en cada receta.
  • Usar hierbas y especias viejas: Todo el mundo tiene una gran variedad de hierbas y especias que no siempre ven la luz del día, lo que significa que cuando salen no siempre están en las mejores condiciones. Si una mezcla de especias sale del frasco en un bulto sólido, es mejor tirarla. Lo mejor es usar hierbas frescas cuando se pueda, y comprar las especias en pequeñas cantidades para obtener el máximo sabor.
  • Sobrecalentar el aceite: Cuando el aceite se calienta demasiado, libera sustancias tóxicas como la acroleína, que además de alterar el sabor de la comida, puede ser perjudicial para la salud.
  • Usar aceite de oliva extra virgen para freír: El aceite de oliva virgen extra tiene un punto de humo más bajo que otros tipos de aceite, por lo que, si bien este material de alta calidad sabe muy bien sobre una ensalada, es inútil a la hora de freír e incluso puede llegar a ser nocivo. Para freír es mejor usar aceites con un punto de humo más alto, como el aceite de canola o el de girasol.
  • Reutilizar aceites demasiadas veces: El aceite que ha sido reutilizado muchas veces puede volverse tóxico ya que, al calentarse repetidamente, el aceite se degrada y produce compuestos dañinos para la salud. Lo recomendable es cambiarlo después de haberlo usado unas pocas veces.
  • Descongelar alimentos a temperatura ambiente: Muchas personas tienen el mal hábito de dejar los alimentos congelados, especialmente carnes, fuera del refrigerador para que se descongelen. Esto es peligroso porque favorece el crecimiento de bacterias. La manera correcta de descongelar es en el refrigerador o usando el microondas.
  • No dejar reposar la carne antes de servir: Dorar una chuleta de cerdo o cordero añade mucho sabor, pero también tensa la carne. Para obtener los mejores resultados, hay que retirar la carne del sartén o del horno una vez cocinada, cubrirla con papel de aluminio y dejarla reposar durante unos 10 minutos. ¿Por qué hacer esto? Porque en ese tiempo la carne se relajará y los jugos se redistribuirán uniformemente en su interior, además evitará que los filetes cocinados a medio punto se desangren en el plato.
  • No lavarse las manos adecuadamente: La cocina es un lugar donde se tocan múltiples superficies y alimentos diferentes. Las manos deben lavarse con agua y jabón antes de cocinar, después de tocar alimentos crudos y después de utilizar utensilios sucios. Este simple hábito reduce significativamente la propagación de gérmenes.
  • Mala manipulación de los alimentos crudos: Como la carne, el pollo o el pescado. Cortar estos productos en la misma tabla sin lavar antes otros alimentos, como verduras o frutas, genera contaminación cruzada, propagando bacterias que pueden causar serias enfermedades. Por este motivo, es importante usar tablas de cortar separadas o limpiarlas rigurosamente entre usos.
  • No lavar las frutas y verduras: A menudo uno olvida lavar frutas y verduras. Pero es una buena práctica lavar todo, enjuagando cualquier pesticida, bacteria y mugre, reduciendo las posibilidades de enfermar. También hace que sea mucho menos probable que alguna oruga o cualquier otro insecto terminen accidentalmente en la ensalada.
  • Lavar pollo y otras carnes crudas: La necesidad de lavar la carne cruda, como el pollo o el pavo, es una noción anticuada e innecesaria. Enjuagar la carne solo consigue salpicar bacterias por toda la cocina, el fregadero, los paños y los utensilios. Lo mejor es preparar los alimentos siguiendo buenas prácticas de higiene básica y cocinar el pollo a la temperatura adecuada para evitar la contaminación.
  • Cocinar la carne directamente de la nevera: Es un error que todo el mundo ha cometido alguna vez, principalmente porque se olvida de sacar la carne con tiempo. Sacar las carnes crudas de la nevera y ponerlas directamente en el sartén significa que el riesgo de que la carne esté demasiado cocida por fuera y aún cruda en el medio es más alto. Lo mejor es sacar la carne de la nevera aproximadamente media hora antes de cocinarla para que pueda alcanzar la temperatura ambiente.
  • Guardar alimentos sin tapar: Pocas cosas más desagradables en la cocina que abrir el refrigerador e inhalar un aroma proveniente de toda clase de alimentos. Nunca hay que guardar algo sin tapar completamente.
  • Dejar la mantequilla descubierta: La mantequilla absorbe los olores rápidamente, así que captará el sabor de cualquier cosa con un fuerte aroma que este en la nevera. Para evitar esto, lo mejor es refrigerar la mantequilla en su paquete original dentro de una bolsa de plástico resellable o usar un plato de mantequilla cubierto.
