
Futuro Vegetal es un colectivo que utiliza acciones de sabotaje y vandalismo para captar la atención de los medios de comunicación. En los últimos meses han lanzado pintura roja a la fachada del Congreso, han intentado parar la semifinal de la Copa del Rey o, este mismo lunes, han obligado a la Policía a detener el tráfico en la M-30 de Madrid. Su portavoz más visible llega de las filas de PACMA tras cambiarse el nombre; el objetivo es que todos nos convirtamos en veganos (Futuro Vegetal niega este objetivo) y su nivel de radicalización ya está bajo el radar de la Policía, que ha infiltrado agentes en el movimiento, según han denunciado los propios miembros de Futuro Vegetal.
Ellos se definen a sí mismos como "un colectivo de desobediencia civil y acción directa que lucha contra la crisis climática mediante la adopción de un sistema agroalimentario basado en plantas", según explican en su propia página web. Pretenden desterrar el consumo de carne y piden al Gobierno que elimine las subvenciones a la ganadería y "las emplee para promocionar alternativas social y ecológicamente responsables basadas en plantas para afrontar el necesario cambio de sistema alimentario".
Por un lado, utilizan "técnicas de sabotaje" junto con las propuestas de "desobediencia civil de alta intensidad sostenida" para "involucrar a la gente en el movimiento, acaparar las portadas de prensa y transmitir un mensaje". Además, presumen de haber aumentado su "número de rebeldes", contando con "más de cien personas a nivel estatal que están dispuestas a enfrentar procesos penales".
Por el momento, toda la filosofía de las tesis de Roger Hallam o Andreas Malm se han traducido en arrojar pintura roja contra la fachada y uno de los leones del Congreso, también intentaron pegarse con pegamento al atril de la Cámara Baja durante una visita rutinaria, derramaron más pintura roja en el salón del restaurante de Master Chef, también intentaron interrumpir la semifinal de la Copa del Rey saltando al césped del Santiago Bernabéu, ensuciaron un supermercado de Carrefour, se pegaron a los marcos de los cuadros de La maja desnuda y La maja vestida en el Museo del Prado y también a la barra del restaurante del zoológico de Benidorm.
En los vídeos no editados que ellos mismos publican se puede escuchar cómo los testigos presentes abuchean este tipo de actos vandálicos. Sin embargo, Futuro Vegetal insiste en que su lucha "cuenta con aceptación de gran parte de la ciudadanía y es necesaria para lograr la Justicia Climática".
Cofundador de PACMA con otro nombre
Bilbo Bassaterra es confundador de Futuro Vegetal. Sin embargo, ese no es su verdadero nombre. En las elecciones municipales de Cádiz de mayo de 2019 se presentó como cabeza de lista de PACMA con su nombre original: Eduardo Jesús Rovira del Río. Precisamente en esas elecciones, la formación animalista perdió un 0,6% de los apoyos con respecto a los comicios de 2015. El propio Eduardo Jesús Rovira se justificó por aquel entonces en el Portal de Cádiz asegurando: "Hacemos esto más como activismo que como función política".
Posteriormente, Eduardo (reconvertido ya en Bilbo) ofreció diversas entrevistas como abogado y portavoz de Rebelión o Extinción, otro "movimiento de desobediencia civil no violenta" contra la "crisis climática", surgido en 2018 en Reino Unido y extendido a otros países europeos. Y de ahí surgió la escisión Futuro Vegetal que pretende imponer el veganismo a los españoles a golpe de vandalismo.
Policía infiltrada
La estrategia de Futuro Vegetal no va a cambiar: "Seguiremos manteniendo un ritmo constante de acciones disruptivas de alta intensidad, planificando cortes de tráfico continuos y otras acciones por todo el territorio estatal durante las primeras semanas de 2023. Esto nos permitirá también aumentar la conflictividad social en un año de elecciones, por lo que nos dará una posición de poder para forzar al gobierno actual a cumplir nuestra demanda", según afirma Futuro Vegetal en su programa estratégico.
También pretenden llevar a sus miembros a los centros de producción de las empresas cárnicas y ocuparlos "hasta que quiebren" porque consideran que es la única manera de obligar a la "oligarquía" a aceptar el cese de las subvenciones para mantener vivo su negocio. "El equipo ya está cerrado y trabajando en ello", asegura la propia organización.
El nivel de radicalización de este movimiento ya está en el punto de mira de la Policía, que ha infiltrado a agentes tanto en Futuro Vegetal como en Rebelión o Extinción, según ha publicado El Salto, un medio digital de la esfera anticapitalista. Según esta misma fuente, los propios militantes detectaron hace un mes a Mavi, una agente de Policía encubierta que "llevaría meses" rondando los círculos de diferentes colectivos de Madrid, entre ellos Extinction Rebellion y Futuro Vegetal.


