
El pasado 22 de septiembre comenzó el otoño, y con él llega el cambio de hora, amado por muchos y odiado por otros tantos. La madrugada del sábado 26 de octubre se podrá dormir una hora más, puesto que a las 03:00 horas de la mañana serán las 02:00. Con este cambio se pasa definitivamente al horario de invierno.
Esta práctica se repite dos veces al año, una a finales de octubre y otra a finales de marzo. El objetivo de este cambio es el ajuste del reloj de acuerdo a las horas de luz para mejorar la eficiencia energética. Lleva realizándose desde 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo. Esta medida se estableció para consumir menos electricidad en iluminación.
En España, existen asociaciones que piden la abolición de esta medida respaldándose en estudios que aseguran que el ahorro energético es insignificante y que los efectos negativos para la salud y economía son considerablemente mayores.
ARHOE, Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, lleva pidiendo años la cancelación del cambio de hora alegando que "esta medida de 1976 ha quedado completamente obsoleta". Además, creen que si hay que dejar algún cambio debe ser el de invierno, dado que la gente se puede despertar con "un poco de luz y la sensación es más natural".
La semana pasada, más de 200 organizaciones se unieron para firmar la declaración de Barcelona, que reclama la abolición de este cambio. Todas estas quejas no son en vano, pues el cambio de hora tiene efectos negativos en la salud de los ciudadanos, según los expertos, especialmente a los jóvenes y a los ancianos.
Astenia otoñal
La astenia otoñal se manifiesta en forma de cansancio, apatía, mal humor, falta de apetito y debilidad física y mental como consecuencia de las dificultades del organismo para adaptarse a los cambios que producen las condiciones ambientales propias de esta época del año. Normalmente, tiene una duración leve y se produce por la imposibilidad de adaptarse bien al cambio de estación.
El cambio de hora incrementa esta astenia, pues muchas personas ven alterado su ciclo del sueño y vigilia, el insomnio, la somnolencia diurna, la irritabilidad y su capacidad de concentración.
Las más propensas a padecer astenia otoñal son las mujeres de entre 25 y 50 años. Sin embargo, hay expertos que niegan la existencia de este fenómeno. Según la psicóloga María González-Aller Zavala, esta astenia se crea cuando al disminuir las horas de luz solar se produce más melatonina. Esto provoca una sensación de somnolencia. A pesar de eso, la astenia otoñal no debería durar más de unos pocos días o semanas, cuando el organismo se ajusta a los cambios estacionales.

