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El gesto nocturno para ordenar los hechos del día y acabar con la rumiación mental

El secreto para el equilibrio emocional: un cierre consciente del día sin pantallas ni juicios, 10 minutos antes de dormir.

Mujer en la cama con insomnio. | Cordon Press

Hay numerosas cosas del día a día que no aparecen en manuales de éxito ni exigen grandes cambios de rutina, pero se repiten con frecuencia entre personas con una elevada fortaleza mental. Por ejemplo, algo que suelen realizar en los minutos previos al sueño es hacer un cierre consciente del día, lejos de pantallas y sin juicios severos. Un gesto sencillo y rápido, que no lleva más de 10 minutos y que, según los especialistas, tiene un impacto directo en el descanso y en la forma de afrontar la jornada siguiente.

¿Qué implica cerrar el día? Consiste simplemente en repasar mentalmente la jornada con un enfoque práctico: qué salió razonablemente bien, qué decisión fue acertada o qué aprendizaje dejó una situación incómoda. También es importante diferenciar con claridad qué aspectos podrán controlarse al día siguiente y cuáles no dependen de ellos. La clave no está en forzar pensamientos positivos, sino en ordenar los hechos del día antes de ir a la cama.

El efecto sobre el descanso

Diferentes psicólogos especializados en regulación emocional explican que el cerebro consolida recuerdos y emociones durante el sueño. Por ello, acostarse con una narrativa clara reduce la rumiación mental, ese diálogo interno que suele activarse al apagar la luz. De hecho, este proceso ayuda a evitar que un solo error o contratiempo se convierta en la idea dominante del día.

Además, al contrario de lo que pueda parecer, no se trata de gratitud automática… este es un hábito realista. Hay que tener en cuenta que las personas mentalmente fuertes no niegan el cansancio, la frustración o las reacciones que no fueron las esperadas. De hecho, este tipo de personas reconocen lo difícil del día, pero añaden una pregunta que cambia el enfoque: qué se hizo bien dentro de esas circunstancias. Ese matiz permite una evaluación más equilibrada, sin caer en la autocrítica constante ni en el optimismo forzado.

Además, aunque pueda parecer mentira, este cierre consciente también influye en el comportamiento previo al sueño. El motivo es que, al reducir la carga emocional pendiente, disminuye la necesidad de recurrir a distracciones impulsivas como el uso prolongado del móvil o el retraso innecesario de la hora de dormir. El resultado suele ser un descanso más regular y un despertar con menor ansiedad anticipatoria.

Cómo incorporarlo a la rutina

Los especialistas coinciden en que no hace falta escribir ni seguir un esquema rígido. Tan solo hace falta apagar el teléfono, respirar de forma pausada y formular una sola pregunta: qué merece ser recordado del día, incluso si no fue fácil. Si alguna noche no surge una respuesta clara, no pasa nada. La constancia pesa más que la perfección.

Lo que hay que tener claro es que la fortaleza mental no se construye evitando los días difíciles, sino aprendiendo a cerrarlos mejor. Este pequeño hábito nocturno no elimina los problemas, pero impide que acompañen al descanso. En muchos casos, el equilibrio emocional no depende de cómo empieza el día, sino de cómo se termina.

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