  • Pre-cocinar las láminas de lasaña: A pesar de que la mayoría de las personas son cocineros impacientes que a menudo quieren cocinar más rápido, por alguna razón, muchos deciden agregar el paso innecesario de pre-cocinar las láminas de lasaña. Algunos insisten que es esencial, sin embargo, si se tiene suficiente salsa en la lasaña para cubrir la pasta y se hornea durante al menos 20 minutos, las láminas se cocerán en el horno. Si se cocinan antes se corre el riesgo de cocinar en exceso la pasta y convertirla en un desastre.
  • Asar los alimentos cuando las llamas están ardiendo: Con la llegada del buen tiempo proliferan las barbacoas pero, a menudo se pone la carne a la parrilla demasiado pronto mientras las brasas todavía están provocando llamas. ¿El resultado? La carne, y las verduras rápidamente se queman por fuera, pero quedan crudas por dentro. Por esto, es mejor esperar a que las llamas disminuyan y asar los alimentos con el calor residual de las brasas calientes.
  • Desperdiciar comida buena: Es importante no confundir las fechas de consumo recomendado con las fechas de caducidad: la primera es simplemente una guía, mientras que se debe tener cuidado con la segunda. El desperdicio de alimentos es un gran problema en todo el mundo ya que significa que uno está pagando por alimentos que no consume, lo que tampoco tiene mucho sentido. Además, hay innumerables formas de usar los alimentos que ya han pasado su mejor momento.
  • Usar utensilios metálicos en sartenes antiadherentes: Las sartenes antiadherentes son más fáciles de usar para cocinar, servir y limpiar, y un regalo del cielo para hacer platos como huevos y pescado, que se pegan fácilmente. También son excepcionales si se quiere cocinar comidas más saludables, usando menos grasa como aceite o mantequilla. Sin embargo, hay una forma muy rápida de arruinarlos y es con los utensilios de metal ya que destrozan la capa antiadherente, acortando rápidamente la vida útil de la sartén.
  • Usar cuchillos sin filo: Los cuchillos sin filo no solo requieren más esfuerzo para lograr el mismo efecto que un cuchillo afilado, sino que también dificultan cortar de forma pareja. Con un cuchillo sin filo, cuanta más presión se aplique, más probabilidades habrá de lesionarse. Al contrario de lo que algunos creen, un cuchillo afilado es en realidad un cuchillo más seguro, ya que se tendrá mucho más control y precisión sobre los cortes.
  • Usar el cuchillo incorrecto: Uno de los mayores errores que cometen los cocineros caseros es no usar el cuchillo adecuado y solo usar uno para todo. Un cuchillo dentado es perfecto para cortar pan, pero también es bueno para cortar productos blandos como tomates y fresas, y para cortar alimentos más grandes y resistentes. Los cuchillos para pelar son ideales para trabajos delicados como pelar, quitar semillas y desvenar camarones, mientras que un cuchillo de chef de buena calidad es perfecto para cortar y rebanar.
  • Colocar sartenes antiadherentes en el lavavajillas: Pueden decir que son aptos para el lavavajillas, pero las altas temperaturas y los productos químicos de limpieza fuertes comenzarán a desgastar el recubrimiento antiadherente de las sartenes y habrá que reemplazarlos mucho antes.
  • Usar la misma tabla de cortar o cuchillo para carne y verduras crudas: Claro, es posible que vayan en la misma sartén, pero hay que tener una tabla de cortar separada para la carne cruda, para evitar la contaminación cruzada. Hay que recordar que la carne cruda o poco cocida es una de las principales causas de intoxicación alimentaria y tener diferentes tablas de cortar y cuchillos para verduras y carne reducirá el riesgo de contaminación.
  • Dejar que los animales se acerquen a la comida: ¿Es posible saber dónde han estado las patas de un gato todo el día? No hay que dejar que los gatos, perros o cualquier otro animal camine sobre la mesa o la superficie de la cocina y, por supuesto, no hay que dejar que lama los productos o los utensilios de cocina si se quieren evitar las bacterias.
  • No limpiar las superficies después de cocinar: Esto es especialmente importante si se ha preparado y cocinado carne cruda, pero generalmente es un buen hábito. Limpiar y desinfectar las superficies después de cocinar es clave para evitar que las bacterias se propaguen, pero no solo eso sino que la falta de migas, azúcar y otros trozos de comida en los mostradores también mantendrá a raya las plagas como hormigas y moscas. Lo mismo ocurre con las esponjas, es importante cambiar las esponjas y paños de cocina con regularidad para que no absorban bacterias y las propaguen por toda la cocina.

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