Un estudio publicado en la web estadounidense de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en 2005 afirma que los perros pueden contagiarse de ébola y ser asintomáticos -es decir, no presentar síntomas visibles de esta enfermedad-.
El trabajo está firmado, entre otros, por el director general del Centro Internacional de Investigaciones Médicas de Franceville (Gabón), Eric Leroy.
Los científicos tomaron muestras de sangre a 439 perros durante el brote del virus que hubo en 2001 y 2002 en Gabón. Dividieron a los animales en cuatro grupos. Aquellos que habitaban en la zona de mayor intensidad del brote presentaron los porcentajes más altos de infección: 40 de los 159 perros de ese grupo estaban contagiados.
Los canes de estos pueblos se alimentaban de pequeños animales muertos o de los órganos internos de algunos animales salvajes cazados por los aldeanos. Para algunos animales salvajes, como gorilas y chimpancés, el virus es letal. Sin embargo, ninguno de los perros infectados presentaba los síntomas del ébola. Así, estos mismos perros podrían explicar algunos casos de humanos que habían sido contagiados y no se sabía cómo.
Además, el estudio afirma que el virus se transmite de su 'huésped original' a los seres humanas en condiciones específicas, pero desconocidas, y que las tasas de seroprevalencia -prevalencia global de una enfermedad transmitida por la sangre dentro de una población definida en un tiempo determinado- en los perros podría servir como un "indicador" del ébola en regiones en las que no se han producido muertes de animales o casos en seres humanos. En conclusión, el estudio demuestra que hay una gran probabilidad de que los perros puedan contagiar el ébola a las personas.
Leroy se refirió este martes al caso del perro español, y defendió su supervivencia, pero por motivos científicos. Afirmó en El País: "No hay que matar al perro de la contagiada de ébola, es importante para la ciencia".