La Dirección General de Derechos de los Animales ha publicado una extensa guía para ayudar a las entidades locales a crear los programas de gestión de colonias felinas, tal y como establece la Ley de Bienestar Animal. Uno de los episodios de esas directrices técnicas publicadas por el departamento de José Ramón Becerra está dedicado a la "mediación municipal en conflictos" y, más concretamente, a la figura del mediador entre gatos y vecinos.
En la guía, Derechos de los Animales explica que "la estrecha convivencia" de las poblaciones felinas con la población humana "hace necesario establecer figuras de mediación para la resolución de los posibles conflictos que puedan plantearse derivados de la presencia de gatos, de las acciones humanas o de las propias acciones de gestión" de las colonias felinas.
No hay que olvidar que la Ley de Bienestar Animal señala que las personas deberán respetar "la integridad, seguridad y calidad de vida de los gatos comunitarios", así como las instalaciones de comida y refugio. Y eso incluye a los propietarios de perros, que "deberán adoptar las medidas para evitar que la presencia de éstos pueda alterar" a los gatos. Y, en caso de conflicto, la ley prohibe reubicar a los gatos en otra zona (salvo casos de fuerza mayor).
Como es muy posible que haya vecinos hartos de maullidos, bufidos, olores y otros problemas de salud pública, el Gobierno señala en su guía que "la entidad local deberá definir a la persona o departamento que gestionará la mediación" entre gatos y vecinos, "según los recursos o perfiles disponibles".
Además, añade, los ayuntamientos deberán "establecer un procedimiento por el que cualquiera de las partes implicadas pueda contactar con este servicio de mediación, así como unas pautas mínimas de funcionamiento para la casuística más habitual que exija la activación de este servicio".
Vecinos, cuidadores y propietarios
La guía recoge tres grandes bloques de actuaciones que tendrá que afrontar el mediador local: la mediación con los ciudadanos, con los cuidadores oficiales y con los propietarios de terrenos privados en los que haya colonias felinas.
A la hora de mediar con los vecinos, este servicio (o responsable) tendrá que lidiar con "personas afectadas por la presencia de gatos comunitarios, personas que hayan podido tener conflictos con personas cuidadoras o con personal municipal en este contexto, así como con aquellas que se dirijan a la entidad local para plantear cuestiones sobre la gestión de las colonias".
También tendrán que mediar con las personas que, de forma espontánea, se dedican a dar de comer a los gatos callejeros, porque sus acciones pueden perjudicar la evolución del programa de gestión.
El servicio también tendrá que activarse cuando se detecten malas prácticas por parte de los cuidadores oficiales y para "reconducir las situaciones complicadas y para mantener un correcto sistema de gestión".
Y con respecto a las colonias felinas que estén en zonas privadas, "el servicio de mediación será fundamental para lograr los acuerdos necesarios para gestionar los gatos comunitarios y las colonias" ubicadas en terrenos particulares.